La Provincia de Matanzas y su evolución (1919)

Written by Libre Online

29 de diciembre de 2021

SANIDAD Y BENEFICIENCIA

Cultura Cubana. Adolfo Dollero

La provincia de Matanzas es una de las más saludables. La mortalidad de la Capital no alcanza el 18 por mil.

Podría ser mucho más baja todavía si las clases humildes observaran mejor las reglas de la higiene, y si las calles estuviesen en mejor estado de urbanización. En Matanzas y en Cárdenas abunda el polvo, vehículo de microbios de todas clases.

El haberse inaugurado recientemente el Departamento de Higiene Infantil en Matanzas y en Cárdenas, sin duda contribuirá a la disminución de la mortalidad.

El Sr. Jefe de Sanidad de Matanzas (ciudad) Dr. A. Lecuona, me había informado favorablemente acerca del agua potable, pero la duda había hecho presa en mi ánimo por los mil informes contradictorios de otras personas de la localidad prominentes algunas de ellas.

Y yo había quedado convencido de que el agua potable constituyese el mayor factor de mortandad para la ciudad de Matanzas. Por consiguiente, estas páginas, hoy modificadas, eran una carga a fondo en contra de la Compañía de Servicios Públicos, producto de la fusión de las del Acueducto, de los Tranvías Urbanos y de la Luz Eléctrica.

Más tarde un distinguido amigo mío que reside en la Habana, me llamó la atención acerca de las exageraciones corrientes y de los motivos en que estaban fundadas.

Decidí entonces ir más al fondo del asunto y verlo todo personalmente.

Sería inútil tratar en este Capítulo de los detalles económicos de la fusión de las tres Compañías: si las personas que intervinieron en el asunto no hubiesen procedido con toda la pureza deseable al gestionar y conceder la renovación de la concesión, la opinión pública las trataría severamente.

El discutir este detalle saldría de los límites de esta obra; pero yo creo que los accionistas han procedido con arreglo a un indiscutible derecho buscando el modo de reducir sus gastos generales con la disminución del personal y rebajar el precio del alquiler de las oficinas, etc., aumentando así sus ganancias.

Y bien se sabe que al separar algunos empleados, ellos, sus parientes y sus amigos, forman una legión de enemigos.

En el Capítulo de O. P. el lector encontrará detalles sobre el Acueducto, cuyas obras he visitado con detenimiento, y con el legítimo orgullo de que mi inspección ocular, bondadosamente permitida por el Sr. Heydrich, no haya obedecido a intereses personales.

He aquí los análisis químicos del agua potable de Matanzas.

Análisis de las aguas del Manantial de Bello

(Realizado por el laboratorio Histo-Químico-Bacteriológico de La Habana).

Residuo seco:  0.334 xl000

Residuo por calcinación: 0.254 xl000

Pérdida al rojo : 0.032

Acido carbónico: 10. 16.

Carbonato de cal: 11°. 12.

Sulfato y sales de cal excepto el carbonato:  90.58.

Sales de Magnesia:  20.70.

Cloro: 0.0184×1000

Acido sulfúrico: 0.0210×1000

Oxígeno  prestado  al permanganato:  0.0012×1000

Materia orgánica total en ácido oxálico: 6.0157×1000

No contiene nitritos.

Es un agua buena.

Habana, Enero 3 de 1903. Vto. Bno.—Dr. J. Santos Fernández,

Director.—Dr. E. Acosta.

Agua procedente de los Manantiales de San Juan

Residuo seco a 110º: 0’332×1000

Id. por calcinación: 0’200 x 1000

Pérdida al rojo: 0’025 x 1000

Grado hidrotrimétrico total: 28° 526

Grado persistente: 8º 390

Acido carbónico: 1º 174

Carbonato de cal: 18° 962

Sulfato y sales de cal excepto carbonato: 0º 839

Sales de Magnesia: 70 551

Amoníaco libre: 0’0004 x 1000

Amoníaco albuminóideo: 0’0001 x 1000

Materia orgánica total en ácido oxálico: 0’0200×1000

Oxígeno prestado al permanganato: 0’0026×1000

Cloro: 0.023 xl000

Ácido sulfúrico: 0’006 xl00

No tiene nitritos.

Es un agua buena

Este análisis fue practicado por los doctores J. N. Dávalos y Ernesto Cuervo en muestras tomadas directamente en la ciudad de Matanzas en 2 de Mayo de 1904.

Compañía Hidro-Eléctrica

de Matanzas S. A.

Pronto Matanzas contará con otro servicio público de agua y luz eléctrica, el que proporcionará la Compañía Hidro-Eléctrica de Matanzas S. A.

La competencia abarata los precios, y el pueblo sale beneficiado por ella. Es por lo tanto deseable que haya una nueva Compañía, y que sus accionistas resistan al natural deseo de aumentar su capital, pasándose al campo del rival más poderoso.

En mi visita a los manantiales y a las obras del acueducto de Matanzas, pude convencerme de que el agua es suficientemente pura, aún cuando produzca abundante sedimento, como casi todas las aguas de Cuba.

Los manantiales producen diariamente unos 12000 m c. y la Sanidad exige 150 litros como cantidad mínima por cada habitante.

Siendo que la población de Matanzas es de 40000 habitantes, aproximadamente, resulta que la Compañía proporciona una cantidad mayor.

Sin embargo, resulta escasa, como pude comprobarlo personalmente en varias ocasiones.

En gran parte la escasez se debe al descuido de las familias; a veces dejan las llaves abiertas, a veces no funcionan las válvulas de los inodoros, y el agua se desperdicia en grandes cantidades.

Una inspección guiada por un alto empleado de la Compañía por las calles de Milanés y de la Independencia, habitadas por la mejor clase social de Matanzas, permitió calcular en un 40 por ciento el desperdicio de agua potable.

En 1872, cuando la Compañía obtuvo su primera concesión, no estaba obligada a dar más que 58 litros por segundo, es decir, unos 4300 m. c. diarios.

Y la Compañía dio mucho más a Matanzas en los últimos años de la concesión: no se puede negar que ha prestado un servicio positivo, aún cuando es susceptible de ser mejorado todavía.

Pude observar que después de algún fuerte aguacero, el agua potable era turbia y parecía contener detritus orgánicos; lo que había contribuido a convencerme de la deficiencia absoluta de la tubería, tanques, etc.

El Sr. Heydrich me dio la explicación siguiente: Se debería lavar la tubería cada semana, pero el caudal de agua de que se dispone no lo permite. Se aprovechan pues los días de lluvias para esta indispensable operación, porque en esos días no se necesita agua para el riego de las calles.

La cuota que se paga fluctúa entre $0.50 y $4 mensuales, no teniéndose en cuenta, según un principio socialista, el consumo, sino la casa.

A los pudientes se cobra más para rebajar la cuota de las casas pobres que necesitan el agua en iguales proporciones.

El precio de la fuerza eléctrica es 1 peso mensual por cada foco de 32 bujías y de 4 a 20 centavos por kilowat, según sea el consumo.

El Jefe de Sanidad inspecciona dos veces por semana la Estación Receptora del Acueducto, y pide siempre a la Compañía el aumento de la maquinaria en los manantiales de San Juan para remediar la escasez, que a cualquiera causa se deba, es sin embargo innegable. La Compañía prometió aumentar el diámetro de la tubería.

Yo agregaría todavía que sería deseable en el manantial de Bello (o Benavides) instalar un gran filtro económico de grava, carbón y arena en capas superpuestas, y levantar una barrera más elevada alrededor de la represa para impedir que las lluvias arrastren materias orgánicas en caso de aguaceros torrenciales.

Sin embargo, repito, la instalación es buena, y la tubería (hasta el año 1872) está en perfecto estado.

En 1918 la fiebre tifoidea contribuyó al aumento de la mortalidad en Matanzas, pero absteniéndose de tomar el agua sin hervir y mediante las inyecciones preventivas, el riesgo resultaba mínimo.

En la primavera se nota generalmente un aumento en los trastornos gastro-intestinales que de preferencia atacan a los niños que en la primera infancia carecen de la alimentación materna.

Hubo un brote de paludismo en Corral Nuevo, pueblito a tres leguas de Matanzas, entre esta ciudad y el antiguo Canasí.

La campaña de la Secretaría de Sanidad es activa en las casas, en los sumideros, en las letrinas. Se inspeccionan todos los depósitos de aguas, o de materias orgánicas; se petrolizan para destruir las larvas de los mosquitos, y se vigila que el fondo y las cuatro paredes estén cementadas perfectamente.

Para no ser injusto, debo agregar que desde el año 1828 la Sala Capitular de Matanzas, ya se ocupaba de ordenar a los propietarios la disecación de pantanos en sus solares yermos, así como les prohibía acumular en ellos basuras, para evitar el perjuicio que podía originar a la salud pública.

(Continuará la semana próxima)

En Matanzas no hay muchos mosquitos: los que hay son generalmente de la especie culex.

Para recoger las basuras de la ciudad hay 18 carros especiales, y 5 bombas de riego.

Para la petrolización hay 4 hombres, y cada uno de ellos lleva diez galones de petróleo.

Las basuras recogidas se arrojan en los vertederos a sotavento, en las afueras de la ciudad.

Otros carros están destinados a levantar escombros y el servicio de chapeo en las orillas de calles y caminos.

Servicio de Bromatología.—En los días y en las horas fijadas por la Jefatura Local de Sanidad, se procede a recoger muestras de leche a los expendedores.

Las muestras selladas y lacradas en presencia de los interesados, son llevadas a la Jefatura para ser examinadas.

Inspecciones Sanitarias.—Los médicos de cabecera están obligados a informar a la Jefatura Local de Sanidad de todos los casos de enfermedades cuarentenarias. En vista del informe, se procede a la inspección y a la desinfección que sean del caso. Pero hoy, no existen estufas modernas de desinfección, sino simplemente aparatos de fumigación.

También, cuando es necesario, se hace un perfecto lavado de los muebles y puertas, y se recogen y queman en los vertederos los efectos de la indumentaria contagiada.

La Jefatura Local de Sanidad distribuye e inyecta gratuitamente la vacuna en contra de la viruela, el suero antitetánico, el suero de Behring, el suero antitífico, etc.

La Jefatura de Sanidad tiene también a su cargo el Servicio de Cuarentenas, en los puertos.

No disponiendo aún de los datos de 1918, exponemos los del año de 1903 y de 1917 para que se pueda establecer una comparación entre las dos épocas.

La diferencia que resulta se debe a la mayor centralización de los servicios públicos, en general, en la Capital de la República; lo que ha disminuido naturalmente la labor de los puertos menos importantes. Además hoy se expide patente de Sanidad solamente a buques que procedan del extranjero, o excepcionalmente de algún puerto infecto de la misma isla.

Año de 1903.                              Cárdenas   Matanzas

Patentes de Sanidad expedidas …… 434        343

Total de buques inspeccionados ….. 280        279

Total de personas inspeccionadas …8.050     9.927

Total   de   individuos en cuarentena… 0           0

Año de 1917.

Patentes de Sanidad expedidas ……..278        344

Total de buques inspeccionados ……..156       172

Total de personas inspeccionadas …. 3.887    5.468

Total   de   individuos en cuarentena…. 27        0

La Jefatura de Sanidad de Matanzas estaba a cargo del Dr. Adolfo Lecuona en la época de mis visitas a esa ciudad.

Según Quintero y Almeida, la primera Junta de Sanidad se creó en Matanzas el año de 1814 el14 de Junio, siendo respectivamente primer Presidente y primer Secretario los señores Lorenzo García y José Teurbe Tolón.

El Licenciado Juan García, en 1740, fue el primer médico de Matanzas.

A principio del siglo pasado los servicios médicos para casos accidentales no existían, y se debe al Gobernador Cecilio Ayllon la creación (A. 1830) del sistema de turnos en los que los Facultativos estaban obligados a prestar servicio público para evitar el bochornoso caso de que a veces los heridos permaneciesen toda una noche sin auxilios.

He aquí algunos datos sobre la Beneficencia en Matanzas. Casi todos proceden de la tercera Conferencia Nacional de Beneficencia y Corrección.

Hospital de Santa Isabel y de San Nicolás.—Se fusionaron el 12 de Diciembre de 1901. Hasta entonces el primero era para varones, el segundo para hembras.

El de Santa Isabel nació del extinguido Asilo de San Juan de Dios levantado en 1757 por iniciativa de Carlos Tapanes, filántropo, cuyas gestiones habían tenido principio desde el año 1749.

Entonces era el asilo citado un pobre edificio en el que todo faltaba. Su techo era de guano, y siendo escasas las limosnas para sostenerlo, el Capitán General Guemes y Horcasitas, le había concedido el producto de la valla de gallos.

Más tarde D. Bernardino Blanco, cirujano del Castillo, obtuvo algunas concesiones para hacerse cargo del Hospital o Asilo en cuestión. Pasó después en varias manos y hasta cambió de sitio antes de dar lugar al Hospital de Santa Isabel que existe todavía.

A Alejandro Ramírez (1825) y al Conde de Villanueva (1827) se deben las reformas y mejoras principales de ese Hospital en el siglo pasado.

Quintero, en sus ‘’Apuntes para la Historia de la Isla de Cuba con relación a la ciudad de Matanzas”, escribe que hubo una iniciativa aún anterior a la del filántropo Tápanes, porque en 1742, D. Pedro Nolasco S. y D. Francisco Valderrama, ya habían pedido terrenos para fundar un Hospital de Caridad, obteniéndolos de inmediato por el Honorable Cabildo. Sin embargo, las dificultades encontradas para, reunir los fondos necesarios, dieron al traste con los buenos propósitos de esos señores.

En Septiembre de 1900 el Cor. Domingo Lecuona, Alcalde de Matanzas, solicitó y obtuvo del Gobierno Americano se encomendara a Miss Henry la organización de una Escuela de Enfermeras en el Hospital.

El Hospital de S. Nicolás, para mujeres, se debió al Pbro. Nicolás González Chávez, filántropo también.

Ese señor dejó en 1846 los censos que poseía a favor de su iniciativa altruista, y con tan loable ejemplo, siguieron otros donativos valiosos: entre ellos los de S. de Ximeno, de Josefa Santa Cruz de Oviedo, de Martina Garcia, Manuel del Portillo y María de Jesús Antonia de Armas.

Casa de Beneficencia.—El Ldo. José María Casal planteó el problema de la necesidad imprescindible de un Colegio para niñas pobres, desde el año 1843. La Sociedad Económica Amigos del País acogió favorablemente su iniciativa, y J. Tomás Ventosa, catalán, le prestó un apoyo decisivo.

Unos censos, un bazar de caridad, el impuesto de un real sobre cada barril de harina, y el alquiler de los esclavos embargados por los Tribunales (para todo sirvieron los pobres esclavos) fueron la base de la Casa de Beneficencia.

Después varios benefactores hicieron donativos de dinero: Simón de Ximeno dio $2,000; Francisco de la O. García. $10,000; Francisco Hernández Morejón, $6000; Julián Alfonso $4,800; Martina García, $3,000; Simón Labayén $2,000, etcétera.

La casa se abrió en la quinta “El Recreo”, del barrio denominado Simpson, dando albergue a 10 niñas; según Quintero, el año de 1847, teniendo un capital de 83,458 pesos que subió hasta $130,000.

En 1860 ya tenía 50 asiladas, pero hoy ha decaído y el número de las niñas en Septiembre de 1918 llegaba solamente a 19, y por un abuso del Gobierno de antaño, y la mala administración de varias Juntas de Patronos perdió las tres cuartas partes de su capital o acaso más todavía.

Asilo de S. Vicente de Paul.—El 8 de Junio de 1863 la Junta de Maternidad y Beneficencia de Matanzas había acordado la creación de este asilo, efectuándose su fundación el 6 de Mayo de 1866.

Los esposos Luisa Valiente y Luis López de Villavicencio y el señor Juan N. Valiente apoyaron la filantrópica idea con importantes donativos: los dos primeros cedieron para ese fin 40 casas de su propiedad.

Las Hermanas de la Caridad tomaron a su cargo el asilo desde el 18 de Febrero de 1868.

Podrían caber en él 100 niñas, pero solamente hay 40, aparte de las externas cuyo número es variable. A las últimas está dedicada, desde el año de 1894, la planta baja.

La Asociación o Conferencia de San Vicente de Paul se fundó el 27 de Noviembre de 1864 por un grupo de señoras piadosas, bajo la dirección espiritual del Pbro. D. Ramón Maceda. La primera Presidenta fue la señora Asunción Gastón de Rodríguez Rivera, esposa del Gobernador Provincial.

Los fines de la Asociación son universalmente conocidos: recolectar fondos para beneficiar a los pobres en sus mismas casas; moralizar las familias evitando los concubinatos y los malos ejemplos a los niños; recoger huérfanos indigentes, educarlos e instruirlos.

Para lo último se creó el Asilo, que el 2 de Noviembre de 1873 había quedado a cargo del Obispado de La Habana. Cuando se creó el Obispado de Matanzas los poderes del primero fueron delegados en el segundo.

Asociación de las Señoritas de la Caridad.—La componen jóvenes católicas movidas por un alto ideal de feminismo bien entendido. ¿Qué puede haber más hermoso que el ejercicio de la caridad por obra de la mujer?

La Asociación, venciendo con buena voluntad, fe y abnegación muchas y graves dificultades económicas, recolecta fondos y organiza fiestecitas para aumentar sus ingresos. Semanalmente reparte víveres a unas 60 familias menesterosas, y en la fiesta de Navidad a un número mucho mayor. A veces regala medicinas o paga los alquileres de las familias que no pueden satisfacerlos.

En el pasado año se repartieron $1,473.25 de limosnas, sin contar los regalos extraordinarios de Navidad.

La Comisión Especial de Señoritas, en algunas ocasiones reparte también frutas y dulces a los convalecientes en los Hospitales.

La Asociación posee una biblioteca de índole moral y religiosa.

Presidenta, en 1918, ha sido la señorita Pilar Penichet y Director Espiritual lo es el P. Nieto, de los Paúles.

He leído con gusto su opúsculo acerca de la Asociación y de sus fines, pero no estoy conforme con lo asentado por él sobre el respeto y las consideraciones de los pueblos germanos para la mujer.

Los hechos nos han demostrado que si ellos respetan la mujer de su país, no saben de ningún modo respetar la de los otros pueblos, y la debilidad es para ellos un incentivo para cometer toda clase de oprobios.

He sabido que existió con anterioridad una Asociación de Beneficencia Domiciliaria, cuya Secretaría desempeñaba en 1869, la señora Rafaela Heredia de Angulo. Ignoro si esta Asociación fuera la misma de S. Vicente de Paúl, ya que coinciden las fechas de la existencia de ambas.

Asilo Palmira Duarte—La Sociedad Misionera Americana de la Iglesia Protestante denominada Episcopal, había encomendado al pastor D. Pedro Duarte, la fundación y el sostenimiento de una escuela mixta.

Duarte fundó la Escuela, y él mismo con la señorita Mercedes Acosta, la dirigieron durante 20 años,  hasta   que los acontecimientos   políticos   obligaron al pastor y revolucionario cubano a emigrar.

La hija del Sr. Duarte, Palmira, a su regreso a Cuba, después de la Paz, se ocupó con gran interés en convertir la escuela en asilo, logrando asilar e instruir unas 60 niñas.

La muerte impidió a la señorita Duarte continuar su obra de altruismo, y el asilo acabó por desaparecer.

Asilo de Ancianos.—Ha sido fundado en Enero de 1892 por una Congregación Católica, quedando a cargo de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados.

Antonio y José Zavala contribuyeron a la fundación del Asilo, generosamente.

Se estableció primeramente en la Quinta Cardenal, y más tarde tuvo su edificio, para cuya construcción la señora Dolores Cruz Vda. de Ximeno cedió gratuitamente el terreno.

El Asilo de Ancianos se inauguró el 25 de Marzo de 1896.

A mediados del año de 1918, unos 76 ancianos estaban asilados en esta casa, atendidos por 13 Hermanas: doce de ellas de nacionalidad española y una colombiana.

El Asilo se sostiene con limosnas, y unas pequeñas subvenciones del Ayuntamiento y del Consejo Provincial: el primero paga $50 y el segundo $40 mensuales.

La Secretaría de Sanidad paga $0.20 centavos diarios por cada anciano, considerando que su número no exceda de 60 personas. Pero siendo casi siempre mayor, y debiéndose agregar las 13 Hermanas que también comen, se desprende cuáles dificultades económicas tendrán que vencer las pobrecitas.

Y con tantos ricos organizadores del egoísmo!

Asilos Municipales.—Después de la re concentración, que sembró en Cuba el luto y la desesperación, un grupo de ciudadanos, altruistas, trató de salvar en Matanzas a los infelices que habían quedado con vida, recogiéndolos en el Antiguo Lazareto.

Esos buenos cubanos fueron los doctores Félix de Vera, Domingo Mádan y Andrés Ulmo, a los que habíase unido voluntariamente el dominicano Sr. Manuel Gil Caminero, persona muy identificada con su patria adoptiva.

Al conseguir Cuba su libertad el doctor Alfredo Carnot, quien fue el primer Alcalde de Matanzas, pasó esos Asilos Municipales al barrio de Versalles, y el doctor Félix de Vera, les agregó un Hospital para niños.

El año de 1900, con motivo de la nueva Ley de Beneficencia, muchos asilados prefirieron quedarse con sus familiares, aunque pobres, al verse trasladados a La Habana.

Y así, en Septiembre de ese año, desapareció el Asilo de Niñas que acogia unas 150 criaturas, y el Asilo de Varones se transformó en la Escuela Industrial, desaparecida a su vez en 1901. Los niños, no recogidos por las familias, fueron llevados a Santiago de las Vegas.

Quedó, por consecuencia, Matanzas, sin un asilo para varones, que buena falta hace.

En Pueblo Nuevo hubo también dos pequeñas enfermerías para recoger reconcentrados, pero sus condiciones eran bastante deficientes. Denominadas “La Caridad” y “San Carlos”.

Un grupo de filántropos americanos sostuvo también un modesto asilo llamado “Industrial Home”. Me informan que hoy ha desaparecido.

Dispensario Mádan -Esta filantrópica institución, de la que hablo más adelante, se debe a la campaña del Dr. Delfín y del Dr. Mádan.

Se fundó el día 3 de Septiembre de 1894, acogido por el Cuerpo de Bomberos del Comercio, y protegido por el Ayuntamiento de Matanzas y por damas caritativas.

Los nombres de los médicos Ulmo de Vera, Luis Cuní, Domingo y Roberto Mádan, Eduardo Díaz, Jacinto Carrera, Juan S. Michelena, Venero, Estorino, del Junco, Font, Galup, Quirós, Trelles, Adolfo Lecuona, etc. están ligados con la vida del Dispensario.

Hubo en Matanzas unos Dispensarios Municipales, creados en 9 de febrero de 1899, cuya utilidad no necesita ser puesta de relieve. En ellos fueron asistidos muchos miles de personas.

Me informan que los suprimió el Coronel Domingo Lecuona cuando fue alcalde de la ciudad. Es sensible.

Hoy, por cuenta del Municipio de Matanzas, se despachan recetas en una farmacia, y los médicos municipales visitan a los enfermos provistos de su respectiva boleta.

En 13 de Junio de 1875, se fundó una Sociedad de Beneficeneia Asiática, cuya Junta se componia de filántropos matanceros que deseaban ser útiles a los pobres trabajadores de ese continente.

VISITAS A LOS HOSPITALES DE MATANZAS.—LA  ERMITA DE MONSERRAT.—EL CUARTEL DE BOMBEROS DEL COMERCIO. LA ESTACION SANITARIA.

La lápida de la puerta de entrada reza textualmente:

“El Hospital de Santa Isabel ha sido fundado en 1838 por beneficencia del vecindario y solicitud del Conde de Villanueva”.

Un folleto impreso en 1834 en la Imprenta de la Real Marina, dice que el 19 de Noviembre del mismo año, al festejarse el día de días de Isabel II, se puso la primera piedra del edificio.

Algunos años más tarde, el 24 de Julio de 1846, se inauguraba el Hospital de S. Nicolás para mujeres pobres, por iniciativa del piadoso Pbro. D. Nicolás González de Chávez, y mediante el auxilio del Gobierno y de los vecinos.

No me parece que el edificio antiguo del Hospital de Santa Isabel reúna las condiciones necesarias; además se nota insuficiencia y deficiencia en su dotación, exceptuando la dotación de los instrumentos de cirujía. Faltaba también una sala para niños y otra para maternidad en la época en que yo lo visité (1918).

El personal médico, a pesar de su buena voluntad, no puede obviar a los inconvenientes aludidos, como tampoco lo puede el personal femenino que, instruido según las reglas de la ciencia y de la higiene modernos, se ve obligado a actuar en un medio no apropiado a sus conocimientos.

Las enfermeras, 28 en conjunto, llenas de abnegación, cumplen heroicamente con su cometido y constituyen la nota simpática del Hospital.

Otra nota simpática la dan los árboles frondosos que contribuyen también a levantar el ánimo oprimido por la vista de los enfermos.

Volviendo a las enfermeras, es mi deber el consignar la pena que había causado en la sociedad matancera, el ataque injustificado de que habían sido víctimas, en esos días, por un periódico local.

Pobres muchachas, que sacrifican su juventud en aras de la caridad y del deber, bien merecerían, siquiera el agradecimiento de los que piensan y de los que sienten humanitariamente!

El primer año ganan 8 pesos mensuales; 12 en el segundo y 25 en el tercero.

Qué ironía! Una cocinera o un criado de mano respondón y sucio pretende a veces ganar un salario mayor!

Solamente las graduadas pueden alcanzar 50 pesos de sueldo: $75 la graduada que hace el servicio nocturno, y $100, la Superintendente que dirige el servicio de todas.

Quien conoce la tarea muy ingrata de asistir a enfermos, casi siempre pertenecientes a las clases más refractarias a los principios de higiene; los servicios, a veces muy humildes a los que tienen que dedicarse esas señoritas: la lucha constante que deben sostener en contra de lo que les pide su juventud y de las naturales aspiraciones de la mujer instruida, debe forzosamente tener sólo admiración por ellas y verlas como ángeles de la caridad dignos del mayor respeto.

¿Qué más pudiera exigírseles que cumplir con su deber en las horas de su permanencia en el hospital y en la escuela?

El joven y caballeroso doctor Roberto Benavides (uno de los médicos internos del Hospital), tuvo la bondad de acompañarme en mi visita.

También el doctor Benavides sacrifica  en su tarea humanitaria los mejores años de su juventud.

El pabellón de los tuberculosos, todo de madera, y deficientísimo no tiene nada de común con el Sanatorio La Esperanza. Es para hombres exclusivamente, porque en Matanzas han olvidado probablemente que la mujer es la madre del hombre y que está sujeta a casi todas las mismas enfermedades.

Y pasaremos al Laboratorio.

Los muebles, las mesas de operaciones, los aparatos de esterilización piden a grandes voces ser sustituidos, por otros modernos, y aumentada la dotación.

En una sola sala están reunidas las enfermas del sexo femenino, los niños, cuando hay alguno; las mujeres embarazadas y las que dan a luz.

Para el transporte de heridos o de enfermos que necesiten ser operados de urgencia, no hay elevadores: las camillas deben ser trasportadas a mano hasta el piso superior.

Los dementes, por carecer el Hospital de un pabellón adicional, están recluidos en unas jaulas gigantescas.

Y no podría hacerse de otro modo sin riesgo positivo para los demás enfermos.

Unas modestas habitaciones, que se titulan salones para pensionistas de primera y de segunda clase, constituyen lo mejor del edificio.

La cuota es de $2.00 y de $1.25 respectivamente.

Pezuela dice que en 1853 los gastos del Hospital Militar de Santa Isabel ascendieron a $32.122 pesos fuertes con 5 reales, y que la mortalidad no superó el 8 por ciento.

Al Hospital de Caridad de Santa Isabel, que era entonces un departamento del primero, se dedicaban 19,000 pesos aproximadamente.

El 21 de Diciembre de 1901 el Hospital de Santa Isabel acogió las mujeres enfermas del Hospital de San Nicolás destruido más tarde por un incendio.

El Sr. Secretario de Sanidad proyecta un viaje de inspección y sin duda se convencerá que es rigurosamente cierto lo asentado. Mi criterio imparcial demuestra que si hoy no pude hablar con entusiasmo del Hospital de Santa Isabel, se me puede creer cuando no escatimo los elogios.

Y muchos han sido los que brotaron de mi ánimo en varias oportunidades al hablar de la labor de la Secretaría de Sanidad y Beneficencia.

El patriotismo y el altruismo de la Colonia Española, en Matanzas, se han puesto de relieve con la creación del Sanatorio, cuyas condiciones son mucho mejores que las del vetusto Hospital de Santa Isabel.

Debo a la cortesía del señor Presidente de la Colonia, D. Pedro de Urquiza y Dea, el haber visitado el Sanatorio en todos sus detalles, y la favorable impresión que me hizo la visita.

El edificio, sin ser notable, tiene una apariencia que agrada, y la higiene de sus salas, de sus mamparas de cristal, de sus pisos de mosaico, de las 60 camas y de los gabinetes para los varios servicios, es inmejorable.

La Colonia Española adquirió en propiedad otro edificio y otros terrenos inmediatos con el propósito de ampliar el Sanatorio que va resultando pequeño para las necesidades de los socios.

En la actualidad el Sanatorio comprende, además del edificio fundamental, un Pabellón de Tuberculosos completamente aislado; otro para enfermedades infecciosas, construído recientemente en cemento armado y dotado de dobles puertas con telas de alambre para aislar a los enfermos evitando que los piquen los mosquitos: un Gabinete de Hidroterapia con aparatos modernos: uno de Electroterapia: una sala para las curaciones: otra para las operaciones de cirujía y por fin un Laboratorio para toda clases de análisis y una farmacia.

En el último año se trataron en el Sanatorio 420 casos de medicina y 108 de cirujía.

El dar una descripción detallada de cada sala o gabinete y de los instrumentos y aparatos que forman su magnífica dotación sería trabajo que saldría de los límites reducidos de esta obra; sin embargo reseñaré brevemente los detalles de mayor importancia, para honra de la Junta Directiva de la Colonia y del personal facultativo del Sanatorio.

El gabinete de Electroterapia está dotado de todos los aparatos más modernos y más necesarios para la aplicación de la electricidad; corrientes alternas, botellas de Leyden, etc., y además un aparato de Rayos X. El total de servicios en esta sala fue de 326 en el año pasado.

En la sala de Cirujía observé una mesa modernísima para operaciones, modelo M. Schaerer (Berna). Juegos de tornillos permiten plegarla parcial y totalmente en cualquier posición, y anestesiar al paciente sin que pueda darse cuenta de los preparativos del cirujano. Esa mesa constituye, creo yo, una novedad para Cuba.

La sala mencionada posee también una colección magnífica de instrumentos de cirujía, de auto-claves y una buena dotación de material quirúrgico.

El Gabinete de análisis, a cuyo frente está el culto y joven facultativo doctor Florencio de la Portilla, está muy bien montado. Pueden hacerse en él toda clase de análisis clínicos, habiendo podido observar entre su material una Incubadora de la casa The Freas Electric Oven; una Centrífuga de Víctor, eléctrica, para sangre: otra de mano; esterilizadoras por calor seco (auto-claves);  un ureómetro de Moreyne; un lactobutirómetro, de Marchand; un aparato Backoch para análisis de leche de vaca: un microscopio; una destiladora de acetona, etc., etc.

El total de los análisis fue en 1917 de 1061.

Anexo al Laboratorio hay unas jaulas en donde se crían curíeles y conejos para los experimentos científicos.

La farmacia perfectamente montada, posee además un refrigerador Mulford para sueros y vacunas de todas clases.

¿Qué más pudiera yo decir?

La Colonia Española de Matanzas puede ufanarse de haber llevado a cabo, y ahora de sostener y mejorar continuamente una obra muy hermosa y muy encomiable; y el doctor Armando Estorino, director del sanatorio y los Doctores Luis D. Díaz cirujano, y Florencio de la Portilla, médico auxiliar y bacteriólogo, de haber contribuído eficazmente con sus afanes y su cultura científica a la realización de los ideales del grupo entusiasta que está al frente de la mencionada Colonia.

Una última nota. En el año pasado se gastaron en el Sanatorio 30 303.99 pesos.

Al concluir la visita al Sanatorio, subimos hasta la Ermita de Montserrat, que domina el hermoso Valle del Yumurí.

Alrededor de la Capilla la Colonia Española posee unos terrenos que a pesar de

ser pedregosos son a propósito para las giras campestres de los socios.

La carretera que lleva para la meseta está muy bien cuidada.

Unas casuchas de madera, algunas vacas, un molino de viento para subir el agua desde una profundidad de 130 m aproximadamente; unos asientos de cemento, y la base de la Casa de España que se proyecta construir en el punto más elevado, pero que hasta ahora se ha limitado a los sólidos muros de hormigón hidráulico.

La Ermita, fundada por los catalanes y dedicada a la Virgen del terruño, es hoy

un símbolo de la unión lograda entre casi todos los componentes de la colonia de España. Reúne todos los estandartes de las provincias que duermen amparados por la bandera de la nación española. Flota en la Ermita una aureola de poesía y de amor a la patria que seduce.

El altar mayor, casi escondido entre un paisaje de corcho de Cataluña, salpicado de aldeas y de recuerdos, se me antojaba un suspiro reprimido por la tierra lejana.

D. Segundo Botet, hijo de padres catalaes, ha regalado el arm

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