La protesta de Baraguá, lección de civismo

Written by Libre Online

14 de marzo de 2023

Por Rafael Soto Paz (1948)

La protesta de Baraguá es uno de los movimientos más dignos en las luchas por la liberación de Cuba.

Negociado el convenio del Zanjón con el cual se trató de dar por terminada la Guerra de los Diez Años, un grupo de veteranos mambises se negó a reconocer dicho pacto, y después de una entrevista entre los generales Antonio Maceo y Arsenio Martínez Campos, quedaron de nuevo rotas las hostilidades entre las fuerzas libertadoras de Cuba y los ejércitos de la Corona española.

Se cuenta que cuando se supo por las tropas cubanas protestantes,  que la lucha por la independencia se reanudaba el 23 de marzo, uno de los mambises presentes, exclamó entusiasmado:

-¡Muchachos! ¡El 23 se rompe el corojo…!

La entrevista entre Martínez Campos y Maceo había tenido lugar en la Sabana de San Juan, (Baraguá, Palma Soriano), bajo unos copudos mangos el día 15 de marzo de 1878. 

Los patriotas designaron inmediatamente un Gobierno Provisional, que prestó juramento ante el notario de Palma Soriano, doctor Pedro Calmell, y estaba conformado así: presidente: Manuel de Jesús Calvar; secretario: Fernando Figueredo Socarrás; vocales: Pablo Beola y Leonardo Mármol. Fue designado General en Jefe, Vicente García González y Jefe del Departamento Oriental Antonio Maceo Grajales.

A los pocos días surge un encuentro entre las tropas cubanas y las españolas, pero de pronto los soldados hispanos, dejándose matar estoicamente, comenzaron a gritar, agitando pañuelos blancos al aire: “¡Viva la Paz! “¡Viva Cuba…! ¡No hagáis fuego, que todos somos hermanos…!” Estas tropas obedecían  órdenes de Martínez Campos, deseoso de terminar el conflicto. 

A su vez, Maceo, se vio en la necesidad de tocar “¡Alto el fuego…!”,  y confundido ante aquel gesto heroico y desconcertante de los adversarios, el general insurrecto se retiró a su campamento. 

Contaba entonces el caudillo treinta y tres años de edad; y en su armazón de atleta, veintiséis cicatrices de bala, permanecían esculpidas, habiendo tomado parte en más de ochocientas acciones de guerra.

La protesta de Baraguá, se ha dicho, hizo del Pacto del Zanjón una tregua y salvó el prestigio de la Revolución del 68, ya que no la reputación de los revolucionarios, que de esta nadie puede dudar.

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