JAN Y CUJE

Written by Libre Online

6 de febrero de 2024

Por Roberto Luque Escalona

*Parece que hay un particular interés en que una mujer sea la compañera de boleta de Donald Trump. De ser así, creo que no hay mejor opción que Condoleezza Rice. De las que se mencionan, que no son poca cosa, ninguna está al nivel de Condoleezza. Su designación, reaparición, nos haría felices a mí y a Antonio Diéguez.

*Mucho se habla en Madrid de las llamadas “bandas latinas” que, al parecer, no incluyen cubanos, lo que me hace recordar la poca disposición que muestran mis compatriotas por la delincuencia. El delincuente cubano más famoso es Tony Montana, un personaje de ficción. En la Cuba antes del castrismo, a finales de los años 40, Enrique Dovarganes, alias Guarina, y Jesús Rivero Prendes, alias el Chino Prendes, se hicieron famosos por asaltar un banco. Antonio Guiteras, un gángster a quien algunos veneran, le sacó 300.000 pesos a la familia Falla al secuestrar a uno de sus miembros. Aunque eso no era delincuencia, según algunos, sino política.

*Si Michelle Obama está pensando realmente en aspirar a la presidencia debe prepararse para justificar las afirmaciones claramente racistas que aparecen en su Tesis de Grado en Princeton, como la de que los blancos son racistas por naturaleza y que América fue construida “a base de crimen y odio”. Tales características fueron, seguramente, las que le impedían estar orgullosa de ser americana, orgullo que adquirió, ya con cuarenta años, cuando su marido fue electo Presidente. Tal orgullo no existía cuando ella y él eran fieles seguidores del pastor racista Jeremiah Wright, el que terminaba sus sermones dominicales con un grito de “¡Goddamn America!”. 

*Kate Middleton, la bella princesa Kate, un regalo de la burguesía británica a la familia real, parece estar muy enferma. La última descripción que leí sobre la operación a que ha sido sometida parecía una sentencia de muerte, por suerte, exagerada. El poder de la belleza: me hace lamentar la posible desdicha de alguien que más lejana no puede ser, con la que nada tengo que ver.

*Unos vándalos que se presentan como activistas del ecologismo intentaron destruir la Gioconda con un instrumento pérforocortante. El bárbaro ataque fracasó porque el cuadro está protegido por un cristal. Peor suerte corrió La Venus del Espejo de Velázquez en el Museo Británico. Por supuesto, se trata de gente enferma. Un buen tratamiento para su enfermedad serían 20 años de cárcel.

*Hace años, cuando yo escribía en el Nuevo Herald, tuve un encontronazo con alguien que me atacó por elogiar la belleza de los uniformes del grupo paramilitar nazi nombrado Schutzstaffel, los llamados SS. Los uniformes eran realmente bellos. Y no por casualidad: eran obra de un famoso diseñador de ropa masculina, cuya fama sobrevivió a la derrota del nazismo.

Pues bien, 79 años después de la caída del régimen nazi, los uniformes de las SS están reapareciendo con el auge de un partido derechista alemán.

*El antaño apacible estado de Vermont padece un aumento de la criminalidad, motivada por la aceptación de refugiados somalíes. Parece imposible hacerles comprender a algunos, a muchos americanos, que hay pueblos, uno de ellos el somalí, que no están hechos para la civilización, que su estado natural es el salvajismo, la barbarie. Porque, se los juro, esa afirmación, tan repetida y celebrada, de que todos los hombres son iguales no es más que un rebuzno intelectual.

*Mi rechazo al salvajismo africano es tal que me hizo ver con simpatía como tropas castristas bajo el mando de Arnaldo Ochoa arrollaban a los somalíes en un peladero llamado Ogadén que se disputaban Etiopía y Somalia. Por razones que ignoro y que en absoluto me interesan, cuando se produjo el conflicto entre los dos tiranos comunistoides, el jefe de Ochoa decidió apoyar al etíope.

*Por cierto, todas las aventuras africanas que protagonizaron los castristas, desde la primera en Argelia, que encabezó Efigenio Ameijeiras a principio de los años 60, hasta la última en Angola encabezada por Arnaldo Ochoa a fines de los 80, terminaron en victorias para ellos…menos la que encabezó el Che Guevara en el Congo. “Al pobre Ernesto nada le salía bien”, dijo Chichina Ferreira, una muchacha que fuera su novia. Razón tenía.

*Como todos saben… bueno, “todos” es mucho decir. Me refiero a aquellos que leen mis escritos en LIBRE. Bien, como mis lectores saben, Joe Biden no es santo de mi devoción, pero calificarlo de “genocida” por el actual enfrentamiento entre Israel y Hamas es lo que el Moro Capetillo llamaba “una baja mental”.

*El Moro Capetillo era un personaje de la serie radial Los tres Villalobos. Así le llamaban en Holguín a un jugador de póker santiaguero que venía con mucha frecuencia a nuestra rica ciudad para jugar. Era muy hábil y casi siempre ganaba. También era muy generoso: si le pedían dinero, lo prestaba sin pestañear y cuando iban a pagarle no recordaba haber hecho el préstamo. Se le atribuía la frase sobre una afirmación absurda que encabeza esta nota. Ah, su nombre era…Emilio Estefan.

*Irán, que antes se llamaba Persia, parece que nunca se hubiera repuesto de su fracaso cuando intentó apoderarse de Grecia para poco tiempo después ser conquistada por Alejandro y sus macedonios, una especie de griegos primitivos. Cuando se enfrentó a Irak, la guerra terminó sin vencedores ni vencidos, y esos mismos iraquíes fueron barridos por los americanos, primero bajo Colin Powell, un general al que no le gustaba la guerra, y luego con el general Norman Schwarzkopf al mando, que no era nada melindroso como su antecesor y acabó con el régimen de Saddam Hussein, aquel que prometía “La Madre De Todas Las Batallas” para terminar como el Padre de Todos Los Ridículos y morir ahorcado.

Ahora, esa nación de perdedores, dirigida por unos ancianos que se han pasado toda la vida con sus largas narices metidas en las páginas de El Corán, se ha convertido en el mayor promotor del terrorismo musulmán.

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