Por Roberto Luque Escalona

*Los llamados “palestinos” deben estar sorprendidos por la ola de solidaridad que han recibido, sobre todo en New York. Las comillas son porque esa palabra no es, ni remotamente, árabe. La echó a rodar un emperador romano que estaba harto de los revolicos provocados por los judíos en Tierra Santa. Adriano, no contento con expulsarlos de allí, decidió cambiarle el nombre a lo que conocía por Judea, y ordenó que, en lo adelante, ese territorio se llamara “Palestina”, nombre derivado de “Filistines”, llamados en La Biblia “Filisteos”, pueblo que ocupaba ese territorio cuando los hebreos llegaron de Egipto, y los derrotaron y dispersaron. Siglos después, los hebreos fundarían allí el moderno Estado de Israel.

*A diferencia de los judíos, cuyo patronímico (o sea “judíos”) fue creado por ellos mismos, los llamados “palestinos” recibieron ese nombre de extraños sin ninguna relación con ellos.

Ya lo he dicho antes, pero quiero repetirlo. En el territorio entre el río Jordán y el Mar Muerto por el este y el Mar Mediterráneo por el oeste jamás ha existido un estado árabe independiente. Cuando los musulmanes lo gobernaban fueron una provincia de algún califato árabe o del sultanato turco.  

*Lo que sí es evidente es la importancia de Jerusalén para la religión musulmana. Según sus creyentes, Mahoma subió al Cielo desde allí montado en una yegua blanca para comparecer ante Alá. El por qué tuvo que acudir a Jerusalén para la celeste ascensión es algo que ignoro y a lo que no encuentro sentido.  La huella musulmana se hace evidente con la gran mezquita de cúpula dorada que domina el paisaje de la Ciudad Santa de judíos y cristianos.

*Entre las universidades en las que han aparecido los partidarios más fervorosos de los llamados “palestinos” están Harvard, Yale, Emory y Ohio State en el este y, por supuesto, Berkeley en California. Por alguna razón, el maléfico George Soros las escogió para repartir su dinero. Mucho ha de haber repartido, pues los llamados palestinos nunca han sido populares en América ni motivo había para que lo fueran. 

*La camajanada que ha heredado el poder en Cuba amenaza con fusilar a quienes participen en manifestaciones. Saben que deben mostrarse duros, que la China de los Ojos Tristes los vigila desde Santiago, sin que las borracheras disminuyan su vigilancia. Hay un problema numérico: si se producen manifestaciones multitudinarias, lo que ya ha ocurrido, ¿van a fusilar a miles?

*La pelota ya no es mi deporte favorito, si es que hay alguno que todavía lo sea, pero de vez en cuando voy a algún juego y siempre disfruto de la belleza y la comodidad del estadio sede de los Marlins. Los hay mayores, pero ninguno más bello ni más cómodo.

*Hablo de estadios bellos y recuerdo a La Mariposa, en Santa Catalina y Boyeros, para deportes bajo techo, obra del arquitecto holguinero Joaquín Aguirre, recientemente fallecido, que se enteró aquí del nombre con el que los habaneros habían bautizado su obra. Con Joaquín y Mario Torralbas y Chalo Vega y Felo Alberti me reunía yo todos los martes para tomar café. Ya sólo me queda Felo, que está hecho un ermitaño.

*De Bascom Palmer me envían unas encuestas para que opine sobre el trato que allí recibo y el desempeño del médico que me atiende, el Dr. William E. Smiddy. Las contestaré, pero quiero dejar constancia pública de que tanto el Dr. Smiddy como Bascom Palmer se merecen el prestigio que tienen. Como dicen los cubanos: Son lo Máximo.

No sé cuándo Miami se convirtió en un centro de atención médica de primer orden. No lo era cuando llegué aquí por primera vez allá por los años 50. Hoy, los pacientes de Oftalmología que, como yo, lleguen allí en el Metrorail tienen que caminar cinco cuadras entre hospitales para llegar a Bascom Palmer.

*Siempre que voy a la pelota, lo que no sucede a menudo, no puedo dejar de pensar que un estadio tan cómodo y bello se merece un equipo mejor, como los que alguna vez tuvo.

*Ya estamos en mayo. Dentro de pocos meses, Dios mediante, nos habremos librado de Joe Biden, ese viejo incompetente y deshonesto, y tendremos otra vez a Donald Trump en la Casa Blanca. Buen trabajo le espera, que los desmadres de Biden no han sido poca cosa. Reconstruir siempre ha sido más difícil que construir.

*Parodiando a Joan Manuel Serrat, “miro al Cielo buscando inspiración, pues nada me gusta más que…” escribir artículos (Bueno, no tanto). Pero, como en el caso de Serrat, “las musas han pasao de mí. Andarán de…” Digamos que de parranda.

*Todo indica que Michelle Obama abandonó sus absurdas pretensiones presidenciales. Aspirar a ser presidente de un país al que sólo se sintió orgullosa de pertenecer a los 40 años cuando a su marido lo eligieron presidente me parece demasiado hasta para su natal Chicago.

*Parece que van a cesantear a Karine Jean-Pierre, la iracunda Secretaria de Prensa de la Casa Blanca, lo cual me sorprende, pues yo la creía inamovible por ser de la raza negra y lesbiana. Al parecer, sus rabietas están resultando excesivas.

*Cuando cumplí ochenta años, que es como una frontera entre el poder y el no poder literarios, dejé de escribir literatura y me dediqué en exclusiva a mi segunda profesión, el periodismo. Ahora noto que se me hace difícil encontrar temas a los que referirme, lo cual es, para mí, un claro síntoma de decadencia. ¡Qué cosa tan jodida es eso de ponerse viejo! Sólo hay tres cosas peores: no llegar a viejo, ver morir a quien amamos y… morir.