Por Roberto Luque Escalona

Si alguna vez amanezco con la chispa apagada. Todos los años, por el Spring Break, es la misma historia. Miami Beach se llena de vacacionistas que vienen a disfrutar de lo bueno que allí se ofrece. Lamentablemente, inmersos entre ellos vienen delincuentes cuyo único placer 

es delinquir y amargarle la vida al prójimo

*Una señora llamada Tara Reade acusa a Biden de “sexual assault.” Supongo que eso significa “haberla violado”. La fecha del asalto es algo lejana, 1993. Todos saben lo recio que yo llevo a nuestro inepto y calamitoso presidente, pero treinta años me parecen demasiados para una acusación de esa índole.

*Arrasada una localidad de Mississippi por un tornado que mató a veinticinco personas. Me imagino lo terrible que debe ser el espectáculo de esa cosa enorme, oscura y pienso en lo generoso que fue Dios con nuestra Isla, donde nunca supe de un tornado. A los ciclones se les veía venir con días de anticipación. Esto me hace recordar a un escritor cubano particularmente bruto llamado Pedro Juan Gutiérrez que una vez escribió que los ciclones se formaban en un dos por tres en el Caribe, frente a La Habana. Por cierto, lo que está frente a La Habana es el Golfo de México. Si quiere ver el Caribe debe ir a Batabanó.

*Si alguna vez amanezco con la chispa apagada y el “apagón” se prolonga, voy a enviar un viejo artículo titulado “Burradas de los escritores cubanos”, entre los cuales me incluyo. Creo que lo disfrutarán. Es del 2018. 

*Todos los años, por el Spring Break, es la misma historia. Miami Beach se llena de vacacionistas que vienen a disfrutar de lo bueno que allí se ofrece. Lamentablemente, inmersos entre ellos vienen delincuentes cuyo único placer es delinquir y amargarle la vida al prójimo. Lo suyo es destruir, vandalizar, agredir y, como es natural, a menudo esa perversa “diversión” incluye asesinatos. Este tipo de violencia irracional sólo se puede enfrentar con la violencia. Palos y más palos con los salvajes y luego a la cárcel. Quizás haya que matar a alguno de ellos para convencer a los otros de que vayan a ejercitar su salvaje condición a casa de las brujas que en mala hora los parieron.

*Nací el 5 de diciembre 1936 siendo presidente Miguel Mariano Gómez. Veinte días después fue depuesto por el Senado en una especie de golpe de Estado parlamentario y lo sustituyó el vicepresidente Federico Laredo Bru. Ese año se había puesto fin a la violencia que asoló al país luego de la caída de Machado. Bajo Laredo Bru se convocó a la Asamblea Constituyente en 1940. Luego vinieron los gobiernos de Batista, que le entregó el poder a Grau cuando éste derrotó a su candidato Carlos Saladrigas. Tras Grau asumió la Presidencia Carlos Prío. Entonces, el 10 de marzo de 1952, teniendo yo quince años, Batista derrocó a Prío. A partir de entonces todo se “jo jo jo”, dijo Santa Claus.

Cuarenta años después me despedí de mi Patria Ancestral y llegué a este país que poco después elegiría presidente al relajiento Bill Clinton acompañado por su diabólica mujer. Luego, vino George W. Bush. Nada presagiaba lo que vendría después. Y lo que vino fue el desmadre. El pueblo americano eligió a un desconocido del que muy poco se sabía, hijo de un africano que pasó por aquí y de una madre promiscua. Su niñez transcurrió en Indonesia, un país musulmán, y su adolescencia la vivió bajo la tutela de un comunista amante de su madre; en fin, Barack Hussein Obama. ¡Qué nombrecito para un presidente americano!

“¡Qué perra suerte la mía!”, pensé mientras padecía el Obamanato. Entonces, a un multimillonario le dio por el patriotismo, entró en la política y, ya saben: Trump. El renacer de América. Y de paso, el mío.

Entonces vino el pucherazo del 2019, y aquí estoy, bajo el desgobierno de este viejo infernal y de su camarilla. 

No fue el primer pucherazo de la Historia americana, pero el que le dio la Presidencia a John Kennedy ocurrió en un solo estado, Illinois. Lo de Biden fue incomparablemente mayor. Y peor. 

En fin, que aquí estoy, con 86 años, como dijo un catalán: “Fotut i mal pagat”.

*No acabo de acostumbrarme a la absoluta naturalidad con que algunos políticos demócratas emiten opiniones absolutamente disparatadas. Sheila Jackson, congresista demócrata por Texas, afirma que en América todavía existe la esclavitud. Esta señora me recuerda una frase sobre Fidel Castro que aparece en mi primer libro,  Los Niños y el Tigre: “Fidel es capaz de decir las cosas más increíbles como si todo el mundo fuera capaz de creerlas. Como si él mismo las creyera.”

*¿Cuántas personas allegadas a los Clinton han muerto de manera violenta y con frecuencia inexplicable? Demasiadas, diría yo. Si la memoria no me falla, el penúltimo fue baleado por la espalda en una calle oscura de Washington. Parecía un asesinato para robar; pero el homicida siguió su camino sin interesarse en la cartera del asesinado. Otro, y esto sí que es el colmo, apareció ahorcado y con un disparo en el pecho. Lo más insólito es que el arma no apareció. O sea, que el suicida se dio un tiro, hizo desaparecer el arma y luego se ahorcó.

Espero en Dios que los Clinton, sobre todo Hillary, no tengan noticia de mi existencia. Por si acaso, juro por mis hijos, mis nietos y mis muertos que bajo ningún concepto y en ninguna circunstancia me voy a suicidar. Tampoco me pueden asaltar en una calle oscura porque no salgo de noche.