La Provincia de Matanzas y su evolución (1919)

Written by Libre Online

6 de junio de 2023

Evolución de las letras en la provincia de Matanzas

Literatos y Poetas.- Jurisconsultos.-  Historiadores.- 

Oradores.- Hombres públicos.- Periodistas

Cultura Cubana. Adolfo Dollero

El año de 1834 “El Pasatiempo» publicaba también verso de José Victoriano Betancourt.

Betancourt era de Guanajay, pero su vida transcurrió en Matanzas, que tuvo en él su mejor escritor de artículos de costumbres, famoso por la gracia con que manejaba la sátira.

Su hijo Luis Victoriano siguió más tarde las huellas del padre, y fue un correcto poeta festivo, y escritor de costumbres.

José V. Betancourt escribía también novelas.

Para el teatro, después de los primeros pasos dados por el poeta J. M.  Heredia, de 1819 a 1822, nadie escribía, y hasta que el cielo literario matanceros enriqueció con la pluma de José María de Cárdenas y Rodríguez («Jeremías Docaranza»).

Escribió comedias, novelas, artículos de costumbres, fábulas y, como Heredia y Saco y Milanés, su fama de profundo y atildado escritor llegó hasta el extranjero, y enalteciendo el nombre de Cuba y de Matanzas.

Menos pulcro y menos profundo, pero dotado de mucha vis cómica, encontramos después a Rafael Otero y Marín, que desde la edad de 15 años cosecha laureles en el teatro con sus comedias y sus monólogos.

Otero escribió muchísimos trabajos.

Citaremos también a Domingo y a Casimiro del Monte y Portillo, a Federico Milanés, y por fin a Emilio Blanchet, uno de los escritores más famosos y notables del siglo pasado. Y por último Romero Fajardo, más modestamente conquistó también un lugar selecto entre los escritores festivos.

Pedro José Guiteras, con su «Historia de la isla de Cuba», prestó a su patria eminente servicios, reuniendo mil datos nuevos e interesantes que sirvieron muchísimo para tener una idea de la historia de las letras y de las ciencias en Cuba.

Bachiller y Morales, Vidal Morales, P. A. Alfonso, José Mauricio Quintero, Jacobo de la Pezuela y Francisco de Jimeno, contribuyeron todos, en medidas diferentes a que se conociese el pasado de esta y de las otras provincias.

También el «Aguinaldo Matancero», fundado en 1847 por Miguel P. Tolón con J. V.  Betancourt, contribuyó a acrecentar en Matanzas la aficción a las letras. 

Y ya que a Teurbe Tolón nos referimos citaremos el notable trabajo escrito por José Augusto Escoto sobre el bardo matancero.

En la primera mitad del siglo XIX el romance y la leyenda fueron dos géneros poéticos bastante en boga en Matanzas, como que se trataba de un país en los inicios de su vida intelectual.

La historia de todas las literaturas presenta siempre analogías, y a pesar de que Matanzas no tuviese una literatura propia, los poetas matanceros, acaso por su juventud literaria, demostraban una tendencia marcada a los géneros aludidos.

Eusebio Guiteras lo ensayó también, así como Luis Gonzalo Acosta y algunos otros de la misma época.

Después del romance y de la leyenda se cultivó la oda, que marca un paso hacia adelante la evolución intelectual.

Blanchet y Vinageras escribieron algunas, y en los Juegos Florales del Liceo de Matanzas resultaron premiadas varias de ellas.

Bien puede decirse que la historia del Liceo, de 1860 en adelante, y en la historia intelectual de Matanzas,  siendo por consecuencia inútil el repetir todo lo que en ella puede encontrar el lector.

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