LA GRATITUD

Written by Rev. Martin Añorga

29 de noviembre de 2022

El jueves 28, estuvimos celebrando el Día de Acción de Gracias, 233 años después que el primer mandatario en la historia de los Estados Unidos, George Washington hiciera conocer su ejemplar proclamación presidencial exaltando y promoviendo tan especial celebración. Generalmente somos más elocuentes a la hora de pedirle favores a Dios que agradecérselos cuando los recibimos. Ha llegado el momento para que reparemos ese olvido e indiferencia.

La primera celebración de Acción de Gracias en nuestra nación, antes de que la misma fuera proclamada por Washington y sus sucesores, tuvo lugar en el año 1620 en Plymouth, Massachusettss. Es decir, que a lo largo de 402 años se ha mantenido ininterrumpido como un símbolo histórico el Día de Dar Gracias en los Estados Unidos. ¿Es posible que en este tiempo rompamos nuestro compromiso con los héroes y precursores y desconozcamos una fecha tan respetada y digna?

Me encanta, por oportuno, el consejo de Ricardo Palma Soriano: “Cumple con la gratitud del peregrino, no olvides nunca la fuente que apagó tu sed, la palmera que te brindó frescor y el dulce oasis donde vio abrirse un horizonte de esperanza”. Uno a estas palabras la breve expresión de Gotthold E. Lessing: “un solo pensamiento de gratitud hacia el cielo, es la oración más perfecta”.

Si no hemos pensado en esto, sepamos que la única celebración religiosa nacional reconocida por el gobierno federal es el Día de Acción de Gracias, y uno de los argumentos que sustentan esta posición es que en la misma caben todas las creencias y militancias. El jueves 24 los cristianos, y los que profesan cualquier otra fe religiosa para dar gracias a Dios, en la forma en que lo entiendan y en la manera en que lo alaben.

Durante muchos años “Thanksgiving” no tuvo una fecha oficialmente  determinada para su celebración. Fue en 1941 cuando una Resolución Conjunta del Congreso estableció que el Día de Dar Gracias fuera celebrado oficialmente el cuarto jueves del mes de noviembre. La manera en que los americanos celebran el Día de Dar Gracias, en términos generales, no ha cambiado. Todavía es abrumador el tránsito aéreo y terrestre, pues millones de personas se trasladan para unirse en familia alrededor de la tradicionalmente bien servida mesa. Los economistas dicen que este año los gastos para una buena cena de Thanksgiving serán superiores en un 15% a los del año pasado; pero esa noticia no desamina a muchos, pues con reducir una botella de vino o limitar la diversidad de postres se equiparan los gastos de hoy comparados con los del año anterior.

Una costumbre de reciente aceptación es la de celebrar Thanksgiving en restaurantes, algo que  aparenta  ser cómodo y agradable, pero que desde nuestro punto de vista le resta el sabor hogareño y familiar que siempre ha caracterizado la histórica celebración. Las iglesias suelen conducir servicios religiosos en la mañana, precedidos por un desayuno fraternal. La idea es que en la noche la celebración sea hogareña y familiar.

En relación con el Día de dar Gracias, las autoridades anuncian que en estos días se produce el mayor número de accidentes de tránsito con el resultado de centenares de personas trágicamente implicadas en los mismos. Son días en que se forman aglomeraciones en los aeropuertos y la gente se llena de una sensación de prisa y de nerviosismo que provocan incidentes innecesarios. Sabemos que el Día de dar Gracias se ha convertido en la fecha familiar por excelencia en América. No podemos, pues, bajo circunstancia alguna disminuirla, ignorarla o echarla a perder con problemas provocados por la generalizada imprudencia de algunas personas irresponsables.

Las personas que han celebrado el Día de dar Gracias sin su sentido religioso, lamentablemente tergiversan el sentido de la celebración. Ya lo dijo William Arthur Ward, “si se siente gratitud y no se expresa es como envolver un regalo y no darlo”. Celebramos “Thanksgiving” sin excesos que dañen, disfrutando de la atención y la alegría de los niños y jovencitos, que deben aprender que ese día solamente se le envían “mensajes de texto” a Dios sin necesidad de esclavizarse con el aparatico que los alejan de los que les rodean. Consideren las sabias palabras del predicador Henry Ward  Beecher: “la gratitud es una flor que brota del alma”.

En nuestras cenas de Thanksgiving  o en las iglesias a las que asistimos, usamos este sencillo acróstico. Es sobre la Gratitud:

Gracias demos a Dios con agradecida reverencia.

Recuerda todas las bendiciones que has recibido.

Ama a Dios y  confíaselo;  ama a todos los demás para que seas amado.

Trata de que tu celebración de Acción de Gracias sea cristiana, tranquila y feliz.

Incluye en tu gratitud la ayuda y consuelo de Dios en tus pruebas.

Trae ante el Señor a los pobres y necesitados y dales de comer.

Usa tus habilidades y dones para adorar a Dios de agradecida forma.

Donde sea que estés únete a otros para proclamar gratitud a Dios.

Quisiéramos terminar este modesto artículo con una oración: 

Nuestro amado Dios y  Señor, nos congregamos ante Ti para abrirte nuestros corazones plenos de agradecimiento por tus bondades infinitas derramadas sobre nuestras vidas.

Te damos gracias por el don de la familia, tanto por las que están con nosotros  como por los que nos quedan separados por la distancia. Gracias por los que están contigo disfrutando de la gloria celestial. Los recordamos hoy, consolados y agradecidos por el tiempo inolvidable que vivieron entre nosotros.

 Gracias, Señor, por la salud, por el techo que nos cobija, los recursos de que disponemos y la felicidad de nuestra bella comunión de cristiano amor.

Especialmente, Padre, porque Tú nos sostienes, nos acompañas tanto en el sendero sombrío como en la tarde bañada de sol, te damos gracias.

Por nuestra distante patria, hoy abatida y empobrecida, intercedemos con espíritu entristecido y te agradecemos la esperanza que nos anima de verla en un cercano día, de nuevo libre y reluciente.

Por la libertad y el respeto a nuestros derechos que gozamos en este país que nos ha ofrecido asilo y refugio, te damos gracias.

Gracias porque nos amas y te amamos. Toma bajo control nuestros caminos y condúcenos siempre con seguridad y en paz.

¡Amén!

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