Exiliados venezolanos en Miami se lamentaron de la suerte corrida por sus familiares en la localidad de Tejerías, en el noroeste de Venezuela, ya que algunos están desaparecidos y otros fueron arrastrados por las aguas.
“Era la única familia que teníamos allí. Los informes son muy confusos porque no hay buena comunicación entre ellos y nosotros”, resaltó Julia Miranda, quien trabaja en una empresa de envíos y remesas en Miami y ahora mismo gestiona la legalidad en los Estados Unidos.
“Cuando llamé a mi hermano se escuchaban gritos, se escuchaba de todo”, insistió Julia quien hizo una desgarradora descripción de los hechos que afectaron a sus familiares en esa localidad que fue destruida por las aguas del huracán Julia.
“Numerosas calles de Las Tejerías –según mi hermano -son ahora caminos empantanados en los que abundan los escombros. El agua sigue corriendo por donde antes transitaba la gente y se multiplican las versiones que hablan de grupos enteros de personas desaparecidas”, relató Julia.
“Sabemos, al menos, que hay como 25 muertos y más de 50 desaparecidos por deslave en Las Tejerías. Mi hermano, prácticamente volvió a nacer. Pero lo más terrible es que no sé nada de la suerte corrida por el resto de mis familiares”, acotó.
“Me pasó un video en el que se observa a varias personas mirando los destrozos causados por el desbordamiento de la quebrada “Los Patos”, en Las Tejerías, estado Aragua, Venezuela. No quedó nada en pie”, insistió.
“Algunos habitantes de Las Tejerías, en la zona central de Venezuela, recordaron los gritos de la tragedia, mientras otros fueron incapaces de describir la noche del sábado, cuando esa pequeña ciudad fue arrasada y desapareció del mapa”, sostuvo Julia.
“Una quebrada, según mostró mi hermano en un video, se llevó a más de un centenar de personas, de las que, al menos, 25 murieron y más de 50 siguen desaparecidas”, relató Julio quien ya envió una ayuda económica a su familia para que vuelva a construir otra casita donde vivir.
“Con el ocaso –según el hermano de Julio -vino la lluvia y, así, bajo el resguardo de sus propias casas, los lugareños fueron presa fácil de la naturaleza que, con la fuerza del agua, desdibujó vecindarios y dejó decenas de casas tapiadas o soterradas, mientras vehículos y árboles se movían como si fueran de juguete en la noche apocalíptica”.
“Pasadas las cinco de la tarde, Carlos Castillo, vecino de la familia Miranda, prefirió recostarse para descansar un poco mientras afuera llovía. Lo siguiente que recuerda es a una vecina que pedía auxilio, gritos que se mezclaban con otros y que terminaron por sacarlo de la cama a toda velocidad.
“Un chofer, de 59 años, que vivía junto a nuestra casa subió, junto a dos nietas pequeñas, hasta el techo de la tercera planta de su vivienda y allí encontró a una docena de personas que habían saltado desde casas cercanas y buscaban evadir el nivel del agua que seguía creciendo”, relató Julia.
“El panorama, de acuerdo con mi hermano, es tétrico porque se ven personas caminando entre escombros tras el desbordamiento de la quebrada Los Patos, en Las Tejerías, estado Aragua, Venezuela, donde la mayoría son ancianos y niños.
Julio, quien habló muchas veces con su hermano, en “fracciones de segundo todo, absolutamente todo, desapareció de la faz de la tierra. Y lo irónico es que no hay materiales de construcción para volver a levantar la casa de sus familiares en ese poblado”, concluyó.
“Mi hermano me dijo llorando: “De repente, sentimos un estruendo. Y vimos que venían dos o tres casas más que se las llevaba la corriente y se escuchaban gritos de personas que estaban dentro. Y los carros nadando”, enfatizó.
“Ahora todos los vecinos de mi hermano están en lo mismo, sacando carretas llenas de sedimentos o intentando desaguar sus casas, mientras repiten plegarias para que no vuelvan las lluvias, que en las últimas semanas han dejado 18 muertos en otras regiones de Venezuela”, sintetizó.
“José Cecilio Segovia –un primo hermano -no corrió con la misma suerte. Fue arrastrado por la corriente del agua y es ahora una de las 52 personas reportadas oficialmente como desaparecidas, aun cuando los familiares de este hombre de 56 años saben que está tapiado y muy probablemente muerto bajo los escombros”, precisó.
“Se lo llevó la corriente, mucha gente vio que se lo llevó. Él está en el mismo callejón donde él vivía, pero está tapiado allí. Están ahí buscando, sacaron hoy (escombros y cadáveres), pero todavía hay gente atrapada”, dice Ana, hermana del desaparecido, residente de una zona cercana a la tragedia.
“En estos momentos –concluyó- cuando la noche está cerrada y ha cedido un poco la lluvia, un primo hermano de mi hermano salió en busca de su familiar y se encontró con una casa hundida y la noticia de una doble pérdida”.
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