La Provincia de Matanzas y su evolución (1919)

Written by Libre Online

21 de marzo de 2023

Cultura Cubana. Adolfo Dollero

Historia del Liceo de Matanzas

El año de 1867 tuvo también sus Juegos Florales y muy brillantes, a pesar del programa algo pesado. En vez de medallas se decidió premiar a los vencedores con flores de oro y de plata, innovación que fue bien acogida por la generalidad de los interesados.

Pero hubo un incidente, que por algún tiempo alejó del Liceo y de los certámenes literarios a un valiente campeón de ellos: D. Ildefonso Estrada y Zenea. Un trabajo suyo sobre los inconvenientes de la servidumbre doméstica en Cuba y los medios para mejorarla, fue premiado con un accesit. Estrada con el convencimiento de haber merecido un premio de más alta categoría, rehusó el accesit protestando enérgicamente: y el incidente dio después motivo a otros.

Sin embargo, en esos mismos Juegos Florales, fue asignada a Estrada y Zenea una flor de plata por su Oda a la Caridad: y otra a Rafael Hernández de Alba, por una comedia en verso.

Las artes estuvieron bien representadas en los Juegos Florales de 1867.

Esteban Chartrand obtuvo la flor de oro por un hermoso paisaje de las lomas de San Miguel; y el Mo. Fernández Caballero ganó dos veces la misma clase de flor por una Misa a cuatro voces, y por haber musicado libreto de una Zarzuela. Las flores de plata dos, correspondieron al maestro compositor, Laureano Fuentes, de Santiago de Cuba.

Los jueces de los Juegos Florales de 1867 fueron E. Blanchet, Domingo del Monte, Sebastián A. de Morales, Pío Campuzano, Joaquín Barnet, José M. Casal, y Presas.

El mismo año de 1867, el 14 de septiembre, el Liceo, no indiferente a las grandes conquistas de la ciencia, festejó en sus salones la inauguración del cable submarino.

He notado siempre,  en la vida del Liceo de Matanzas de aquel entonces, algo de señorial que por desgracia ha casi desaparecido en los tiempos modernos.

Los actos de la Directiva tenían siempre un sello de generosidad y de desprendimiento, que viene a corroborar lo que todavía oímos repetir en la actualidad por los supervivientes de aquella época, sobre la vida fastuosa y culta que se llevaba en Matanzas.

Para corresponder a las atenciones de los artista Rosa Delgado, que varias veces había presentado su concurso en funciones del Liceo, la directiva tomaba un palco en la noche de su beneficio, pagando por el 51 pesos, cantidad crecida por aquel tiempo.

Más tarde,  en no sé qué calamidad de Puerto Rico, El Liceo brindaba su apoyo, espontáneamente, organizando en el teatro Esteban una función de beneficencia.

Temas similares…

Recompensa

Recompensa

Por  Charles Hazel (1934) ¡Cinco mil francos! Déjate de bromas... Es demasiado. A ese Alí, después de...

0 comentarios

Enviar un comentario