Cultura Cubana Adolfo Dollero
Visitas a los hospitales de Matanzas.- La Ermita de Monserrat.- El Cuartel de Bomberos del Comercio. La Estación Sanitaria
En una sola sala están reunidas las enfermas del sexo femenino, los niños, cuando hay alguno; las mujeres embarazadas y las que dan a luz.
Para el transporte de heridos o de enfermos que necesiten ser operados de urgencia, no hay elevadores: las camillas deben ser trasportadas a mano hasta el piso superior.
Los dementes, por carecer el Hospital de un pabellón adicional, están recluidos en unas jaulas gigantescas.
Y no podría hacerse de otro modo sin riesgo positivo para los demás enfermos.
Unas modestas habitaciones, que se titulan salones para pensionistas de primera y de segunda clase, constituyen lo mejor del edificio.
La cuota es de $2.00 y de $1.25 respectivamente.
Pezuela dice que en 1853 los gastos del Hospital Militar de Santa Isabel ascendieron a $32.122 pesos fuertes con 5 reales, y que la mortalidad no superó el 8 por ciento.
Al Hospital de Caridad de Santa Isabel, que era entonces un departamento del primero, se dedicaban 19,000 pesos aproximadamente.
El 21 de Diciembre de 1901 el Hospital de Santa Isabel acogió las mujeres enfermas del Hospital de San Nicolás destruido más tarde por un incendio.
El Sr. Secretario de Sanidad proyecta un viaje de inspección y sin duda se convencerá que es rigurosamente cierto lo asentado. Mi criterio imparcial demuestra que si hoy no pude hablar con entusiasmo del Hospital de Santa Isabel, se me puede creer cuando no escatimo los elogios.
Y muchos han sido los que brotaron de mi ánimo en varias oportunidades al hablar de la labor de la Secretaría de Sanidad y Beneficencia.
El patriotismo y el altruismo de la Colonia Española, en Matanzas, se han puesto de relieve con la creación del Sanatorio, cuyas condiciones son mucho mejores que las del vetusto Hospital de Santa Isabel.
Debo a la cortesía del señor Presidente de la Colonia, D. Pedro de Urquiza y Bea, el haber visitado el Sanatorio en todos sus detalles, y la favorable impresión que me hizo la visita.
El edificio, sin ser notable, tiene una apariencia que agrada, y la higiene de sus salas, de sus mamparas de cristal, de sus pisos de mosaico, de las 60 camas y de los gabinetes para los varios servicios, es inmejorable.
La Colonia Española adquirió en propiedad otro edificio y otros terrenos inmediatos con el propósito de ampliar el Sanatorio que va resultando pequeño para las necesidades de los socios.
En la actualidad el Sanatorio comprende, además del edificio fundamental, un Pabellón de Tuberculosos completamente aislado; otro para enfermedades infecciosas, construído recientemente en cemento armado y dotado de dobles puertas con telas de alambre para aislar a los enfermos evitando que los piquen los mosquitos: un Gabinete de Hidroterapia con aparatos modernos: uno de Electroterapia: una sala para las curaciones: otra para las operaciones de cirujía y por fin un Laboratorio para toda clases de análisis y una farmacia.
En el último año se trataron en el Sanatorio 420 casos de medicina y 108 de cirujía.
El dar una descripción detallada de cada sala o gabinete y de los instrumentos y aparatos que forman su magnífica dotación sería trabajo que saldría de los límites reducidos de esta obra; sin embargo reseñaré brevemente los detalles de mayor importancia, para honra de la Junta Directiva de la Colonia y del personal facultativo del Sanatorio.
El gabinete de Electroterapia está dotado de todos los aparatos más modernos y más necesarios para la aplicación de la electricidad; corrientes alternas, botellas de Leyden, etc., y además un aparato de Rayos X. El total de servicios en esta sala fue de 326 en el año pasado.
En la sala de Cirugía observé una mesa modernísima para operaciones, modelo M. Schaerer (Berna). Juegos de tornillos permiten plegarla parcial y totalmente en cualquier posición, y anestesiar al paciente sin que pueda darse cuenta de los preparativos del cirujano. Esa mesa constituye, creo yo, una novedad para Cuba.
(Continuará la semana Próxima)
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