La Provincia de Matanzas y su evolución (1919)

Written by Libre Online

21 de febrero de 2023

Cultura Cubana. Adolfo Dollero

Historia del Liceo de Matanzas

El 5 de abril de 1863 tuvieron lugar los segundos Juegos Florales, en momentos muy críticos para las finanzas del Liceo, que se vio obligado a contratar un empréstito de 6,000 pesos al por ciento, con hipoteca de los muebles y de los ingresos del Liceo.

El acreedor un señor Fernando Borrón,  y exigió además las firmas de todos los miembros de la directiva. Era un hombre prudente.

Por aquel entonces el Progreso de Guanabacoa había publicado un artículo titulado Toros y Gallos en contra de las diversiones favoritas de los pueblos hispanoamericanos.

El Liceo, comprendiendo su utilidad, mandó reimprimir el artículo para repartirlo entre la gente del campo para difundir las luces entre ellas.

Este detalle da una idea de la acción educadora y civilizadora del Liceo de Matanzas en la primera época de su vida, cuando contaba entre sus filas los elementos de gran valor que dieron fama a esta provincia.

La escasez de fondos,  no impidió a la directiva del Liceo pensar en cambiar su local por otro más favorable, el de la sociedad Filarmónica, en la Plaza de Armas. Se promovió una suscripción entre los socios y se organizaron funciones en el teatro Manzano, pero con todo y eso, los trabajos en el nuevo edificio pusieron en grave aprieto al tesorero de la sociedad, llegando a obtenerse hasta el embargo de los muebles por parte de los acreedores.

Sin embargo, se continuaba a bailar y a comprar las dos tradicionales piñatas en los bailes de disfraz, tan en boga en los tiempos aquellos: una para señoras y la otra para caballeros.

Abundaban los socios de mérito: con ese nombramiento se premiaban los servicios gratuitos de los socios más entusiastas, como Rafael Otero y Marín, José Miguel Angulo y Heredia, Rafael del Villar, Pedro Hernández Morejón, etc.

Afortunadamente no vi premiado de igual manera al Secretario interino, que de diciembre de 1862 a febrero de 1863 salpicaba las actas del Liceo con “hirán, dicípulos, nuebo, aprovado, habonar” y otros disparatitos por el estilo.

¡Pero qué letra admirable tenía ese buen secretario!

El 13 de noviembre de 1863, hallándose enfermo de mucha gravedad el poeta José Jacinto Milanés, El Liceo de Matanzas nombró comisiones de dos socios que estuviesen al lado del hermano, D.  Federico, y turnándose cada dos horas.

Y el día 14,  en que ocurrió el fallecimiento, Rafael Otero fue comisionado para invitar a los periodistas a los literatos para que tomaran parte al entierro el día siguiente. Por telégrafo se comunicó a La Habana,  a Cárdenas y a Güines el fatal acontecimiento, para que la prensa local lo conmemorará: se nombró una guardia de honor para el cadáver y el día de las honras fúnebres, miembros de la Directiva del Liceo y de la Sección de Literatura llevaron en hombros el ataúd.

El Liceo dispuso el orden del cortejo, en el que tomaron parte también todos los Directores de Escuelas Públicas o Colegios particulares con 6 niños por cada uno.

El Liceo de Matanzas tomó también a su cargo la embalsamación del cuerpo de Milanés, primer socio de Mérito de la Sociedad.

Más tarde se pensó en formar una corona fúnebre literaria para costear, con el producto de su venta, una lápida en la casa del poeta, conmemorando su nacimiento. Pero el 27 de mayo de 1865 se desistió de la corona, por el escaso mérito de las composiciones presentadas a la Junta que debía juzgarlas.

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