La Rioja es uno de los enclaves menos conocidos de España. Su excepcional riqueza patrimonial y una exquisita cultura del vino, avalada por la Denominación de origen calificada, lo están convirtiendo en un destino imprescindible.
Por Carmen Jiménez
Hay determinados momentos en la vida de cada persona, que sabe que recordará el resto de sus días, casi desde el mismo momento en que se están produciendo.
Degustar exquisitos vinos de Rioja en una de sus bodegas, viendo como el sol de la tarde se va poniendo detrás de las verdes montañas, oscureciendo las viñas de las que se encuentra rodeado, y bajo una de las grandes obras de uno de los mejores arquitectos del mundo, puede ser sin duda uno de esos momentos. Ese es tan solo uno de los grandes atractivos que ofrece La Rioja, pero hay más, mucho más.
Haro, Capital del (vino) Rioja
Haro es un bonito pueblo que hay que visitar, un buen lugar para probar la gastronomía local, con sus chuletillas al sarmiento, el bacalao y las patatas a la riojana regados, como no, con los famosos vinos de La Rioja que tienen aquí mismo instaladas sus prestigiosas bodegas.
Este municipio merece recorrer su casco viejo, declarado conjunto histórico artístico en 1975. En la plaza de la Paz se encuentra el Ayuntamiento, obra del famoso arquitecto Ventura Rodríguez, quien también diseñó las Plazas de Cibeles y de Neptuno en Madrid. En la antigua torre de los Presos se encuentra el Museo de Arte Contemporáneo.
Además de la gran iglesia de Santo Tomás, el histórico pueblo acoge numerosos palacios, entre los que destacan el de los Condes de Haro y el de los Salazar, el Palacio de Tejada y el Palacio Paternina. En todos ellos podremos contemplar bellos adornos en piedra en diversos estilos que van desde el S. XVI al XVIII.
Pero Haro es sobre todo vino, en la plaza del ayuntamiento aparece la localidad como la capital del Rioja, adornada en su parte baja por numerosos toneles. En una rotonda luce una escultura de un racimo de uvas y el Barrio de la Estación, alberga la mayor concentración de bodegas de vino centenarias del mundo. Aunque no es el único lugar de la localidad donde se pueden realizar visitas a bodegas y catas de sus exquisitos caldos, hay otras numerosas bodegas y viñedos que se pueden recorrer. Un auténtico placer para los sentidos.
Si se quiere conocer el entorno natural de la localidad, nada mejor que la ermita de San Felices, en los Riscos del monte Bilibio. Es el patrón de la localidad y desde él se tienen unas preciosas vistas. No en vano fue elegido en 2014 como mejor rincón de España por la guía Repsol (junto con el puente romano de Alcántara), en una votación popular en la que participaron más de dos millones de personas. Cada 29 de junio se celebra su popular fiesta del vino, una variante de la tomatina de Buñol, sólo que en este caso es vino lo que se arrojan en vez de tomates.
Logroño, Capital de La Rioja (provincia)
La guía de viajes internacional “Time Out” ha elegido a Logroño como la ciudad más infravalorada de toda España, al mismo tiempo que la nombra cuna de las mejores tapas de toda Europa.
Y no le falta razón, Logroño es una de esas ciudades que todavía no está invadida por el turismo de masas, pero que sin duda tiene multitud de atractivos para una visita larga de varios días.
Su centro histórico con la calle Portales que vertebra todo el centro de la ciudad. Sus monumentos como la Concatedral de Santa María de la Redonda; la iglesia de Santiago el Real; el convento de la Merced –actual sede del Parlamento Regional- o Santa María de Palacio.
Destaca entre todas esas magníficas construcciones, la Iglesia de San Bartolomé, la más antigua de todas. Que conserva una portada gótica del s. XIV, manteniendo todavía algunos elementos de la antigua iglesia románica del s. XII. Fue declarado Monumento Nacional ya en el año 1866.
Una visita guiada, como siempre, ayudará a conocer mejor y a desentrañar todas las joyas que posee esta preciosa ciudad, como por ejemplo sus numerosos murales, que explican las características más destacadas de la misma.
También es recomendable pasear por los numerosos parques que rodean la ciudad a las orillas del río Ebro, y recorrer sus famosos puentes que atraviesan el río, tanto el puente de hierro como el de piedra, por donde llegan los peregrinos del camino de Santiago a la ciudad.
Pero sin duda, lo que no se puede dejar de hacer es salir de tapas y vinos por la famosa calle Laurel, y la también conocida, aunque menos concurrida, calle San Juan. Imprescindibles las tapas de champiñones, las patatas bravas, las exquisitas croquetas o la de picadillo de chorizo con huevo de codorniz. No en vano este año la Carnicería Inma de Logroño se ha alzado con el premio al mejor chorizo artesano del mundo, obtenido en la IX Feria de Covaleda (Soria).
Rioja Alavesa
Para poner la guinda al pastel de la visita, hay que guardar una mañana o una tarde para hacer una visita a la “Rioja Alavesa”, una de las tres zonas de la Denominación de Origen Calificada del vino de Rioja, que se adentra en la provincia de Álava.
Allí, además de disfrutar de pueblos medievales como Laguardia, podrá conocer las obras de los más prestigiosos arquitectos mundiales como Santiago Calatrava o Frank Ghery, (el mismo que diseñó el Museo Guggenheim de Bilbao), que han construido impresionantes edificios de bodegas entre las viñas que merecen una visita por sí mismos.
Un brindis con una copa de vino por todo lo que ofrece La Rioja y sus alrededores, un lugar maravilloso que sin duda merece la pena visitar.
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