¿LA MEDICINA EN CUBA?: “¡TARARÍ QUE TE VI!”

Written by Roberto Cazorla

18 de agosto de 2021

“En sus 52 años como faraón, Fidel Castro diseminó hacia los cuatro puntos cardinales la falacia de que, gracias a la superioridad del modelo socialista, Cuba se convirtió en una potencia de la medicina contemporánea”.

Desde que tengo uso de razón, me he preguntado qué tenían por neuronas los siniestros Karl Marx y Friedrich Engels cuando se les ocurrió “darle rienda suelta” a la ideología más sanguinaria creada por hombres tan ignominiosos como ellos y que llamaron “Comunismo”. No existe en ningún idioma a nivel planetario, que explique tan fidedignamente la palabra “MENTIRA” (con mayúsculas) como dicha ideología.

Solo el que ha sentido en sus carnes las puñaladas que resulta el comunismo, puede narrar que ni en el infierno, ese mundo representado por el demonio con rabo y un tridente en la mano derecha, se le podría comparar. Que un país sea víctima de tan cancerígeno régimen, es preferible que sea devorado por un tsunami o un seísmo: vivir con el comunismo flagelándonos el alma, es preferible la muerte en caso de que no se puede escapar.

Desde que en Cuba irrumpió aquella banda de facinerosos, asesinos, sedientos de sangre humana encabezada por el monstruo más monstruoso que ha nacido en América (continente), Fidel Castro y sus pérfidos Camilo Cienfuegos (me hubiera gustado ver si no le hubiesen asesinado, si no se habría convertido en otro asesino. No le dieron la oportunidad ni el tiempo, pero de aquella manada de hienas, no se salvaba ni “Mazzantini el Torero”), Che Guevara, su hermanastra “La China”, y un largo etc., de verdugos de “alta gama”, no han cesado de mentirle al pueblo cubano, así como al mundo en general. Una de sus mayores mentiras, es que, la forma de funcionar la medicina y la cultura, han sido la envidia de todo el continente. Aquí, en este país que se llamó España, todavía suelo encontrar gente “taruga” que me discute e insiste en que la medicina y la educación en Cuba es la mejor de Latinoamérica. Hablan sin saber sobre los miles de “medicuchos” que andan repartidos por el planeta con la misión no de curar enfermos, sino de lavarles el cerebro y convertirlos en robots. Además de que las decenas de “mediquitos” farsantes (que a mí no me toca uno ni con un palo), los desgobiernos comunistas y los que no los son, les pagan buena suma de dólares a los dictadores cubanos por el servicio de los mediocre que no llegan ni a curanderos, de cuyo dinero les llega a ellos (se lo merecen por cretinos y subnormales) la tercera parte en dinero cubano, hecho con papel de periódico, que no sirve ni para “jugar a la bodeguita” como cuando éramos niños.

HOSPITAL DE MATANZAS

Estando yo en Chicago en 1970, comencé a enviarle a mi hermana unas pastillas que eran el sucedáneo de la glándula tiroides que le habían extirpado y, de no tomar dicha pastilla, podría enloquecer, puesto que se apoderaba de ella un total descontrol del sistema nervioso. Regresé a España y seguí enviándoselas, hasta hace un par de años porque nunca se la entregaban, se la robaban en la oficina de Correos de Matanzas. Hoy, dichas pastillas se las envía una nieta que tiene en Miami.

Ya en 1963, cuando se acudía al médico, éste, antes de recetar cierta medicina, preguntaba: “¿Usted tiene familia en el extranjero? “Sí, ¿por qué?”, “pues para que le envíe esta medicina porque aquí, en Cuba, no la hay”. Salí de Cuba en 1963, ya entonces, cuando en el Hospital de Matanzas (en Versalles) ingresaba alguien de nuestro pueblo natal, Ceiba Mocha, los acompañantes iban a cualquier hora de la noche y madrugada a tocarle la puerta a mi hermana para que le diera hielo, porque ni eso había ya en dicho hospital. Entonces había que llevar almohadas, sábanas e insecticida para matar cucarachas, mosquitos y todo tipo de insecto tan “venenosos” como la propia revolución comunista. Pero la situación se ha agravado tanto que, en los últimos ocho años, han cerrados 64 hospitales. “En sus 52 años como faraón, Fidel Castro diseminó hacia los cuatro puntos cardinales la falacia de que, gracias a la superioridad del modelo socialista, Cuba se convirtió en una potencia de la medicina contemporánea”. Ni colgándolo por su lengua viperina, hubiese pagado el muy H. de la G. P. Cuba perdió un tercio de la capacidad de hospitalización, los enfermos hacen regalos a médicos y dentistas para poder ser atendidos, puro chantaje, “vicio” que los comunistas siempre le han achacado al capitalismo; ellos, que son capaces de vender a la madre que los parió. Muchas intervenciones quirúrgicas no se realizan por falta de cirujanos o de lo necesario para operar, médicos abandonan la profesión y venden artesanías o son choferes, aumentan las epidemias de todo tipo, la falta de medicamentos agrava y causa miles de muertes. Por si fuera poca la desgracia, Cuba está siendo barrida por el virus inventado por los chinos para cargarse a millones de ellos mismos y a Occidente. En Cuba no hay vacunas, no hay ni una aspirina, pero la prensa occidental, que está comprada y manipulada por un grupo que yo sé quiénes son…, calla, otorga, se alegra de que en la isla no quede ni un cubano para hacer sopa. Así es de malvado el mundo formado por los comunistas en todo el Universo, ese mundo en el que la medicina, la educación y todos los servicios hospitalarios son de primera categoría y obsequiada por los “complacientes” dictadores.

MEDIO ORIENTE

Cuba, hoy, sufre una nueva y terrible crisis de tal envergadura, que no existen ni preservativos. El dueto salud pública-educación gratuito en la isla fue el mejor producto de marketing político-ideológico de Castro. Como maestro en el arte de la propaganda, el asesino se basó en la vieja técnica de negar toda la verdad. No hay mejor forma de mentir. El comunismo desde su “nacimiento” fue el más fiel símbolo de la “MENTIRA”, con mayúscula, repito.

“El engaño de Fidel Castro, alias “Satanás” fue tripe: 1) ni la revolución era capaz de sufragar los cuantiosos gastos de salud pública, 2) ni el propósito verdadero era el de cuidar la salud de los cubanos, sino el de legitimar su dictadura con dinero ajeno, y 3) su plan era el de exportar servicios médicos y no el de ayudar a países pobres, ya que, la misión de los falsos “medicuchos”, era la de comerles el cerebro a toda la indiada latinoamericana”.

Durante 31 años de “confraternidad”, la isla cubana recibió del Kremlin unos 120,000 millones de dólares, que el asesino Castro en vez de invertirlos en el desarrollo de la economía, en que de verdad la medicina y la educación fueran dos fuertes y dignos pilares, se dedicó a subrayar su megalomanía, subvencionando a todas las guerrillas de terroristas en varios países de África, Latinoamérica, Medio Oriente, etc. exportando la “guerra de liberación” (de esclavitud) y el terrorismo guevarista en Latinoamérica que, si hoy está respirando por la herida, es por su culpa y avaricia.

¿Creen los lectores que, si en Cuba la medicina fuera orgullo de la isla, estuvieran cerrando los hospitales y los que existen, son gigantescos focos de infección, demostrando más miseria que Haití, a cuyo país Cuba le arrebató el primer puesto en América (continente) en cuanto a miseria de todos los colores? Cuba no representa el tercer mundo, sino el octavo mundo en miseria material y humana.

Como cantaba nuestra Celia Cruz: ¡Que le den candela!

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