LA ALIANZA SOCIO-COMUNISTA DE AMÉRICA INICIA EL ATAQUE A MILEI

Written by Adalberto Sardiñas

5 de diciembre de 2023

Era de esperarse, pero no tan pronto. Sin haber tomado posesión como nuevo presidente, luego de una victoria arrolladora, la terca pandilla extremista que pulula en Latinoamérica comenzó el ladrerío contra Javier Milei. Son aullidos dolorosos. Les duele la derrota casi humillante.   Con el vencimiento de los peronistas y su crápula cómplice, que han empobrecido al otrora próspero país andino, sienten los stooges (chiflados) del Caribe, que han perdido un aliado importante en su empeño de extender la ponzoña socio-comunista por el Cono Sur, y, de hecho, por toda la región hispana del continente. A esa rencorosa tarea, se han entregado, a pocas horas del triunfo de Milei, los presidentes Petro, de Colombia, con antecedentes terroristas como miembro de las guerrillas narcotraficantes; el sempiterno demagogo socialista, López Obrador, también protector de los carteles narcos, y, por supuesto, los tres payasos de la comparsa latina, compuesta por Maduro, Ortega y Díaz-Canel.

Milei ha ganado, decisivamente, la primera batalla en una guerra que promete ser áspera, ruda y larga. Las fuerzas que, con toda seguridad, ya empiezan a organizarse contra él, provienen, primordialmente, de las dictaduras comunistas de la región, que apelarán a todos los recursos, usando de trampolín a los sindicatos, las universidades, y los motines callejeros, para, primero, desestabilizar su gobierno, y luego, acelerar la agitación con el objetivo final de su derrocamiento con elementos disidentes dentro de Argentina. Lo intentaron en Perú hace seis meses y fracasaron. Después en Ecuador, con el mismo resultado. Ahora lo harán sin duda en Argentina. La ventaja que tiene Javier Milei ante esta sombría perspectiva es que, desde temprano, está consciente de esta posibilidad real, y dispone de tiempo para tomar las medidas pertinentes, a fin de sofocar estos intentos subversivos contra su gobierno. Al menos, el elemento sorpresa, estará eliminado de la ecuación.

¿Podrá Milei poner en práctica todas sus promesas de campaña? Probablemente sí, porque cuenta con el sólido apoyo de la sociedad argentina; pero no será tan pronto como muchos esperan, porque el apoyo ciudadano de a pie, no encuentra réplica en el Congreso, donde carece de una mayoría para aprobar algunos de los cambios ofrecidos. Y aquí se impone una aclaración persuasoria. Los cambios, según indica la pragmática, por encima de la ilusión emocional, se bifurcarán en dos vertientes: comercial-económica y política exterior-diplomática. Los ajustes económicos serán de más prontitud y relativamente más fáciles. Los asuntos de política exterior son más complicados. No será fácil, ni práctico, ni aconsejable, la interrupción de relaciones diplomáticas con ninguna nación, incluyendo a China, como expresó Milei en un discurso no bien estudiado. Empero, esto no significa que tales relaciones no se sometan a necesarios ajustes y enfoques para fijar inequívocas posiciones. El presidente Milei tiene todo el derecho de replantear, ante la comunidad de países con los que mantiene relaciones, su postura política e ideológica que ha de prevalecer durante sus cuatro años de mandato.

El triunfo de Milei, un outsider independiente, sin extenso reconocimiento nacional previo, es un claro mensaje, y una advertencia tácita a las filas elitistas del establishment, no sólo en Argentina, sino en todas partes, de la creciente potencia de un movimiento populista global de carácter y consecuencias impredecibles contra su perpetua dominación. Los que recuerdan lo sucedido en la Argentina una veintena de años en el pasado, saben que lo que en ese país fracasó, por enésima vez, fue el corrosivo populismo de siempre. 

La llegada al poder por Milei, al margen de su magnitud, no debió sorprender en gran escala. Sucedió por falta de alternativa. Los argentinos, en especial la juventud, se sintió acorralada, carente de alternativas factibles, y decidió por un cambio, desconocido, carente, en efecto, de pormenorizados detalles, pero fue la única opción a la mano ante la crisis por la que atravesaba la nación. 

Argentina votó contra las políticas fracasadas del establecimiento peronista y apostó por la libertad política, económica, y social.

Milei prometió, en algunos de sus discursos de campaña, retornar la Argentina a su gloria pasada de nación próspera y abundantemente rica. Es posible. Tal vez probable, porque lo fue antes. A principios del pasado siglo, allá por los años 20s, Argentina era uno de los diez países más ricos del mundo. Pero los repetidos malos manejos de la gestión pública, perpetrados por sucesivas administraciones por muchas décadas, fueron gradual, pero imparablemente, erosionando la riqueza nacional con corrupción y dispendio que terminaron por empobrecer al país.

Contra este tipo de desbarajuste arremetió Javier Milei, exitosamente, para ganar la confianza de sus compatriotas y obtener la presidencia. El presidente electo tiene ante sí la oportunidad de limpiar el embarre que hereda. Y ésta es la parte más dura, después de la victoria electoral.

Su plan de una economía de libre mercado, la dolarización de la moneda argentina, el control de una hiperinflación galopante, el posible cierre del Banco Nacional, todo, hasta el momento, carente de detalles, es, sin embargo, alentador para el pueblo argentino que así lo ha percibido.

Javier Milei entiende, puesto que es un hombre inteligente, que, al asumir la presidencia dadas las actuales circunstancias, empieza a nadar en aguas turbulentas, rodeado de peligrosos tiburones. Para apaciguar el hostil oleaje, se hace, inevitablemente necesaria, la formación de una coalición con políticos conservadores y centristas en el congreso, para debilitar, en lo posible, la oposición de peronistas y socialistas. 

Milei les ha dado a los argentinos una promesa de mejores días.

Ojalá triunfe en todos sus proyectos, y retorne la Argentina a su antigua grandeza disfrutada por sus antecesores cien años atrás. 

¿Por qué no? Se lo merece.

BALCÓN AL MUNDO

Desde el principio, lució claramente predecible: El grupo terrorista palestino Hamas buscaba un cese al fuego temporal, al que llamaban “pausa”, para iniciar conversaciones acerca de los rehenes. Sabían que Biden presionaría a Israel para aceptarla. Y también se sabía que Hamas dilataría el proceso para ganar tiempo, sobrevivir, y reagruparse. Así ha sucedido. Y ahora Hamas quiere extender “la pausa”, que por acuerdo se concretó a cuatro días, por otros tres más. Y, consecuentemente, querrá otras extensiones, con la ayuda de la administración Biden, para ganar más tiempo mientras va liberando a los secuestrados a cuentagotas.

En los inicios del conflicto, Biden decidió mostrar los músculos del poderío americano, pero gradualmente se ha ido agachando, poco a poco, mientras aumenta la presión en el gobierno israelí. Envió impresionantes portaviones al mediterráneo, diciéndole a Irán que no se atreviera a intervenir en el conflicto; pero los Ayatolas ignoraron sus advertencias, y sus proxis han lanzado, desde entonces, y hasta ahora, 66 ataques contra bases americanas en Iraq y Siria. Sí, es cierto, USA respondió con varios bombardeos contra almacenes de municiones y armas asignadas a tropas apoyadas por Irán, pero, de un efecto tan leve, que los Ayatolas ni siquiera se han dado por enterados. 

Los terroristas de Hamas no sólo mantienen a 200 rehenes, sino que están manipulando a varios gobiernos, incluyendo a la administración de Biden. 

Estas incoherencias de Biden mantienen en la mente de todos, americanos y extranjeros, la chapucería de Afganistán. No hay, en esta administración, un compás estable, constante, y definido, en el cual se pueda confiar. ¿Ucrania? Lo mismo. Un timorato pie en el acelerador y una fuerte presión en el freno. 

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Eamon Gilmore, representante especial para los derechos humanos en la Unión Europea, visitó Cuba en días pasados. Otra visita más que no resolverá nada, pero que servirá muy bien a los intereses de la tiranía comunista. El Sr. Gilmore abogó por la liberación de los presos políticos a consecuencia de las demostraciones de Julio 11. Se entrevistó con varios disidentes, mientras que, por otra parte, pedía el levantamiento de un “embargo” que existe sólo como herramienta propagandística del régimen, impulsada por los tontos útiles, que no tan tontos son, pero sí útiles, para servir a los regímenes y causas izquierdistas antiamericanas.

¿Por qué la dictadura lo dejó entrar sabiendo de antemano que se entrevistaría con parte de la disidencia? Porque necesita congraciarse con la UE, y porque, además, también sabía, de antemano, que el tal Mr. Gilmore se pronunciaría contra el “embargo”. 

He ahí la asquerosa alianza entre una dictadura que se despedaza y una fuerza política que cínica, e hipócritamente, trata de mantenerla a flote, contra viento y marea.

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Rusia interrumpió temporalmente el envío de petróleo a India porque ésta insiste en pagar en rupees, su moneda, y los rusos exigen pagos en rublos. Los rusos alegan que los rupees no tienen suficiente convertibilidad, y que sus intercambios comerciales no son adecuados por la desigualdad entre ambas transacciones. El intercambio recíproco no pasa de 30 billones cada año.

Y si ambos pertenecen a esa cosa llamada BRICS, ¿por qué no se ajustan a la moneda de ese grupúsculo? ¿O es que todavía no han podido crear una?

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