“La Sirenita”, el cuento detrás de la leyenda

Written by Libre Online

5 de julio de 2023

Por Nora Cifuentes

“Pero una Sirena no tiene lágrimas y, por eso, es mayor su sufrimiento”. La desgarradora y contundente frase pertenece a “La Sirenita” (1836), pero no a la célebre versión de Disney, sino a la historia original en el que esta y todas las demás adaptaciones se basan: el cuento de Hans Christian Andersen (1805-1875).

No es aleatorio que la compañía estadounidense haya escogido esta cita para dar comienzo a su “live action” este 2023, que volvía a contar, esta vez con actores de carne y hueso, la misma trama con la que encandilaron a tantos en la versión animada de 1989.

Porque la trágica circunstancia de no poder llorar para expresar el dolor es una de las características más dramáticas de la protagonista en el cuento de Andersen. Pero no la única: “La Sirenita” está llena de cualidades y, lo más irónico es que muchas de ellas, no son sino metáforas de la vida y sentimientos del autor.

Así es: Hans Christian Andersen no solo escribió “La Sirenita”. Hans Christian Andersen era La Sirenita. Y su historia de amor imposible, la base de una trama que, siglos después, sigue haciendo correr ríos de tinta.

UNA HISTORIA MÁS OSCURA

No se llamaba Ariel ni era pelirroja. “La Sirenita” original no tenía nombre. Andersen se refería a ella así, la sirenita. Tampoco tenían nombre el príncipe, aunque Disney le bautizase como Eric, ni la bruja del mar a la que gracias a la película conocimos como Úrsula, ni el padre de la protagonista al que inevitablemente ya asociamos a Tritón.

Tampoco existían el inolvidable cangrejo Sebastian, el adorable pez Flounder, ni el encantador perro Max, ni la gran mayoría de personajes secundarios. Además, la sirenita tenía cinco hermanas en vez de seis, y una abuela que aparece en el cuento con un papel relevante, pero no en la película de Disney.

La trama con la que inicia la historia es similar: la protagonista está fascinada por el mundo de los humanos, y se siente fuera de lugar entre los suyos. Como un pez fuera del agua, valga la ironía.

En una de sus visitas a la superficie, la joven sirena termina prendada de un príncipe humano al que salva la vida en medio de una tormenta. Para poder volver a verle, hace un pacto con la bruja del mar: su voz de sirena, capaz de hechizar con su canto, a cambio de dos piernas humanas.

Aunque en esta versión, mucho más oscura, para deshacerse de su voz, la bruja le corta la lengua a la sirenita. Además, las piernas que le ha dado son un don y una maldición a la vez: será la mejor bailarina de entre todas, pero sentirá un inmenso dolor a cada paso que dé y sus pies sangrarán.

Las sirenas, en la versión de Andersen, no tienen un alma inmortal: mueren a los 300 años Los humanos, sin embargo, van a la otra vida. La sirenita solo puede conseguir un alma humana si el príncipe la ama incondicionalmente. Sin embargo, si en lugar de eso se casa con otra, ella morirá al amanecer siguiente convirtiéndose en espuma de mar.

Ya en la superficie, la sirenita logra el favor del príncipe gracias a su baile, pero no puede confesarle que es ella quien le salvó la vida. Por tanto, él cree que quien le rescató fue la sacerdotisa de un templo, que no tiene permitido casarse con él. Pero en verdad, esta muchacha fue simplemente la que le encontró una vez la sirenita le encontró en la orilla.

FINAL MUCHO MÁS TRÁGICO

Al final, esta humana resulta ser la princesa de un reino lejano con la que los padres del príncipe quieren que se case. Por lo tanto, el destino de la sirenita está fatídicamente sellado.

Sin embargo, sus hermanas aparecen en la noche de bodas ofreciéndole una solución: le han entregado sus largas cabelleras a la bruja del mar a cambio de un puñal con el que, si la sirenita mata al príncipe y después moja sus piernas en la sangre, recuperará su cola y podrá vivir.

No obstante, ella es incapaz de cometer ese crimen, por lo que besándole una última vez, se arroja por la borda del barco en el que viajaban y muere convirtiéndose en espuma de mar. Aunque, por sus buenos actos, los espíritus del aire la acogen entre ellos. Fin.

Bajo la pluma de Andersen, la anterior historia está dotada de una belleza y sensibilidad inusitadas, considerado por muchos “el cuento clásico más bonito que jamás se haya escrito”, a pesar de su dramatismo y de su trágico final, sorprendente en una historia aparentemente dedicada al público infantil.

Pero tanto sentimiento hecho relato debía esconder, sin duda, mucho más que un cuento para niños con una redacción exquisita. Durante años, se creyó que la sirenita sería la personificación de una mujer a la que Andersen habría amado. Sin embargo, estudios y lecturas posteriores han concluido en otra tesis.

“‘La Sirenita’ es una carta de amor de Andersen. Una carta a su amor imposible, Edvard Collin”, dice a RTVE el ilustrador francés Benjamin Lacombe, quien está a cargo de una de las más bellas ediciones que se han hecho del cuento original, y que en países hispanohablantes ha sido publicado por Edelvives.

Los dibujos de Lacombe, convierten a la sirenita en una andrógina pero bella criatura cuyos rasgos recuerdan a los de Hans Christian Andersen. Porque el ilustrador lo tiene claro: “Andersen es la sirenita”.

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