Cultura Cubana. Adolfo Dollero
LAS OBRAS PÚBLICAS EN LA PROVINCIA DE MATANZAS
CARRETERAS.—PUENTES.—EL ACUEDUCTO DE
MATANZAS. FERROCARRILES.
Como datos curiosos, sin pretender recopilar los que formarían la Historia de las Obras Públicas en Matanzas, citaremos algunas:
La primera Cárcel que hubo en Matanzas fue un cuarto alquilado en 1756 a Juana López de Cuéllar. Solamente en 1840 se dejó de alquilar cuartos particulares a ese objeto, trasladando los presos al edificio construido con ese fin en la Plaza de Fernando VII o de San Francisco.
Ese mismo año la Diputación Patriótica nombró una Comisión para estudiar los medios para disecar los pantanos inmediatos.
Valdés Domínguez cita los nombres de los Comisionados y el dictamen rendido por ellos.
A mediados del siglo XIX empezaron las mejoras del Puerto de Matanzas.
En aquella época era bastante reducida la labor de O. P.
La idea de un acueducto para Matanzas fue lanzada desde el año de 1845 por el señor Manuel del Portillo, quien trataba aprovechar las aguas del Río de San Agustín, pero no encontró apoyo.
Otras gestiones hizo el Coronel Francisco de Albear y Lara, ingeniero militar, y tampoco obtuvieron éxito.
En 1859 Andrés del Portillo volvió sobre el proyecto y hasta reconoció varios manantiales para llevarlo a la práctica, lo que sin embargo no se hizo.
En Septiembre de 1860 La Aurora publicaba una Memoria y Presupuestos del Acueducto de Matanzas por el Ingeniero mexicano Juan F. Sánchez y Bárcena. Siguieron el ante-proyecto en 1863 y el Proyecto en 1867, pero supongo que la sociedad Bárcena y Hernández citada por Quintero sea esta misma, que por escasez de recursos abandonó la empresa poco después de haberla empezado.
Hasta 1871, según el mismo Quintero, los señores Fernando Heydrich, alemán, y G. Faura y Casanellas representando un grupo de capitalistas obtuvieron la concesión del actual acueducto.
En aquel entonces el acueducto, a pesar de sus imperfecciones, resultaba una obra de extraordinaria importancia y utilidad.
Para cerciorarme de la veracidad de los informes obtenidos sobre el Acueducto actual, informes que reconocí inexactos, solicité del Sr. Alfredo Heydrich autorización para visitar los manantiales y las obras ejecutadas por la Compañía.
En un buen Ford y por un camino no siempre bueno, recorrí los 14 kilómetros que separan Matanzas del manantial de Bello, o de Benavides, el más antiguo de los que surten de agua la ciudad de Matanzas.
Antaño el agua se represaba en un depósito socavado en el terreno, pero más tarde se revistieron de cemento has paredes interiores y se formó un fondo artificial con piedras muy gruesas.
No hay tanques, y el agua baja a Matanzas por la ley de gravedad, y con poca fuerza, ya que la altura de la represa es de 23 metros solamente.
Una turbida movida por el agua del río Cañas, una caldera de 100 HP. y un motor de unos 125 constituyen toda la maquinaria. El agua bombeada pasa directamente a la tubería de hierro, de 15 pulgadas de diámetro; la misma, de procedencia belga, que se instaló en 1872.
Está en magníficas condiciones todavía; por lo tanto es inexacto que por estar picada, deje pasar materias orgánicas. Todo el acueducto está cubierto.
La represa contiene agua muy clara, aun cuando las vegetaciones abundantes le den una apariencia desfavorable, empeorada por el cisco del carbón que se deposita sobre la superficie, yéndose poco a poco hacia el dique con el sobrante del líquido.
A pesar del cisco y de las algas, el agua aparece casi cristalina en el vaso.
No creo difícil la instalación de un filtro sencillo de grava, carbón y arena.
En San Juan, en donde se reúne al cubierto del polvo el caudal de agua de 7 manantiales, la tubería es de 12 pulgadas solamente, pero se proyecta cambiarla por otra de 24 pulgadas de acuerdo con las indicaciones de Sanidad que también aconseja represar el líquido para remediar la escasez actual. El líquido va para Matanza directamente.
(Continuará la semana Próxima)
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