La Cuba que deseo        

Written by Fernando Milanés

3 de enero de 2023

Antes de 1959 Cuba era uno de los países más desarrollados de América Latina y mostraba índices socioeconómicos superiores a los de muchas regiones del centro de EE.UU. o el sur de Europa, zonas de referencia para el cubano de a pie, que no solía compararse con sus homólogos de América Central o del Caribe.    

En 1958, según el Anuario Estadístico de Cuba, había en la Isla

7,567 escuelas primarias públicas (gratuitas) y 869 privadas, o sea, 

8,436 en total. De las escuelas públicas, 1,206 estaban en el campo. A mediados de los años 50 la educación pública contaba con 25,000 maestros, y la educación privada con 3,500. Había siete veces más maestros públicos que privados.  

En 1957 la ONU reconoció a Cuba también como el mejor país de Iberoamérica en número de médicos per cápita (1 por cada 957 habitantes), con el mayor porcentaje de viviendas electrificadas (82.9%) y viviendas con baños propios (79.9%) y el segundo país (tras Uruguay) en el consumo calórico per cápita diario  ¿Qué hubiera pasado entonces si Cuba hubiera seguido el rumbo democrático que torció Batista y se hubiera respetado la Constitución del 40?

¿Imaginas el desarrollo que tendría Cuba hoy?

La Cuba que deseo sería una república democrática, con tres poderes equivalentes, basada en un sistema económico capitalista.

La Cuba que deseo sería una Cuba, donde los gobernantes juren obedecer la constitución del año 1940, una de las más progresivas en el mundo.

La Cuba que deseo sería una donde los criminales del momento sean juzgados, y sus delitos expuestos al mundo, aunque por sus edades las condenas no compensen sus fechorías.

La Cuba que deseo sería una donde la población tenga plena independencia y potestades, incluyendo la de opinar, disentir, viajar, escribir, y en resumen derecho de vivir en libertad.

La Cuba que deseo tendría alimento, alojamiento, salud, trabajo, y demás necesidades producto de su labor y no de una minoría que la gobierna.

La Cuba que deseo protegería a los menos afortunados, garantizándoles igual oportunidad que a los privilegiados.

La Cuba que deseo tendría una población que no discrimina,  que es creyente, y a la que se le garantice escoger su camino religioso.

La Cuba que deseo estaría poblada por el cubano feliz que conocí, más el cubano estoico y resistente de hoy y que sepa adaptarse a un futuro inexorable.

La Cuba que deseo tendría habitantes que no culpen al gobierno de sus males, que asuman sus responsabilidades, que alaben las virtudes del prójimo y que ignoren sus defectos, continuando sus alegrías, sus músicas y bailes y su constante avidez de vivir.

La Cuba que deseo viviría en paz, gozando de su bella naturaleza, clima y mar, con la mente abierta para poder recibir a todos los que quieran unirse a su sociedad.

La Cuba que deseo, la quiero para mis hijos y nietos, ya que el paso obligatorio de la vida no me lo permitirá a mí.

Para mi persona solo deseo poder seguir viviendo de los recuerdos de mi Cuba, que perdí para siempre, pero que nunca olvidaré.

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