Por Roberto Luque Escalona
A Fidel Castro siempre le fascinó la muerte; la muerte ajena
* Tamara Bunke Bider. ¿Tania la Guerrillera? Pamplinas. Las decenas de miles de dólares salidos de las arcas cubanas -porque seguro estoy de que los rusos no invirtieron un centavo en esta empresa- no se invirtieron en convertirla en guerrillera, sino en crearle una personalidad ficticia e infiltrarla en la sociedad boliviana, lo cual se logró plenamente, matrimonio incluido.
Con el Che Guevara y su pandilla, formada mayoritariamente por cubanos, ya estacionados en la selva boliviana … ¡Atención! Cuando digo “mayoritariamente” me refiero no sólo al número, sino más bien a la experiencia de combate, pues todos habían participado en la guerrilla contra Batista, mientras que los bolivianos y el peruano que con ellos estaban no habían disparado un tiro en su vida.
Continúo. Con el Che Guevara y sus hombres ya estacionados en algo así como una base en las selvas bolivianas era natural un encuentro de Tamara Bunke con ellos, para coordinar las acciones de la guerrilla y el grupo que debía actuar como apoyo en las zonas urbanas.
A la selva fue Tamara. Llegó en un Jeep a la aldea más cercana al campamento, dejó el vehículo estacionado en ella, se adentró en la selva, se encontró con el Che y… la catástrofe: la inteligente, experimentada y costosamente entrenada muchacha, que desde su temprana juventud venía trabajando con los servicios secretos de la Alemania comunista y, de paso, con la KGB, dejó en el Jeep unos papeles en los que se identificaba a los miembros de las células que debían servir de apoyo urbano a la guerrilla. Inverosímil.
Al menos a mí me parece inverosímil que alguien como Tamara Bunke cometiera semejante disparate. Inverosímil le ha de haber parecido al Che Guevara, que seguramente tuvo que apelar a toda su fuerza de voluntad para no fusilarla. Lo que hizo fue apartarla de sí. Al dividir el contingente guerrillero en dos grupos, la asignó al de Bilo Acuña. Los dos grupos se separaron y no la volvió ver. Se dice que estaba enferma, pero sin especificar cuál era su enfermedad. En la guerrilla había dos médicos, el propio Guevara -sí, ya sé que no llegó a tener título porque se marchó sin presentar la tesis- y Octavio de la Concepción, a quien el Che mantuvo junto a él. O sea, que al asignarla al grupo de Acuña la dejó sin alguien que pudiera darle atención médica. Sus últimos días, hasta morir junto al resto del grupo en una emboscada, parece que fueron terribles, y quienes le ordenaron dejar en el Jeep la lista de los sediciosos sabían que eso la sentenciaba a muerte, más tarde o más temprano. Pero a Fidel Castro siempre le ha fascinado la muerte; la muerte ajena. Por eso “bautizó” a Tamara Bunke con uno de sus macabros inventos al llamarla “Tania la Guerrillera”.
* Todo parece indicar que el grupo terrorista Hamas está viviendo sus últimos criminales días. Llevaban mucho tiempo asesinando, pero a cuentagotas. Ahora, quien sabe por qué, decidieron hacer las cosas en grande y llevaron a cabo una masacre de más de 1 400 israelíes. Creo que será la última que ejecuten pues Netanyahu parece decidido a no dejar uno de ellos vivo. No sé qué puede haberles llevado a convertir sus asesinatos en una gran masacre, pero parece que les costará su propia existencia como grupo terrorista y al mismo tiempo gobernante, pues llevan tiempo gobernando la franja de Gaza.
* Los argentinos, impopulares entre los latinoamericanos, siempre fueron bien recibidos en Cuba, actitud que yo mantengo, pero que no comparte el exilio miamense, que parece haber olvidado a José Biondi, a Luis Aguilé -autor de la canción “Cuando Salí de Cuba”, un himno a la nostalgia, a Carlos Argentino, “el Che del cha-cha-cha”.
Pues bien, guardo una botella de Malbec cosechado en las viñas argentinas de Mendoza, que abriré si Javier Milei logra quitarles la presidencia a los peronistas. Quisiera incluso visitar Buenos Aires… si encuentro una manera de ir que no sea por avión.
* A las orcas de las costas de Huelva y el sur de Portugal les ha dado por hacer valer su mote de “ballenas asesinas”, en inglés “killer whales”, y han atacado yates poniéndolos en peligro de zozobrar, y hundiendo a uno de ellos. La orca siempre ha sido conocida por ser un animal muy dotado para la destrucción, pero nunca habían utilizado su fuerza y tamaño para destruir algo. Además, las que se han convertido en seres agresivos son las que viven en esa zona. Extrañas cosas están pasando en el mundo.
* Entre Trump y su abogada Halina Abbas le están dando una paliza al juez de New York Engoron. Apabullar al expresidente parece ser una tarea excesiva para ese juez, para no hablar de la abogada, que se las trae.
* Los musulmanes de Hamas parece que perderán el control de la franja de Gaza y hablan de gobernar “del río al mar”. O sea, del Jordán al Mediterráneo. Me pregunto si esos disparates no serán producidos por el consumo de hashish, esa especie de marihuana del Medio Oriente.
* Barack Hussein Obama le está “moviendo el piso” a Biden, con el evidente propósito de que no sea postulado para que Michelle Obama, o sea, él, ocupe su lugar. Esta pareja va camino de desplazar a los Clinton como la más nefasta en la historia de América.
* Rashida Tlaib, congresista demócrata por Michigan, nacida en eso que los musulmanes llaman Palestina, se echó a llorar cuando intentaba justificar los actos de los terroristas de Hamas, que han provocado la irrupción del ejército israelí. No sé qué esperaban después de una matanza de mil cuatrocientos israelíes en una incursión de los terroristas árabes. Israel reaccionó como reacciona siempre ante acciones de este tipo, y como los asesinados no fueron docenas, sino que pasaron de mil, la reacción ha sido proporcional al crimen. La de los países árabes y, por supuesto de Irán, ha sido de total apoyo al grupo terrorista, pero no parece que las declaraciones de solidaridad puedan salvar del aniquilamiento a los matarifes de Hamas.
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