JOSÉ MARTÍ

Written by Libre Online

10 de enero de 2023

De la Redacción de LIBRE y fuentes anexas

El día 28 de enero hará 170 años que en la calle de Paula número 102 naciera José Martí. Cuarenta y dos años después, José Martí moría en la acción de Dos Ríos. Martí: una vida corta, apretada y noble. Un ejemplo imperecedero, sencillamente, un hombre que fue fiel hasta el último momento a los apresurados latidos de su corazón apasionado y viril. 

Apóstol y mártir, poeta y filósofo. Martí fue de esos hombres en cuyos hombros hay una alta y difícil misión. Un noble empeño que él supo llevar alegre y dignamente hasta sus últimos límites. Una vez allí, como fatigado por el esfuerzo, cerró los ojos para siempre en la seguridad de haber pechado varonilmente con su dura obligación y haber sabido llevarla a feliz término. Como todos los mártires, no disfrutó de la alegría de ver su obra ganada, como todos los apóstoles gozó de la satisfacción de presentir su triunfo. Su triunfo, que intuyó como poeta y predijo como filósofo. Murió antes de ver envejecer su esfuerzo con la esperanza viva y la fe ardiendo. 

Hombre extraordinario, de esos que entran pocos en siglos, desparramó su talento en múltiples actividades y en todas ellas puso por entero y antes que nada, su propio corazón atormentado. La naturaleza le había dotado, de un hermoso cerebro y una fina –erizada– sensibilidad. 

Prodigó inteligencia y sentimientos y sembró inquietudes e ideas nobles. Llegada la hora definitiva, dio su vida por su causa, que era la de todos los cubanos por la causa de todos que él hizo suya para defenderla mejor.

En estas fechas conmemorativas, las palabras suelen sonar siempre un poco a falso discurso, las flores huelen a trapo y anilina y los gestos tienen un irremediable aire académico y de circunstancias. Por eso, en estos casos, la mejor palabra es siempre la que no se dice, la flor más bella, la que no se ofrece y el gesto más sincero, el que no se realiza. Por ello, la mejor manera de honrar a Martí está en nuestro laboral, en silencio. Silencio de palabras de flores y de gestos. Silencio respetuoso y ardiente por bajo del cual corra el río impetuoso de su recuerdo imperecedero. 

Y en tanto, como él hizo, estemos atentos y cuidadosos al oloroso crecer de nuestra rosa blanca.

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