No puede hablarse de La Habana sin “La Manzana de Gómez”. Desconocer esa monumental estructura casi que provocaría ser suspendido en cualquier asignatura o estudio que intente describir adecuadamente la fabulosa ciudad. Por generaciones crecimos hablando de “La Manzana de Gómez”.
Se trata de la primera cuadra habanera enteramente construída a principios del siglo pasado para ser dedicada al comercio con dos calles diagonales interiores, destinadas a atravesar el enorme edificio, facilitando la circulación peatonal.
Eso no es todo. Esa grandiosa estructura, con varios pisos de altura y limitada por las calles Neptuno, San Rafael, Monserrate y Zulueta fue el primer complejo comercial de estilo europeo en Cuba.
Al principio su uso era básicamente comercial, pero antes de la presente era tuvo muchos usos, tales como oficinas y hasta centros educativos. En otras palabras, para los del interior del país, visitar a La Habana era casi una invitación a pasar por “La Manzana de Gómez”.
Resulta imposible describir La Habana sin “La Manzana de Gómez” o estudiar historia económica de Cuba sin la familia Gómez-Mena y sus familiares. En el presente trabajo nos referiremos mayormente a José Gómez-Mena Vila quien construyó el edificio en la década de 1910.
La familia Gómez-Mena fue una de las familias de mayor influencia económica en Cuba. Sería imposible escribir ciertos capítulos de la historia económica de Cuba sin acudir a los que integraron esta gran familia. Referirse a todos los que la han integrado sería como repasar capítulos enteros sobre el desarrollo del país.
Por lo tanto, valdría la pena repetir que, al estudiarse diversos ramos de la actividad empresarial cubana, es necesario acudir a los Gómez Mena. Como ya hemos indicado, en este trabajo ofreceremos algunos datos sobre uno de los integrantes del grupo familiar, José Gómez-Mena Vila, con cuya trayectoria tendremos una idea de ese gran entorno.
El apellido Gómez-Mena surge en Cuba del matrimonio de Manuel Gómez Díaz y María Mena Zorrilla. La pareja decidió que sus descendientes llevaran como primer apellido la combinación de los apellidos de sus padres.
Del matrimonio de Andrés Gómez-Mena y Eugenia Tomasa Vila Pérez surge el apellido Gómez-Mena Vila. Un miembro de esa gran familia, José Gómez-Mena Vila, se dedicó al giro bancario. Como veremos, esa actividad sería solo parte de una actividad económica que se extendía en muchas direcciones.
José Gómez-Mena Vila se inició temprano en la banca. Bajo su propio nombre, como comerciante banquero, tenía su oficina en 7 Número 13 en el Vedado. Luego se asoció con Bernardo Solís en la casa bancaria “Hijos de R. Argüelles” conocida después como Banco del Comercio.
Como tantos otros, entre ellos su tío Pedro, tuvo que sufrir el “crack” bancario de 1921, pero la familia logró no solo sobrevivir sino continuó desarrollando sus negocios. Bancos que ha-bían pasado al control de la compañía “Warner Sugar Corporation” fueron recuperados.
En 1925 ya poseían el Central Merceditas en Melena del Sur y controlaban el Estrada Palma en Oriente, el Sofía en Yara y La Julia en Durán. Según algunas fuentes consultadas, los dos últimos fueron demolidos y se unieron con el Estrada Palma y el Merceditas. Adquirieron además la propiedad del Central Orozco y de Resolución.
José Gómez-Mena Vila llegaría a ser propietario de cuatro centrales azucareros, fábricas de levadura y de bloques, un molino arrocero, un club de pelota y numerosos bienes inmuebles. Sus intereses culturales le llevaron a poseer cuadros de gran valor y otros objetos de arte.
Este extraordinario hombre de negocios fue uno de los benefactores de la Academia de la Historia de Cuba, sirvió en la directiva del Automóvil Club de Cuba y fue designado Socio Titular del Instituto Cultural Cubano-Norteamericano, entre otras instituciones que promovieron actividades culturales y de beneficio público.
Su vida social era reconocida ampliamente, así como la de su hermana la Condesa de Revilla de Camargo, una figura fundamental en la sociedad cubana de su época. José Gómez-Mena estaba emparentado con la familia Fanjul, cuya inmensa importancia no se limita a la Cuba de otros tiempos sino que se extiende actualmente por Estados Unidos, República Dominicana y otros países y regiones.
Su hija Lilian Gómez-Mena había contraído nupcias con Alfonso Fanjul Estrada, de la familia Rionda. Su nieta Lian contrajo matrimonio con Norberto Azqueta, hijo del empresario y hacendado Jesús Azqueta.
Regresando al tema económico y del desarrollo de Cuba, a José Gómez-Mena Vila se le reconocía, entre muchas otras razones, por haber sido uno de los pioneros en electrificar centrales azucareros, en aplicar masivamente el regadío, en repoblación forestal. Promovió el uso del alcohol como combustible nacional.
Le pertenecía la muy importante “Nueva Compañía Azucarera Gómez Mena” con una capacidad de un millón trescientas cincuenta mil arrobas por día y la “Compañía Destiladora San Nicolás, S. A.”, la cual estaba dedicada al alcohol y producía alrededor de 48,000 litros diarios. Su yerno Alfonso Fanjul Estrada fungía como vicepresidente de ambas compañías.
Su contribución a la vida pública fue reconocida de muchas maneras. En 1936, el presidente Miguel Mariano Gómez le designó Secretario de Agricultura del gobierno de la República. Ya había integrado el Comité Ejecutivo de la Agencia Cooperativa de Exportación presidida por Viriato Gutiérrez.
José Gómez-Mena Vilá también presidió la delegación cubana a la Conferencia Azucarera que auspició la Liga de las Naciones, sirvió como presidente del Instituto Cubano de Estabilización del Azúcar (ICEA) y de la Asociación Nacional de Hacendados de Cuba (ANHA), así se desempeñó como ejecutivo de Unión Social Económica de Cuba, a la que nos referimos en otro trabajo en relación a su fundador José Manuel Casanova.
Deseamos ofrecer un panorama relativamente amplio, pero las relaciones familiares, sociales y económicas de José Gómez-Mena Vila le convirtieron en figura de trascendencia difícil de enfocar plenamente. Mucho menos pretender abarcar en un solo trabajo el alcance de una familia sin la cual sería imposible estudiar la vida empresarial y la vida económica de la mayor de las Antillas y la región circundante.
Así las cosas, hemos reconocido el talento de quien tanto contribuyó al progreso de su país y que nos dejó un legado imperecedero en el recuerdo de lo que representó en la Cuba republicana, “La Manzana de Gómez”.
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