La estrategia castrista de un éxodo por Nicaragua Un acto de guerra para poner “en jaque” a Biden

Written by Libre Online

1 de diciembre de 2021

Por JULIO M. SHILING

En mensaje a LIBRE para su publicación

El régimen de Ortega anunció el 22 de noviembre que los cubanos ya no necesitarán visado para entrar en Nicaragua. Associated Press citó que el Ministerio del Interior de la dictadura centroamericana basó la decisión “con el propósito de promover el comercio, el turismo y las relaciones familiares humanitarias”. Aunque esto sorprendió a algunos, refleja un patrón de comportamiento repetido por el castrocomunismo. Es su estrategia nicaragüense de éxodo.

La dictadura socialista nicaragüense opera bajo el formato estructural establecido por el Foro de Sao Paulo bajo la dirección del extinto tirano cubano Fidel Castro, tras el colapso del comunismo soviético. Es una colonia funcional del Estado marxista-leninista de La Habana.

EL COMERCIO

ENTRE CUBA Y NICARAGUA

El comercio entre los dos países no tiene ninguna relevancia desde el punto de vista económico. Salvo la cúpula del Partido Comunista de Cuba (PCC), las Fuerzas Armadas Revolucionarias y la nueva clase militar-empresarial del PCC, los cubanos de la isla no tienen presupuesto para el turismo. Además, la oligarquía comunista de Cuba que sí viaja, prefiere Europa y Estados Unidos como paradas turísticas. Los lazos familiares cubano nicaragüenses son escasos. La mayoría de los que se pueden encontrar están en Miami, lo que hace irrelevante la acción del régimen de Ortega. Entonces, ¿qué es lo que realmente se cuece entre Managua y La Habana?

AMENAZA AL

COMUNISMO CUBANO

El Levantamiento Popular del 11 de Julio (11J) representa una amenaza para el comunismo cubano. Para decirlo en términos de boxeo, fue noqueado con un fuerte golpe en la cara el 11J. Como los procesos de liberación pasan por repetidas oleadas de manifestaciones sociales que impulsan a otros actores políticamente conectados a tomar una acción definitiva en algún momento y derrocar el sistema, el castrismo está recurriendo astutamente a uno de sus más viejos trucos para tratar de evitarlo. No puede permitirse una repetición del 11J.

EL 15 DE NOVIEMBRE

Por eso las protestas masivas previstas para el 15 de noviembre se desmoronaron antes de producirse. Una represión preventiva extraordinaria de los potenciales manifestantes, en parte, ayudó a explicar eso. El otro factor fue el extraño abandono de la Marcha Cívica por el Cambio (15N) por parte del antiguo líder de Archipiélago, quien, tras organizar el evento, desapareció misteriosamente hacia el exilio en España. Sin embargo, la amenaza subyacente al castrismo sigue presente. Para las manifestaciones anticipadas del 15N, la dictadura marxista-leninista, efectivamente, cerró Cuba. Esto no se puede repetir continuamente.

LA PREMISA GENERAL

La premisa general de esta maniobra de supervivencia urdida por la dictadura marxista cubana, con la connivencia de su cómplice y súbdito sandinista, sirve a tres propósitos principales. En primer lugar, al facilitar a los cubanos la salida de la isla y la llegada potencial a Estados Unidos, se amplía el atractivo del exilio. Esta nueva política tiene potencialmente el efecto de desviar la energía de la gran masa de cubanos descontentos, en particular los jóvenes, hacia la emigración, en lugar de desafiar a la dictadura en casa, en las calles. El hecho de que México, país cuyo gobierno está dirigido por Manuel López Obrador, socio ideológico de Cuba comunista y del socialismo continental, comience a agilizar su mecanismo de tramitación de visados desde la embajada del país en La Habana, permite pronosticar que los viajes de los cubanos desde Managua a Ciudad de México se verán enfáticamente facilitados, aligerando las cargas de los cubanos en su camino hacia Estados Unidos.

 SEGUNDO OBJETIVO

El segundo objetivo de esta estratagema es aumentar la oferta de remesas, una valiosa fuente de ingresos para el castrocomunismo. Cuando la dictadura socialista en Cuba impulsó a Barack Obama a terminar funcionalmente con el estatus migratorio privilegiado del que han gozado los cubanos desde los años 60 antes de que dejara la Casa Blanca, el castrismo subestimó enormemente el nivel de insatisfacción que los cubanos al sur del Estrecho de la Florida tienen hacia el régimen comunista y sobreestimó su capacidad para evitar protestas populares masivas como la del 11J. El cierre de la puerta giratoria de la emigración, engrosó los actos públicos de rebeldía y disminuyó la entrada de divisas en las arcas del castrismo.

TERCER OBJETIVO

PRESIONA A BIDEN

El tercer objetivo de este éxodo en ciernes es presionar a la administración Biden-Harris sobre el embargo, las sanciones y la clasificación de terroristas. La idea es el apalancamiento que miles de cubanos en la frontera sur de Estados Unidos podrían prestar al Estado castrocomunista, cuando inicie las “discusiones” para resolver la crisis que ellos fabricaron. Esto ha sucedido antes muchas veces. El éxodo del Mariel (1980), así como el éxodo de los balseros (años 90). El segundo evento citado estuvo directamente relacionado con el Maleconazo, que fue un levantamiento popular en La Habana en 1994 donde miles de cubanos salieron a las calles exigiendo libertad. El propio dictador fallecido Castro, en reacción a esta sublevación pacífica, ordenó a sus fuerzas represivas que permitieran a los cubanos salir en balsas y botes pequeños. 

Estados Unidos no debe dejar que una dictadura comunista, a noventa millas de sus costas, dicte su política de inmigración. Ya ha ocurrido demasiadas veces. Hay que dejar que el inevitable colapso del castrocomunismo, cerebro del imperio socialista continental y cuartel general de la subversión, siga su curso. Entrar en este esquema orquestado por su títere nicaragüense para servir de trampolín a un éxodo masivo, sería un grave error. La utilización de la inmigración como arma por parte del régimen castrista, convierte el éxodo en un acto de guerra.

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