La vida es un adiós

Written by Libre Online

17 de agosto de 2022

Por J. A. Albertini,

especial para LIBRE

Al recuerdo humano y musical de la pianista

 y compositora cubana Ela O’Farril, víctima de

envidias y crueles estupideces ideológicas que

reprimieron su creatividad y la alejaron del des-

canso en tierra propia.

El autor.

paladean las bebidas.

—Es una canción rompe ilusiones —él observa.

— ¿No te gusta…?

—No digo eso. Solo que para el amor es un mal presagio. La mañana es preciosa; el lugar está vacío, como lo preferimos; a no ser por el tipo que toma vino y conversa con Nelson. No me agrada enturbiar estos instantes.

— Habla de realidades. En la vida siempre hay un adiós.

 —Eres muy pesimista. De hecho, lo llevas hasta el orgasmo —Joaquín, no carente de humor espontáneo, exclama.

— ¡Las barbaridades que se te ocurren! Nunca he oído de nadie que llegado al clímax verdadero se ponga melancólico. Aunque —ahora es ella la que, con gracia, asevera —un orgasmo bien logrado hasta llanto provoca.

—Pero de felicidad —él corrige.

—La felicidad puede ser tan letal como la desdicha.

Todo mi esfuerzo fue en vano/ no quisiste estar conmigo…

— Tu esfuerzo, el nuestro, no es en vano. Estamos unidos y siempre voy a querer estar contigo —Joaquín refuta lo que Bola de Nieve canta.

—Pero siempre hay un adiós.

—Yolanda repite y agrega. —Sobre todo, cuando los años pasan.

—Bueno; indiscutiblemente, lo hay cuando la muerte llega. ¿Por qué hoy, en esta bella y fresca mañana de domingo, muestras rasgos de desilusión…?

Yolanda no responde de inmediato. Gira el rostro a la derecha y posa los ojos en el asfalto de la Carretera Central, poco transitada por lo temprano del día, que cruza frente a la terraza. A ratos, el olor a combustible de algún automóvil o camión renqueante, inoportuna la escena y lastima el olfato. Luego, la mirada vuelve a Joaquín que, del otro lado de la mesa, la observa y con un dedo remueve los cubos de hielo del jaibol.

— ¿A qué viene tanto silencio y mira-mira…?

…y ahora me queda más honda/ esta sensación de vacío…

Ella destapa una expresión que aspira a risueña. Obvia los límites de la figura masculina y su visión salva la estrecha calle lateral, Celestina Quintero, para pegarse a la fachada lateral de la antigua clínica Santa Clara.

 —En ese edificio, que hoy es policlínico, nací —desgrana despacio.

Joaquín la observa curioso y habla con sonsonete fingido.

—No son pocas las veces que me lo has dicho; como también sabes que yo llegué al mundo, y a este pueblo, en la desaparecida clínica del médico Amador Rojas, situada en la que era avenida Carmen Bello, frente al antiguo edificio de Maternidad e Infancia, Lutgarda Morales. — ¿Acabarás de contarme qué te pasa…?

(Continuará la semana próxima)

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