Por Álvaro J. Álvarez. Exclusivo para LIBRE
Santa Ángela de Merici, italiana nacida el 21 de marzo de 1474 su padre Giovanni Merici y su madre Caterina Biancosi.
Falleció el 27 de enero de 1540, beatificada el 30 de abril de 1768 por el Papa Clemente XIII y canonizada el 27 de mayo de 1807 por el Papa Pío VII, fue la fundadora de las Ursulinas, en Brescia, Italia con el único fin de la educación de las niñas.
Primera orden de enseñanza formada por mujeres establecida en la Iglesia. Aunque estaba convencida de su misión divinamente asignada de echar los cimientos de una orden educativa, Ángela durante 17 años no pudo hacer más que dirigir a un grupo de jóvenes que eran conocidas como La Compañía de Santa Úrsula pero que continuaban viviendo en el seno de sus propias familias.
Se reunían para escuchar conferencias y realizar ejercicios devocionales. Las dificultades que entorpecían la formación del nuevo Instituto cedieron al fin y en 1535, se reunieron 12 miembros en una congregación con aprobación episcopal y con Santa Ángela de Merici como superiora.
El movimiento fue acogido con gran entusiasmo y se difundió rápidamente en Italia, Alemania y Francia.
En pocos años contaba con varias casas, todas independientes. Las constituciones apropiadas a la labor del Instituto se llevaron a cabo y se completaron poco tiempo después de la muerte de la fundadora en 1540. En 1544 se recibió la primera aprobación del Papa Pablo III, y se adoptó la regla de San Agustín.
Muchos detalles importantes se dejaron sin determinar en ese momento, y, como resultado, se desarrollaron diversas congregaciones, todas bajo el nombre de Ursulinas, pero con amplias diferencias en la vestimenta y en las costumbres.
Las más grandes e influyentes eran la Congregación de París y la Congregación de Burdeos. En 1572 San Carlos Borromeo, Cardenal arzobispo de Milán, obtuvo para la nueva congregación el estatus de una orden monástica con clausura.
En algunos de los conventos más antiguos de Europa, en Canadá y en Cuba, hubo una clausura estricta. En otras secciones, aunque no abolida enteramente en ningún caso, la clausura se modificó para responder a las condiciones locales. Una Bula de aprobación final fue concedida en 1618 por el Papa Pablo V.
Desde el Convento de Hennebont (160 km al NO de Nantes) en La Bretaña Francesa, salieron 9 religiosas Ursulinas hacia el cercano puerto de Lorient para el 22 de febrero de 1727 salir hacia Nuevo Orleans, donde arribaron el 7 de agosto y ese día tomaron posesión de la casa que se les había preparado, pues hasta julio de 1734 no pudieron ocupar el Monasterio que se les fabricó.
Esta fue la primera asociación benéfica católica formal en EE.UU.
Recordemos que La Luisiana perteneció a España y a Francia hasta 1803 que EE.UU. la compró por $15 millones por tanto Luisiana formaba parte del Obispado de Cuba. Por eso en 1779 pasaron de La Habana al Convento de las Ursulinas en Nuevo Orleans las primeras habaneras que tomaron el hábito de Santa Úrsula, allí profesaron Antonia del Castillo y Antonia Ramos con los nombres de Santa Rita, la primera y Santa Mónica la segunda, que tenía 25 años.
Las Ursulinas fueron suprimidas durante la Revolución francesa (1789 a 1799), sus bienes fueron secularizados.
Desde el 4 de octubre de 1802, 16 religiosas Ursulinas habían decidido trasladarse a Cuba, debido a las circunstancias lograron el 27 de mayo de 1803 obtener pasaporte, 9 eran cubanas, 6 francesas y 1 inglesa. Partieron el Domingo de Pentecostés (29 de mayo) a las 10 de la noche en un buque de vela y el 17 de junio por la tarde desembarcaron en La Habana. Las cubanas eran: Sor Antonia Ramos de Santa Mónica, Sor Antonia Castillo de Santa Rita, Sor Petrona Collazo de San Agustín, Sor María Josefa Mirabal de San Miguel, Sor María Manuela de San Rafael, Sor Isabel Vázquez de San Luis Gonzaga, Sor María Regla López de Santa Úrsula, Sor María de Jesús Sánchez de Santa Rosa y Sor María Francisca Yera de Santa Clara.
Pudiéramos decir que como enviadas de Dios, para contribuir a la felicidad de un pueblo grande y noble.
El Obispo Espada alojó 6 en el Convento de Santa Clara, 4 en Santa Catalina y 6 en Santa Teresa donde le tocó a Sor Antonia Ramos, la cual falleció el 22 de octubre de 1823. En esos conventos recibían 27 pesos mensuales asignados por el Rey hasta fallecer la última de ellas, Sor María Regla López el 13 de junio de 1851 a los 87 años.
Desde 1803 gracias a Francisco Veytia, marqués del Real Socorro lograron ocupar la planta baja de la casa de Recogidas en la calle Sol.
El 11 de junio de 1804, abrieron las Ursulinas la Escuela para externas con entrada por la calle Sol y a los seis días, el 17, comenzó Sor María Francisca Yera a dar clases de doctrina a las mujeres de color, hasta su fallecimiento en 1818.
La francesa nacida en Nantes, Sor Margarita Dulievre de San Ignacio fue la primera de las de Nuevo Orleans que falleció el 23 de abril de 1811, a los 80 años.
Abierto el noviciado con 3,000 pesos, 16 señoritas habaneras tomaron el hábito el 23 de diciembre de 1815.
El Convento de La Habana necesitaba reformas y más amplitud, por eso lograron agregar la casa inmediata, después de poder comprarla. Lograron en junio de 1855 concluir el Templo y el Convento, para ser consagrado el 26 de enero de 1856 por el Obispo Fleiz. Estaba situado en la esquina de la calle Egido y Sol y en frente estuvo la horca hasta 1810 que se trasladó para la Plaza de la Punta.
El hábito de la orden era de sarga negra, que cae en pliegues, con amplias mangas. En ocasiones ceremoniales usaban una larga cola. El velo de las religiosas profesas es negro, y blanco el de las novicias. Había dos grados en cada comunidad, las religiosas de coro, así llamadas por su obligación de recitar el oficio diariamente en coro y las hermanas legas. Las primeras se ocupan de la enseñanza, y las segundas de las tareas domésticas.
Las aspirantes de cada grado pasaban seis meses de prueba como postulantes en la comunidad en la cual desean ingresar. Este período era seguido por dos años de preparación en un noviciado central, al término del cual se pronunciaban temporalmente los tres votos de religión, por un plazo de tres años. Al final del tercer año la profesión se hace perpetua. En algunas comunidades de Ursulinas se realizan votos solemnes, y sigue vigente allí la clausura papal. Los votos de las Ursulinas en EE.UU. son perpetuos pero simples.
Desde sus primeras fundaciones las Ursulinas han sido maestras completas y progresivas. Su sistema puede llamarse ecléctico, pues utiliza las ventajas efectivas de todos los métodos. Las casas europeas son en general internados; en EE.UU., combinaciones de internados y escuelas de día. Las monjas también dirigen muchas escuelas parroquiales, que, como las otras, comprenden todos los grados: elemental, académico y universitario. La primera universidad católica para mujeres en el estado de Nueva York fue fundada por las Ursulinas en New Rochelle N.Y. en 1904. Las Ursulinas en varios otros lugares de los Estados Unidos han seguido el precedente, y están trabajando prácticamente para ampliar la educación superior de las mujeres.
La Plazoleta de las Ursulinas, situada en la calle Egido entre Muralla y Sol. El lugar fue, en sus orígenes, un espacio público importante donde se anudaban las relaciones de La Habana intramural y extramural, ya que la zona servía de preámbulo a la famosa Puerta de Tierra (primeramente, Puerta de la Muralla), que conectaba con la Calzada del Monte, las áreas de cultivo y los habitantes de las afueras de la urbanización. Fue derribada en 1863.
El 15 de noviembre de 1900 se reunieron en Roma las delegadas de 71 monasterios de Ursulinas, 63 de los cuales optaron por adherirse a la unión. De esa manera se constituyó la llamada Unión Romana de la Orden de Santa Úrsula, con presencia en Alemania, Austria-Hungría, Brasil, Francia, Reino Unido, Indonesia, Italia, Países Bajos y Estados Unidos. El papa León XIII promulgó el decreto de aprobación de la Unión el 17 de junio de 1903 y el 17 de septiembre del mismo año aprobó las Constituciones.
El 17 de septiembre de 1905, el Papa Pío X exhortó a los monasterios que aún no se habían unido a adherirse a la Unión Romana. Ante los consejos del Papa se agregaron algunos monasterios de México (1910), Perú (1936), la Unión de Roermond (1928), la Unión Polaca (1935) y la Unión Weltevreden (1939). Con esta última, las Ursulinas contaban con más de 7,000 religiosas en todo el mundo.
El Palacio de las Ursulinas en Egido entre Muralla y Sol, fue construido en 1913 por el arquitecto José Toraya Sicre, quien sentía una especial predilección por este estilo arquitectónico. En su fachada se veían imitaciones de varios elementos que se encontraban presentes en la mezquita de Córdoba, España.
Para la construcción del inmueble se utilizaron arcadas moristas y se emplearon azulejos sevillanos, los cuales fueron colocados en los zócalos y luego se extendieron desde la fachada hasta el interior del palacio.
Toraya fue también responsable de proyectar la Lonja del Comercio y el Hotel Sevilla. El edificio en cuestión compone el elemento más moderno de las construcciones que pertenecían al Colegio, la Iglesia y Convento de las Ursulinas, que da nombre a la plazoleta formada en Egido entre las calles Sol y Muralla.
Sobre la inauguración de este edificio, la revista El Fígaro dedicó una crónica en su edición del 31 de agosto de 1913, donde narra la presencia en el evento del presidente, el ingeniero Mario García Menocal, la primera dama Mariana Seva y el Alcalde de La Habana. Luego del traslado de las Ursulinas, el edificio tuvo varios usos, como el Cine Universal (donde estaba la capilla) y en la actualidad los inmuebles devinieron en múltiples viviendas.
En 1927 se mudaron para el nuevo edificio, construido en una extensa área del bello Reparto Alturas de Miramar, en la Avenida 31 entre 18 y 20, donde sus compartimientos interiores hacían juego adecuado con la magnificencia de su fachada.
El Gobierno del Colegio estaba bajo la alta autoridad de la Madre Superiora Margarita María Barrios.
La Directora Técnica, la Reverenda Madre Lucila Palma estaba asistida en las labores de la enseñanza por 30 profesoras entre religiosas y seglares. La matrícula del año 1943-44 fue de 300 alumnas.
Entre las particularidades del Colegio resalta la hermosa Capilla denominada Santísimo Sacramento, instalada en un salón amplísimo y bien ornamentado.
El Conservatorio de Música estaba debidamente autorizado por el Ministerio de Educación. En la planta alta del edificio estaban situados los dormitorios, higiénicos, saludables y confortables.
Se impartían en ese gran centro educativo la enseñanza de Kindergarten, Primera y Segunda Enseñanza y estudios Comerciales cuyo Plan estaba dividido en 3 grupos perfectamente definidos: Bachillerato Comercial, Comercio Profesional y Secretariado Mixto (inglés y español).
El Bachillerato se sigue conforme al Plan del Instituto de La Habana y las alumnas que siguen estos estudios examinan las materias correspondientes en dicho alto centro docente.
El Secretariado Mixto estaba organizado especialmente para hacer expertas oficinistas. Además, las alumnas que siguen la Segunda Enseñanza pueden cursar las siguientes asignaturas extras: Piano, Violín, Canto y Pintura.
Estas asignaturas extras y las de Taquigrafía, Mecanografía, Pirografía y diversas clases de adorno podían tomarse también por las señoritas que lo deseasen, aunque no estuvieran matriculadas en el Colegio. Contaba también con Departamentos de Economía Doméstica Práctica.
El Colegio admitía pupilas, medio-pupilas y externas, así como pensionistas y medio pensionistas.
La enseñanza de los idiomas inglés y francés estaba bajo una especial atención, a los fines de una educación completa del inglés que estaban dirigidas por religiosas Ursulinas de habla inglesa.
Los cursos son: El Elemental de 8 años, el High School de 4 donde todas las asignaturas se daban en inglés y las profesoras hablaban todo el tiempo con sus alumnas en ese idioma.
Las Madres Ursulinas ejercitaban a sus alumnas para que adquirieran el dominio de sí mismas y aprendieran a encauzar sabiamente las fuerzas de sus almas dándoles a este fin, una educación sólidamente cristiana.
El profesor de gimnasia era José Heider.
Varias veces al año, el Colegio celebraba veladas lírico-literarias y realizaba excursiones pedagógicas y recreativas.
Este colegio era uno de los favoritos de las familias acomodadas de la época. La institución tenía además varios programas de becas paras niñas que no pudieran pagar la matrícula. Una de las figuras sociales egresadas del famoso colegio fue la primera dama Martha Fernández, esposa de Fulgencio Batista. Las estudiantes participaban en los diferentes encuentros deportivos femeninos realizados entre institutos afines y clubes sociales, como el campeonato de softball de 1943.
En las últimas décadas, el colegio instauró la tradición de que cada graduada recibía un anillo simbólico que las identificaba como alumna de las Ursulinas. Esta y otras tradiciones se perdieron cuando fue nacionalizada la educación privada en Cuba.
Sobre la memoria histórica de estas edificaciones donde se formaron generaciones de cubanos, podemos ahondar gracias a la abundante documentación publicada por algunas instituciones, o reseñadas en la prensa de antaño.
Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), se destruyeron muchas casas en Francia, Polonia, Bélgica, Italia, Países Bajos e Indonesia. 72 religiosas de la congregación murieron en los campos de concentración del Extremo Oriente y 2 en los de Polonia.
A mediados de siglo XX se suprimieron los conventos de China, Cuba (mayo 1961) y Guinea y las religiosas fueron expulsadas de dichas naciones u obligadas a secularizarse. En Hungría, Rumanía y Checoslovaquia, bajo el dominio comunista, a la congregación les confiscaron sus bienes y las religiosas fueron encarceladas. Mientras que en Polonia y Yugoslavia se les permitió continuar con su labor bajo estricta vigilancia del Estado.
El lema Soli Deo Gloria “Solo a Dios sea la Gloria” el único deseo de su fundadora.
La Academia Merici se fundó cuando las monjas Ursulinas estadounidenses de La Habana vieron la necesidad de una escuela para niñas en idioma inglés. La escuela abrió en 1941, con la Madre Thomas Voorhies de la comunidad Ursulina de Nueva Orleans como directora. La Academia Merici abrió con 100 estudiantes en el edificio de L y 19, luego pasaron para Línea y 6 y para el curso de 1949-50 había crecido a 300 estudiantes en la escuela ubicada en el # 1508 de la calle 182 en el Reparto Biltmore. Al ser robado en junio de 1961 eran más de 500 las alumnas.
La Academia Merici era una escuela primaria y secundaria. La enseñanza en la academia se impartía en inglés, con la excepción de las clases de Lengua, Historia y Geografía de Cuba y Educación Cívica, que por ley debían impartirse en español. La Academia Merici estaba acreditada por la Asociación Sureña de Colegios y Escuelas Secundarias.
Las Ursulinas en Camagüey
En 1813, el Presbítero D. José Ceferino Álvarez, con otros vecinos de Puerto Príncipe, convencidos de la necesidad de una Comunidad de Religiosas que enseñaran a las niñas locales dirigieron un memorial al Rey el 24 de noviembre a fin de que autorizara la fundación de un Monasterio de las Ursulinas. Entre junio a diciembre estaba el Padre Valencia (sacerdote franciscano José de la Cruz Espí) de misión en esta ciudad y sabiendo que conocía la labor de estas religiosas y la gran amistad que lo unía con el P. Ceferino, se deduce que fuera el promotor de esta idea.
En 1817 el Padre Valencia se trasladó a La Habana y llevaba la misión de activar el asunto de las Ursulinas. El 17 de marzo de ese año, la Superiora del Convento de La Habana nombró a la Rev. Madre Sor Antonia de Santa Rita del Castillo y a sus acompañantes para la fundación en Puerto Príncipe (luego sería Camagüey).
La Asistenta fue Sor María de Jesús de Santa Rosa Sánchez; la Celadora, Sor Juana de Santa Teresa Conde; la Tesorera y Maestra de Labores Sor María Josefa de San Joaquín Espinosa, hermana conversa.
El 21 de mayo 1817, el Rey Fernando VII expidió la Real Cédula en la que aprobaba la fundación en Puerto Príncipe.
El 7 de abril de 1819 llegaron las 4 fundadoras acompañadas de los PP. Ceferino y José Sánchez.
Se alojaron en la Casa de Beneficencia. En diciembre, la Superiora pidió licencia para venderla, pues no resultaba apropiada como Convento.
El 14 de febrero de 1826, el Arzobispo facultó al Vicario para realizar la venta solicitada y con ese dinero contribuir a la construcción del Convento.
El 12 de mayo 1826 se tomaron las medidas para el nuevo edificio al lado de la Iglesia de la Virgen del Carmen (Martí y Bembeta), en la Plaza del Carmen.
El día 10 de agosto se formó y cuadró el primer cuerpo del monasterio para abrir los cimientos (P. Valencia). Cinco días después se trajo el primer ladrillo y ya en octubre quedaron hechas las bases del edificio.
El 13 de junio de 1829 se mudaron las Madres Ursulinas al nuevo edificio del Monasterio, junto a las novicias, 3 pensionistas y 60 educandas. Fueron en procesión acompañadas por el Arzobispo de Santiago de Cuba, D. Mariano Rodríguez de Obando y los canónigos José Manuel Escobedo y José Tadeo Martínez. Al día siguiente profesan 6 nuevas religiosas:
– Sor María de la Merced de San Agustín Miranda.
– Sor Josefa de Santa Úrsula Mercado.
– Sor Soledad de Jesús María Gallo.
– Sor Ana Josefa de Santa Ángela Agüero.
– Sor Juana del Corazón de Jesús Agüero.
– Sor Josefa de Santa Ana Sánchez.
Las Ursulinas continuaron el trabajo que venían realizando en Puerto Príncipe desde 1819 ahora en un local más amplio y con mejores condiciones. Vivían en clausura y cumplían con sus obligaciones como religiosas, atendiendo el noviciado y cierto número de educandas pensionistas internas. Además, tenían a su cargo una escuela externa con más de 60 niñas, cuyo plan de estudio contemplaba las asignaturas de Principios de la Religión, Prácticas de Moral, Primeras Letras, Dibujo, Bordado, Aritmética y otras habilidades.
El 30 de junio anotó el Padre Valencia: “Se concluyó la torre de las monjas”.
El 2 de mayo de 1831 murió la Superiora y fundadora Santa Rita.
En 1851, las Madres Ursulinas fueron obligadas por el gobierno colonial a desalojar el Colegio, convertido entonces en sede del Regimiento de Infantería. Esto se justificaba por la “absoluta precisión de reforzar la guarnición y la conveniencia de tener la fuerza reunida” y el edificio de las Ursulinas era considerado como el único capaz y adecuado”. Regresaron poco tiempo después.
En junio 1895, nuevamente las Madres Ursulinas se vieron forzadas a abandonar el Convento debido a la guerra de Independencia. Regresaron en 1898.
El 8 de octubre de 1908 se firmó un contrato de obra para la edificación de un Colegio en el edificio del Convento de las Madres Ursulinas. Lo firmaron Sor Dolores de Santa Ángela, Superiora y Claudio Muns Piqué, Maestro albañil. El contrato incluía la reedificación de la construcción existente.
En la primera mitad de 1930, la Madre General consiente que las Ursulinas continuaran su trabajo en Camagüey, en respuesta a una carta enviada por el pueblo para que revocara su decisión del año anterior de cerrar el convento.
En 1932, las Madres Ursulinas decidieron cerrar la Casa por razones económicas.
En 1935 el Obispo de Camagüey solicitó permiso para que las Madres Salesianas ocuparan el convento de las Madres Ursulinas que se encontraba cerrado para que se dedicaran a la enseñanza de niñas pobres.
El 11 de noviembre la Secretaría de Sanidad y Beneficencia concedió el permiso al Obispo.
En 1936 fundaron allí el colegio Santa María Mazzarello.
En junio de 1961, debido a las leyes de Fidel Castro que sólo permitía la enseñanza estatal, las Madres Salesianas tuvieron que abandonar el país y se robaron el Colegio.
En 2017, las religiosas Ursulinas eran unas 1,671 repartidas en 211 casas en 41 países.
El régimen castrista cerró las dos escuelas de La Habana en 1961, que incluían una Escuela Primaria y de Bachillerato en el barrio de Miramar y una escuela Primaria y Secundaria vocacional angloparlante en el barrio del Biltmore, llamada Merici Academy, en honor a la fundadora de la congregación, Santa Ángela Merici.
En 1981, la Asociación de Antiguas Alumnas Ursulinas compró un terreno en el 3186 de West Flagler Street, en Miami y construyeron una residencia en 1991. La Asociación acogió a graduadas de las Escuelas y a sus familiares para que residieran en esta casa por un módico alquiler.
El 3 de septiembre de 2024, las antiguas alumnas Ursulinas en Cuba, traspasaron oficialmente a la Arquidiócesis de Miami la propiedad de su edificio que ahora servirá como albergue para mujeres embarazadas o recién paridas y sus bebés.
Amada Alvariño y Margarita Aguiar, ambas exalumnas, asistieron a la ceremonia y destacaron que, con las donaciones realizadas por más de 200 miembros durante los 40 años de existencia de la Asociación, lograron mantener la Residencia Ursulina hasta ahora, cuando “decidieron donarla a la Arquidiócesis de Miami para ayudar a mujeres embarazadas y sus niños”.
El edificio cuenta con cinco apartamentos y una sala de conferencias. Las mujeres y sus bebés podrán permanecer en el refugio hasta un año, añadió.
Ellas agradecieron la valiosa labor de algunas de sus miembros, como Eva Vigil de Menéndez, Gloria Prieto, Mirta Luis de Marcos, Irma Berrayarza, Marta Manzanilla, Mirta Whitmarsh, Carmen Lorenzo y muchas otras que sostuvieron la residencia hasta ese día.
El nuevo programa de viviendas de transición será un refugio seguro que ofrecerá un ambiente de cuidado y apoyo a las madres y sus bebés.
He podido encontrar otras exalumnas Ursulinas como: Elena Muller, Eva Vigil, María Aurora Puente-Duany, Dra. Enma Ventura, Rosita Martín Marroquín, Gloria López Marín, Esther Pascual, Estela Sonville-Suárez, Silvia Álvarez Rodríguez, Ana Soler, Natalia y Rosa Tejera.
Vicente Blanco Capote cuando tenía 3 años estuvo en el Kindergarten de las Ursulinas.
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