Por Roberto Luque Escalona
Siempre es más difícil tronar a los malos que a los buenos
*Cada cierto tiempo aparece alguien analizando las circunstancias del asesinato de John F. Kennedy, pero nunca se habla de la presencia en Dallas de Fabián Escalante, miembro importante del espionaje castrista, en la víspera de los hechos.
*Biden en una conferencia de prensa en Hanoi: “Me voy a la cama”. No es cuento lo de “Sleepy Joe”. Los viejitos a menudo nos acostamos temprano, pero no veo motivo para anunciarlo siendo presidente de los Estados Unidos y en medio de una visita oficial.
*Ciro Redondo, René Ramos Latour, Braulio Coroneaux, Geonel Rodríguez y Roberto Rodríguez, llamado El Vaquerito: miembros del llamado Ejército Rebelde muertos en combate después de la desbandada de Alegría de Pío en diciembre de 1956 y hasta la caída de Batista el 1ro. de enero de 1959; o sea, durante la llamada “guerra revolucionaria”. Si alguien sabe de otros, por favor, déjemelo saber.
*Fidel Castro, el hombre que más muertes ha causado en nuestra historia, le disparó a Lionel Alonso y falló. Luego le disparó a Rolando Masferrer y también falló. A un policía llamado Querol no se atrevió a dispararle y José de Jesús Jinjaume, que lo acompañaba, tuvo que hacerse cargo del “trabajo”. A Gustavo Arcos quiso matarlo fingiendo que se le había “escapado” un tiro a quemarropa cuando viajaban en automóvil por una zona desértica de San Luis Potosí, en México, y también falló. Su único muerto fue el soldado que estaba de guardia en el cuartelito de El Uvero, al que le disparó a 300 metros con un fusil de mira telescópica. Después de eso, se agazapó en el recóndito Alto de La Plata, donde se dedicó a dictar órdenes y prohibiciones, lo que mejor sabía hacer.
*Donald Trump tiene un historial de equivocaciones en cuanto a nombrar colaboradores. Muchos de ellos lo han traicionado. Pero si para que lo acompañe en la boleta electoral escoge entre Sarah Huckabee Sanders, Kristi Noem, Marjorie Taylor Greene y Kari Lake, difícilmente se equivoque. Cualquiera de esas damas sería una buena selección.
*El Speaker Kevin McCarthy está empeñado en someter a Biden a un proceso de impeachment. Mucho me alegraría que tuviera éxito, pero dudo que lo tenga. Parece que el proceso es mucho más difícil y complicado de lo que McCarthy y yo quisiéramos. Siempre es más difícil tronar a los malos que a los buenos.
*Se escucha un enemigo rumor acerca de un complot saudita contra América. Mejor no echarlo en saco roto, que esos beduinos son enemigos, aunque traten de ocultarlo. Recuerden que, de los 19 asesinos del 11 de septiembre, destructores de las Torres Gemelas, 15 eran sauditas. Para no hablar de los wahabitas, la más fanática de las sectas musulmanas, un subproducto de ese desierto en el que nació el islam, “la teología absurda de un beduino inmoral”, para describirla con palabras de Mustafá Kemal, a quien sus compatriotas llamarían “Ataturk” (El Padres de los Turcos), el que derrotó a los ingleses en Galípoli a comienzo de la Primera Guerra mundial y luego modernizó a Turquía.
*Malas noticias para los que podríamos llamar “africanistas”. Hace mucho tiempo que oigo decir que la raza humana se originó en África. Pues bien, descubrimientos recientes han demostrado que tal teoría era puro cuento y que fue en Europa, no en África, donde surgió el llamado Homo Sapiens. Nunca fui un estudioso del tema, pero me llamaba la atención la falta de rasgos en los hombres primitivos y la lejanía respecto a África de los cavernícolas europeos, como el llamado Hombre de Neanderthal, en un lugar de Alemania. Por cierto, siempre me pareció ridículo el situar al Cáucaso como cuna de la raza blanca y la bobería americana de autodenominarse “caucasians”. Los caucásicos (armenios, georgianos, azerbaiyanos, chechenos) son la gente más trigueña de Europa. Si sabe de algún caucasiano con mi color de piel y de pelo, no deje de avisarme.
Caucasianos famosos: Josep Yugazbili (alias Stalin), Lavrenti Beria (su matarife), Edward Sheverntze (presidente de la República de Georgia), Tigran Petrosián y Garry Kasparov (campeones mundiales de ajedrez), Aram Jachaturián (músico), Mijail Vagramián (campeón olímpico de gimnasia), sin olvidar a los americanos de ascendencia armenia William Saroyan (escritor) y Cherilyn Cherician, llamada Cher (cantante): pelinegros todos. Detalle curioso: los armenio-americanos eliminan el acento en la sílaba final, vaya usted a saber por qué. No son Saroyán ni Chericián, sino Saroyan y Cherician.
*En las elecciones de 2020, sólo el 8% de las personas de raza negra votó por candidatos republicanos. Se espera que el 12% lo haga en el 2024. En los últimos 50 años ningún candidato republicano alcanzó el 20% del voto de los ciudadanos negros. O sea, que, de cada diez votantes, 8 votaron por el candidato demócrata.
En Cuba se daba un fenómeno parecido; sólo parecido. En el Partido Socialista Popular (o sea, comunista) había más dirigentes “de color” que en todos los demás partidos juntos: los negros Lázaro Peña, Jesús Menéndez, Severo Aguirre, Salvador García Agüero, y los mulatos Blas Roca y Aracelio Iglesias (dirigente sindical portuario, asesinado; medio hermano bastardo del presidente Grau).
*Si usted ha sido mi amigo y ahora le ha dado por pensar que Joe Biden es un gran presidente, eso no provocará que nuestra amistad termine. La ruptura de una relación amistosa por discrepancias políticas es más propia de los izquierdistas y poco común entre nosotros, los de la derecha, personas por lo general más razonables.
*Parece que a Miguel Díaz-Canel (a quien he tratado, hasta ahora sin éxito, de endosarle el mote de Pan con Na’) le están preparando en New York una acogida al nivel de sus merecimientos. Como su difunto líder y guía espiritual, Díaz-Canel parece ser aficionado a la carrera. Recuerdo cuando la turba irredenta lo puso a correr en Regla, algo inaudito para un gobernante, que su líder corrió cuando aún no estaba en el poder.
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