La Provincia de Matanzas y su evolución (1919)

Written by Libre Online

6 de octubre de 2021

Datos físico-geográficos sobre la provincia de Matanzas. el subsuelo.

Cultura Cubana. Adolfo Dollero

La Compañía construyó para sus obreros higiénicas casitas, con sus servicios sanitarios y las comodidades compatibles con la vida minera.

Al regreso nos detuvimos a ver los trabajos de la Compañía Petrolera de Matanzas, cuya instalación es muy moderna. Los trabajos habían ya llegado a 1100 pies, pero sin resultados positivos hasta entonces.

Es innegable que la Provincia de Matanzas demuestra en la actualidad que no es un mito su riqueza minera. A unos 6  Kms. de la Compañía “Yumurí” se encuentran otras minas; la antigua e importante El Recreo, Caridad, Elena y varias otras denunciadas recientemente.

Dominan las rocas sedimentarias y la serpentina en toda la región.

El yacimiento de cobre llamado “El Recreo“ fue explotado intensamente hace años. Se formó hace poco tiempo una nueva Compañía para reanudar los trabajos y hoy la mina se llama El Vigilante.

Hay en ella filones reconocidos y bien mineralizados y muchas vetas secundarias. Es una buena mina. Se obtiene de 18 a 24 por ciento de cobre y acaso cuando se hagan excavaciones más sistemáticas que las de antaño y a mayor profundidad se obtendrán también en esta mina mayores rendimientos.

Parece que el área minera al Noroeste de Matanzas no es inferior a unos 12 kilómetros de anchura por 25 o 30 de largo, y su riqueza, sin ser extraordinaria, es sin embargo bastante considerable.

La ley minera cubana facilita las denuncias de minas, y en la actualidad la contribución grava solamente sobre las pertenencias o hectáreas y no sobre el mineral que se extrae.

* * *

El Territorio de Matanzas dispone de numerosas corrientes: varias podrían servir fácilmente para el riego, que en general no se practica.

Al Sur de la ciudad de Matanzas corre el Río de San Juan o de Matanzas: por el lado N. el Yumurí. El primero cambia varias veces de nombre y recibe muchos afluentes.

Los Ríos de Puerto Escondido, de Canasí, de Bacunayagua, de la Palma desembocan en el mar. El río Canímar, que también recibe varios afluentes, desemboca en la bahía de Matanzas.

En la obra ‘Esther de Chazeuil” de Reybaud y J. Pizarro (Habana, 1841), hay una bonita descripción de este Río, que como el Yumurí, inspiró a los poetas.

Al pie de las Tetas de Camarioca nace el Río del mismo nombre que tiene, como afluente, el R. Seco.

De la Sierra de Santa Ana, el Río Blanco que se pierde después en un sumidero en terrenos de Cárdenas.

Por Alacranes pasa el Río de San Andrés o de la Majagua, que se pierde al fin en los seborucales de la antigua Hacienda de San Agustín.

En la Ensenada de Broa desemboca  el Hatiguanico después de haber atravesado parte de la Ciénaga de Zapata. Nace de la Laguna del Tesoro y es su afluente el Río Negro.

En Cárdenas desemboca el Río de San Antón.

* * *

Varias son las sierras y las alturas de la Provincia de Matanzas, pero ninguna se eleva a grandes altitudes. Algunas forman valles encantadores como el del Yumurí. tantas veces descrito y cantado, o hermosos accidentes como El Abra o el de la Punta de Sabanilla, conocido con un nombre demasiado vulgar.

La orografía de la Provincia de Matanzas no ofrece dificultades para el estudioso, ya que se trata de colinas más que de verdaderas montañas.

Los Arcos de Canasí con unas 270 varas de altura, la Sierra de San Miguel, el Palenque, la Sierra de Camarones, las Tetas de Camarioca que alcanzan hasta 330 metros, y por el lado Oeste de la capital de la Provincia el famoso Pan de Matanzas que se eleva hasta 383.

Pezuela decía, allá por 1863, que El Pan servía de guía a los buques en alta mar, para llegar al puerto matancero.

* * *

La fauna de la Provincia de Matanzas no se diferencia de la de las Provincias colindantes. Solamente en la Ciénaga de Zapata, de la que pertenece una parte a Matanzas, abunda el manjuarí (Lepidosteus manjuari) hoy raro en otros lugares.

En donde abunda la serpentina llamada cuabal, piedra quebradiza, a veces rica de hierro, azufre y cobre, se encuentran generalmente las fuentes minerales como las de Guamacaro, de San Miguel de los Baños, etc.. todas conocidas y apreciadas desde hace muchos años.

Recuerdo haber leído que desde el año de 1827, el médico J. M. Casanova habíase ya ocupado de las aguas de San Pedro, haciendo de ellas un examen.

Las de San Miguel son extraordinariamente buenas. En ello están de acuerdo todos los más reputados hombres de ciencias.

El Dr. Carlos de la Torre y el Dr. Aguayo las calificaron, y con sobrada razón, de notables.

En 1892 los Doctores Gastón Alonso Cuadrado y Manuel Delfín Zamora, las analizaron encontrándolas alcalinas-carbonatadas con una fuerte cantidad de carbonatos de magnesia, cal y sosa, y sulfato de potasa.

No son idénticas a las de Madruga ni a otras que se conocen en Cuba.

Y tanto menos se trata de un bluff como el que se trae un industrioso comerciante de La Habana, que desde muy lejos acarrea un agua cualquiera que llega a la capital cargada de bacterias por el largo viaje, bacterias que él destruye después por medio de una instalación moderna.

El agua así tratada resulta potable, como lo resultaría cualquier otra, por cuan mala que fuese; pero no se puede en buena fe recomendarla como agua mineral y control de la salud!

Sobre las aguas minerales de Cuba en general han escrito también los doctores Joaquín de Aenlle, Beato, José Fernández Benítez. Joaquín Barnet y otros no menos reputados; y todos han considerado siempre las de San Miguel entre las mejores.

Rousset cita en su obra los Baños de Santa Rosa, en el Término Municipal de Manguito; los de Menéndez (sulfurosos) en el de Martí y en el Término de Matanzas las aguas mineromedicinales “Las Iberias de Camarioca”, todas inexplotadas.

Y se dice que existen otros manantiales todavía.

* * *

Hice una excursión a los famosos manantiales de S. Miguel en la agradable compañía de un grupo de distinguidas personas; entre ellas el culto abogado español Manuel Abril y Ochoa; el Dr. R. Pagés, digno magistrado de la Audiencia de Matanzas, y el Dr. Luis M. Cowley, juez en la Habana.

Españoles y cubanos son los más simpáticos compañeros de viaje que se pueda idear: alegres, decididos, amantes de la charla y de las bromas, siempre dispuestos para todo, y de todo satisfechos, proporcionan a sus amigos ratos muy agradables. Y con ellos la confianza y la amistad surgen muy pronto como lógica consecuencia de lo que antecede.

Almorzamos bien en Coliseo,  y de allí con un buen automóvil, por un camino bastante malo, y a veces cerrado abusivamente por las veleidades iracundas de un cacique muy rico llegamos a Sn. Miguel.

Dentro de algunos meses estará concluida la nueva carretera, buena, ancha y más corta. En 15 minutos será posible trasladarse de la estación ferrocarrilera de Coliseo, al Balneario.

De Cárdenas se llega a Coliseo en 35 minutos de automóvil, y de Matanzas en una hora y cuarto.

Además varios trenes al día unen Coliseo con esas ciudades y con la Habana.

De San Miguel de los Baños, como era antaño, no han quedado ni vestigios.  Quedó arrasado durante la primera guerra y, vuelto a construir, lo destruyeron nuevamente en la última.

Pero, en vez de las casas humildes, se levantan actualmente varios chalets modernos, todos uniformes, todos de columnas, con techos color rosa y gris y las paredes blancas.

(Continúa la próxima semana)

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