Por Roberto Luque Escalona
*Recupero mi vieja marca. Siempre me gustó y no creo que pueda crear una mejor. Esa la inventé cuando tenía poco más de 60. Ahora, a los 85, superarla se me hace imposible.
*La oscuridad hace agresivos a los cobardes y temerarios a los valientes. Los interminables apagones en Cuba propician las protestas y dificultan la represión. A los herederos de la tiranía se les están acabando las opciones represivas.
*Convertido en un Stalin ruso y sin bigotes -les recuerdo que Stalin, cuyo verdadero apellido era el muy georgiano Yugazbili, no era ruso-Vladimir Putin ha devenido en un personaje siniestro. Pero no siempre fue así. Recuerdo cuando estuvo aquí de visita y amenizó una velada cantando Bluberry Hill, bastante bien, por cierto. Esa bella canción, que carece de notas agudas y graves, es fácil. Lo malo es que si la cantas te van a comparar con Fats Domino, y el gordito te va a pisar la cabeza. De todos modos, fue un detalle simpático. Pero eso sucedió hace bastante tiempo.
*Biden se escacha con los sauditas, que no sólo se negaron a aumentar su producción, sino que la disminuyeron, junto con sus socios de la OPEP. Claro, sólo a alguien como Biden se le ocurre confiar en esos beduinos. La gentuza adinerada siempre es abominable; ahí tienen a los Castro de Birán.
*Recuerdo cuando Barack Hussein Obama estuvo en Arabia Saudita y le hizo una reverencia hasta la cintura al rey beduino. Sucede que el tal rey es el Guardián de los Santos Lugares del islam, La Mecaq y Medina. Ese día, a Barack Hussein se le salió el musulmán.
* Entre María Elvira Salazar y la izquierdista colombiana Annette Taddeo no puede haber dudas. Taddeo, con su carita de yonofuí, es eso que los mexicanos llaman, no sin cierta grosería, “chinga quedito”.
*El fraude electoral que tuvo lugar en Georgia en los comicios del 2020 ha salido a la luz. ¡Y de qué manera! Decenas de miles de muertos votaron. En la televisión están pasando un serial titulado The Walking Dead. Deberían hacer otro sobre las trampas electorales de los demócratas georgianos. Un buen título sería The Voting Deads. Ha de haber votado hasta Scarlet, la muchacha de Lo que el Viento se llevó.
*El Rubio y la morena. La que se enfrenta a Marco Rubio por un escaño senatorial me recuerda una frase que le dediqué a Fidel Castro en Los Niños y el Tigre. “Fidel es capaz de decir las cosas más increíbles como si todo el mundo fuese capaz de creerlas, como si el mismo las creyera”.
*¡Otra vez Hillary! Parece que sí. Yo diría que sí. Al menos es conocida. No veo a nadie en el Partido Demócrata capaz de ganar una elección presidencial a no ser por medio del fraude, y los fraudes masivos no son nada fáciles de repetir.
Hillary Clinton es siniestra. Simplemente siniestra. Y muy hábil en sus operaciones. Pónganse a pensar en la cantidad de gente allegada a ella que ha muerto de una manera yo diría que peculiar, muertes que siempre le han sido beneficiosas, que le han quitado problemas de encima. Sin embargo, nunca ha habido ni siquiera un amago de proceso o al menos de investigación.
Es mala esa mujer. Muy mala. Carece de límites. Además, como la impunidad conduce a más crímenes, es natural que desde el primer muerto en Arkansas hasta el último en las calles de Washington se establezca una especie de cadena. No ha sido así con sus difuntos.
Una vez la comparé con Lady Macbeth, el más perverso personaje femenino creado por Shakespeare. Es algo así, alguien así. No creo que pudiera ganarle una elección a Trump, pero los del Burro son capaces de todo; ahí tienen a Biden, inferior a Hillary en todo, aposentado en la Casa Blanca. Además, qué demonio, si no postulan a Hillary, no sé a quién van a postular.
*Tulsi Gabbard, la samoana residente en Hawaii que zarandeó de lo lindo a Kamala Harris durante los debates previos a la nominación presidencial demócrata, decidió bajarse del burro, o sea, que se dio de baja del partido en el que milatara desde su juventud y con el que ganara sucesivas elecciones al Congreso. Ya no había lugar para ella en esa corrupta agrupación, supongo que terminará siendo republicana, lo cual sería lo mejor para ella… y para nosotros. No es poca cosa esa muchacha samoana. Aunque tiene un detalle que me preocupa; es creyente en el hinduismo, una religión por la que no puedo sentir ningún respeto, con su multitud de dioses, sus vacas sagradas y sus monos sagrados. De la India, Tamakún, el Vengador Errante, un personaje de ficción creado en Cuba.
*Juan Manuel Salvat y yo tenemos casi lista una nueva edición de Yo, el Mejor de Todos, la breve biografía del Che Guevara que escribí en Cuba hace 31 años. “Este libro, maravillosamente escrito por Roberto Luque Escalona…” escribió el gran periodista Gastón Baquero en un artículo que publicó en El Nuevo Herald y que fue el inicio de la mala voluntad hacia mí de ciertos intelectualillos de Miami, que jamás habían sido ni serían objeto de un elogio semejante de alguien como Baquero.
Escrito en condiciones de las que no quisiera acordarme, escribe y esconde, sigue escribiendo y sigue encondiendo. Esas circunstancias provocaron defectos que hacen más generoso aún el elogio de Baquero, que, dicho sea de paso, ni siquiera sabía quién era yo.
Cuando lo terminé, una diplomática sacó el manuscrito de Cuba, se lo entregó a Carlos Alberto Montaner en España y Montaner lo hizo llegar a Miami.
Cuando estaba en Cuba yo ignoraba el desastre del Che Guevara en el Congo. Al llegar a Miami se me ocurrió una idea que parecía buena y no lo era, publicar la obra con la información de que disponía en Cuba alguien sin lazos con las altas esferas del gobierno… y tampoco con las bajas. Fue un error que he querido subsanar en la presente edición, de la que he suprimido unos elogios que le dedicaba a la organización revolucionaria colombiana M-19. Ya yo no soy el de entonces; elogios, sólo a los míos. A los del otro bando, no importa cuales sean sus características, que los elogien sus señoras madres.
Con esta nueva edición doy por terminada mi relación autor-personaje con Ernesto Guevara de la Serna, el Che, de quien estoy hasta donde decirles no puedo. Le he dedicado mucho tiempo, mucha atención, pero, como dicen los americanos, enough is enough.
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