Jan y Cuje. “Nadie puede ser tan irresponsable”

Written by Libre Online

24 de enero de 2023

Por Roberto Luque Escalona

Lo que no entiendo es el “cómo” y el “por qué” de esos hallazgos. El FBI ejecutó un raid estilo KGB en casa de Trump, pero no sé quién ni cómo anduvo husmeando en lo de Biden. Me pregunto si no será una jugarreta para situar en la Presidencia a Kamala Harris

* “Nadie puede ser tan irresponsable”. Tal fue el comentario de Joe Biden sobre los documentos oficiales hallados por el FBI en la residencia de Donald Trump. Pues bien, resulta que documentación similar ha sido hallada en una oficina privada que tuvo Biden en Washington cuando era Vicepresidente y hubo otros hallazgos similares en el garaje de su residencia particular en Wilmington, Delaware, y en una casa playera de su propiedad. 

Lo que no entiendo es el “cómo” y el “por qué” de esos hallazgos. El FBI ejecutó un raid estilo KGB en casa de Trump, pero no sé quién ni cómo anduvo husmeando en lo de Biden. Me pregunto si no será una jugarreta de Barack Obama para situar en la Presidencia a Kamala Harris. Pero no me hagan caso; es que me aterra que esa señora ocupe la Presidencia.

*Alvaro Mayorkas, el cubano…, bueno, no tanto, el nacido en Cuba secretario de Homeland Security es el primer funcionario en ser sometido a impeachment por el nuevo Congreso de mayoría demócrata. Lo cierto es que su desempeño en torno a la invasión -porque invasión es- del territorio americano ha sido catastrófica. Que lo truenen.

*En el parque Trillo, del habanero barrio de Cayo Hueso, hay una estatua del general mambí Quintín Banderas que es un verdadero esperpento. Yo, en un ataque de cubanía, pensaba que era la estatua más fea del mundo. Probablemente lo era, pero en Boston acaban de inaugurar otra que la supera. Representa a Martin Luther King y su esposa Coretta y parece esculpida por un miembro del Ku Klux Klan. El líder no tiene suerte con los escultores; su monumento en Washington D.C. tampoco es lo que se dice una obra de arte y en una esquina del North West hay otra estatua suya que está macabra con mayúscula.

Por cierto, los admiradores de Quintín Banderas, que los tiene, no deben quejarse de la fealdad de su estatua. Es el único negro que tiene una estatua en Cuba. ¿Maceo? Maceo era mulato. Los mulatos serán negros aquí; en Cuba, mulatos son.

*Hace tiempo, refiriéndome a las zalamerías de Jane Fonda con los vietcongs, me preguntaba qué debía hacer un americano para ser considerado traidor. Ahora me repito la pregunta y la respuesta la proporciona el congresista republicano Paul Gosar, quien acusa de traidor al general Mark Millier, Jefe del Estado Mayor Conjunto, por haberse dirigido a su homólogo chino para alertarle sobre las supuestas intenciones agresivas del Presidente Trump. Lo de Gosar no son sólo palabras; se propone llevar adelante un proceso por traición contra el citado general.

*Hoy quiero escribir sobre las opiniones anti-anexionistas de José Antonio Saco, un hombre muy respetado por los historiadores cubanos. Como Saco es un personaje importante, debí incluirlo en mi ensayo sobre los mitos en los que creen los cubanos. Pero… se me pasó.

Saco escribió una extensa obra acerca de la esclavitud sobre la que no opino porque no la he leído, de modo que me limitaré a opinar sobre su enfrentamiento con los anexionistas a los que atacó hasta en su epitafio, que decía más o menos así: “Aquí yace José Antonio Saco, que no fue anexionista porque fue más cubano que todos los anexionistas.” Veamos ahora quiénes eran esos cubanos que eran menos cubanos que Saco.

El Anexionismo buscaba, como su nombre indica, la anexión de Cuba a los Estados Unidos. Surgió en los años 20 del siglo XIX y tuvo una larga vida, más de 40 años.

En cuanto a esos cubanos que eran menos cubanos que Saco, con uno de los primeros, Ramón Pintó, y con el último, Narciso López, tuvo razón. Pintó era catalán y López venezolano. Ambos fueron ejecutados, Pintó en los años 20 y López en 1851. A Pintó lo acompañó en el cadalso el tipógrafo Eduardo Facciolo, primer obrero condenado a muerte en Cuba por una causa política.

Vinieron luego largos años de prédica pacífica por Gaspar Betancourt Cisneros, llamado el Lugareño, camagüeyano que murió rodeado de universal respeto en su natal Puerto Príncipe, que así se llamaba entonces la ciudad de Camagüey.

Luego, a fines de los 40 y principios de los 50 tuvieron lugar sucesivas acciones de violencia armada, con las expediciones de Narciso López, la de Cárdenas, cuando se enarboló por primera vez nuestra muy imitada bandera nacional, y la segunda, al oeste de La Habana, que culminó con la captura y ejecución del venezolano; creo que sólo en Holguín existe una calle que lleve su nombre, precisamente la calle en la que yo nací. Casi al mismo tiempo se alzaron Joaquín de Agüero, en Camagüey, e Isidoro Armenteros, en Trinidad, ambos derrotados y ejecutados.

Un detalle curioso es que, en los Estados Unidos, donde más simpatías tuvo el anexionismo de los cubanos fue en el Sur esclavista. Sin embargo, el foco principal de esa tendencia fue Camagüey, región ganadera con poca población esclava, y tanto Agüero como Armenteros otorgaron la libertad a los pocos esclavos que tenían. 

La muerte de Joaquín de Agüero provocó un duelo generalizado en Puerto Príncipe, que llevó a muchas damas de la ciudad a cortarse sus largas cabelleras en señal de luto. Me pregunto cómo le habrá caído a José Antonio Saco esta cuarteta, que seguramente llegó a España, donde Saco residía desde los años 30, cuando fue deportado por el Gobernador Miguel Tacón: 

       Aquella camagüeyana

       Que no se cortase el pelo

       No es digna que en nuestro suelo

       La miremos como hermana

El anexionismo murió en 1869, cuando la Asamblea Constituyente reunida en Guáimaro se dirigió al Congreso de Estados Unidos para expresar el deseo de los cubanos de unirse a la Unión Americana una vez lograda la independencia de España. El documento, iniciativa de Ignacio Agramonte, no tuvo respuesta, y los orgullosos patricios que lo habían firmado ni siquiera volvieron a hablar del asunto.

Ahora bien, lo negativo de la oposición de Saco al anexionismo es que se basaba en su creencia de que, si Cuba se anexaba a los Estados Unidos, los cubanos se convertirían en ciudadanos de segunda en su propia tierra.

Casi un siglo después de la muerte de Saco cientos, miles de cubanos emigraron a Estados Unidos, la inmensa mayoría de ellos sin un centavo, y aquí, en tierra extraña, se convirtieron no en ciudadanos de segunda, sino en el más exitoso e influyente grupo de inmigrantes que haya llegado a este país.

En fin, que quizás Saco no fuera un estúpido, pero sus motivos para oponerse a la anexión están entre las mayores estupideces dichas por alguien con fama de intelectual.

Que yo sepa, la intención de unirse a los Estados Unidos es un fenómeno casi exclusivamente cubano. La única excepción la protagonizó Salvatore Giuliano, un joven bandido siciliano célebre en la segunda mitad de los años 40, quien le dirigió una carta al entonces presidente Harry Truman pidiéndole que anexara Sicilia a la Unión Americana. Poco después, Turiddu, que así lo llamaban, fue asesinado, al parecer, por la Maffia.

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