El Ómicron obligó al encierro a los fiesteros que esperaban ansiosos celebrar la llegada del año nuevo con brindis, bailes y, asados, terminando todo esto en unas “aguadas” parrandas familiares, de menos de diez personas en los hogares de Miami, con el fin de evitar los contagios.
A diferencia de otros años lo único que se observó en esta ocasión fueron pequeñas fiestas familiares, luego de que se suspendieron las reuniones masivas, debido a la aparición del Ómicron, que se convirtió en la pandemia letal del fin de año y de la llegada del 2022.
La mayoría de los hoteles, donde se habían programado bailes masivos, tuvieron al final que suspender dichas programaciones de fin de año, ante la alerta que dieron las autoridades para evitar las reuniones masivas de más de 20 personas.
Este final de año se vieron muchas reuniones familiares en las casas y apartamentos, pero de menos de cinco personas, ante el temor del contagio del Ómicron, que ya comenzó a hacer estragos en todos los círculos sociales de Miami.
Los asados en los parques y en la playa, tampoco tuvieron mucho entusiasmo, ya que la gente prefirió guardarse en casa en espera de una disminución en los contagios, aunque todavía no hay gran afluencia masiva de pacientes a hospitales.
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