La Provincia de Matanzas y su evolución (1919)

Written by Libre Online

16 de mayo de 2023

Cultura Cubana. Adolfo Dollero

Historia del liceo de Matanzas

El año siguiente el doctor J. Font sustituyó al vicepresidente Cabarrocas, y el señor Francisco Berzán al director Sr. Díaz, desempeñando la Secretaría el doctor Mario Luque. La suerte del Liceo seguía una curva ascendente: los socios habían llegado, en promedio a 257.

La hipoteca se había reducido a 1850 pesos; aumentaba el número de los periódicos y revistas en la biblioteca y en una velada había figurado Bonifacio Byrne, el poeta nacional, como lo llamaban cariñosamente y patrióticamente sus amigos.

En 1911 se efectuó también en el Liceo un campeonato de billar y de ajedrez.

Presidente, Vicepresidente y Secretario siguieron en su cargo en 1912, con el señor Arturo Muro de Director.

Hubo ese año espléndidos bailes de Carnaval, y una magnífica velada el 20 de mayo y un gran concierto el 10 de octubre.

El Dr. Recasens, quien tuvo que sustituir interinamente al Director, inauguró una época de actividad y de iniciativas en el Liceo, de acuerdo con su gran dosis de buena voluntad y sus nervios inquietos.

Enseguida pensó en mejoras. Instaló en el fondo del local una pequeña sala de armas, un gimnasio y un gabinete para caballeros, casi sin sangrar la caja.

En 1912 la hipoteca, siempre por las activas gestiones del señor Alfredo Botet, se redujo a 650 pesos mediante las donaciones de los socios tenedores de bonos.

El año 1913 Recasens propuso que el Liceo tuviese un maestro de esgrima, modestamente subvencionado por la sociedad. Y el maestro fue el señor Pequeux.

Pero el clou del año fue el acuerdo votado,  de reformar el edificio completamente, fijándose en 8,000 pesos el gasto total de las obras; y sin embargo la caja no era muy floreciente en esos días, habiendo arrojado un saldo de 120.98 solamente, a fines de año.

Las actas de aquella época, con un sinnúmero de nombre de socios deudores, de otros que piden ser dados de baja, o ingresar en la sociedad, resultan muy áridas.

Recasens propuso se volviese a crear una Sección de Literatura en el Liceo: fue ese el único acto de Cultura que me llamó la atención en 1913.

El año siguiente el Liceo de Matanzas ya tenía el sello aristocrático que hoy le caracteriza.

Se había uniformado a la servidumbre y se habían concluido las reformas al edificio, pero la Biblioteca, en ese año perdió su colección (32 tomos) de los Anales de la Sociedad Económica de Amigos del País.

Con asombro leí que el 23 de julio de 1914 se cambiaron por 64 tomos de novelas españolas de autores contemporáneos.

¡Y nadie protestó!

Se decidió que figuraran en el Liceo de los retratos de los socios que más habían trabajado en favor del Liceo, pero nadie se acordó tampoco que los primeros años de la vida del mismo, había habido un Angulo y Heredia,  un Hernández Morejón y otros.

En 1914, la hipoteca quedó fijada en 10,000 pesos, pero el Liceo resultó un magnífico centro de reunión y de recreo.

Los socios eran ya unos 370.

El único acto importante de ese año fue la velada para conmemorar el Centenario de J. J. Milanés.

Pero ¿por qué seguir?

Los últimos años de vida del Liceo de Matanzas no ofrecen ya un interés cultural para que yo haga de ellos un resumen.

Demóstenes, Homero, Cervantes, Sócrates y José de la Luz (creo que sus bustos están en este orden) ya no ven más que bailes y diversiones, y los escasos lectores que se asoman en la Biblioteca a leer la prensa diaria.

Los jóvenes casi siempre con el sombrero puesto: los viejos, esos sí, se lo quitan.

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