Por Roberto Luque Escalona
Que yo me sienta infeliz en Guatemala no quiere decir que me agradaría mudarme a Guatepeor
*Alexandra Ocasio-Cortés ocasionalmente se abstiene de hablar tonterías, pero eso no sucede muy a menudo. La última de su cosecha fue celebrar la salida de Tucker Carlson de su programa en la televisión. Carlson ha sido demasiado importante durante demasiado tiempo para que se le pueda eliminar. El ocasional sueño totalitario de la congresista demócrata por New York parece muy lejos de materializarse.
*Llevo meses leyendo reportes sobre los desmanes de Adam Schiff, congresista demócrata por California. Ahora Anna Paulina Luna, congresista republicana por la Florida, ha decidido presentar una moción para destituirlo de su escaño. Ya era hora. Ese Schiff lleva mucho tiempo haciendo desmadre y medio.
*En el Informe Durham sobre el complot para relacionar al entonces candidato Donald Trump con Rusia, se dice que los Clinton fueron excluidos de la investigación cuando era evidente que estaban entre los principales promotores del montaje. Ese matrimonio pasará a la Historia como los mayores violadores impunes de la Ley. Vienen haciendo de las suyas desde los años 80 en Arkansas.
*Entre las figuras políticas demócratas, una de las que ha salido peor con el Informe Durham ha sido la congresista Maxine Waters, que fue sumamente explícita y categórica al referirse a la alianza de Donald Trump con los rusos. Para su desgracia, la supuesta alianza no fue otra cosa que una burda patraña politiquera. No sé si la señora Waters creía en ella, pero hablaba como si en ella creyera.
*La congresista Marjorie Taylor Greene ha puesto en marcha un proceso de Impeachment contra el presidente Biden, lo cual no me gusta nada. Imaginen que el proceso prosperara y Biden fuese depuesto. La Presidencia la ocuparía Kamala Harris. Que yo me sienta infeliz en Guatemala no quiere decir que me agradaría mudarme a Guatepeor.
*Están ocurriendo hechos que antes jamás ocurrían, como es esa especie de epidemia de caballos muertos en torno al Kentucky Derby y al Preakness Stakes. Nunca supe de nada parecido. Ocurren cosas que antes no ocurrían y ninguna es buena. Cada uno de eso caballos muertos valía un montón de dinero.
*Me pregunto qué habrá sido de Jeremiah Wright, el que fue pastor de Barack y Michelle Obama, y semana tras semana, durante casi 20 años, lanzaba maldiciones contra América. Voy a tratar de localizarlo.
Quizás esté en Cuba, acompañando a Joanne Byron-Chesimard, alias Assata Shakur. Por cierto, si es usted hábil para las acciones violentas y posee capacidad de riesgo, se introduce en Cuba, secuestra a la Shakur, la trae para acá y la entrega a la Justicia, sepa que se ganaría dos millones de dólares. Es mucho el riesgo, que esa gente son unos asesinos, pero también es mucho el dinero. Para llegar hasta ella supongo que sería necesario matar a algunos hombres de Alejandro Castro Espín, que son tipos muy malos.
*En el fútbol español está teniendo lugar un extraño incremento del racismo, como si nunca hubiese habido antes jugadores negros en la liga española. Yo era un adolescente cuando vi jugar en La Habana al mulato marroquí Ben Barek con el Atlético de Madrid. En épocas recientes pasaron por las canchas españolas Ronaldo, Ronaldinho, Marcelo, Dani Alves y Neymar Jr. sin que ocurrieran, que yo sepa, incidentes raciales. Pero ahora, con Vinicius Jr, Horatius y Camavinga -no, no es una mala palabra; el hombre se llama así- se ha dado el caso de todo un estadio gritando insultos racistas contra los jugadores negros del Real Madrid. Se acusa a América de racista, pero eso hace mucho tiempo, muchas décadas, que no ocurre aquí. Un detalle curioso es que los jugadores que mencioné más arriba son todos mulatos mientras que Vinicius Jr., Horatius y Camavinga son negros prietos. Lo de mulatos sí, negros no, me parece absurdo, pero en cuestiones raciales el absurdo siempre está al acecho.
*Unos ecologistas, esos que defienden la obra de la Naturaleza intentando destruir la de los hombres, acaban de embadurnar con pintura negra la bella fuente de Trevi, en Roma. Ya es tiempo de meter en la cárcel a varios de estos destructivos pelagatos.
*Una de las peores tragedias que pueden golpear a una persona es la muerte de un hijo. Por eso me pregunto cómo es posible que Joe Biden diga que su hijo Beau murió en combate en Irak cuando lo cierto es que su muerte por cáncer ocurrió en el Hospital Walter Reed, en Bethesda, Virginia. Eso no es mentir. Es algo mucho peor. Un síntoma de demencia senil. Que quien la padezca sea el presidente de Estados Unidos me parece aterrador. Si sigue como va, pronto no podrá hablar sin el telepromter.
*Quizás haya habido alguno y yo lo ignoro, pero no sé de un político americano más perseguido y atacado que Donald Trump. Mientras tanto, sus seguidores -uno de los cuales soy yo- ponen en práctica el viejo refrán o lema o lo que sea, de “A Palabras Convexas, Oídos Cóncavos”.
*Yevgeny Prigozhin, así se llama el jefe del grupo paramilitar llamado, quién sabe por qué, “Wagner”. Un grupo paramilitar privado con un nombre sumamente alemán. Prigozhin no se cohíbe para criticar la forma en que Vladimir Putin ha llevado la guerra en Ucrania. Luego se pone apocalíptico y predice que, si el desempeño de los rusos no mejora, pudiera producirse algo así como una segunda edición de la revolución rusa de 1917. La ecuación es simple, si comienzas una guerra y no la puedes ganar, la perdiste o estás camino de perderla. Por otra parte, la quiebra de la autoridad de Vladimir Putin es evidente y prueba de ello son las palabras de Prigozhin.
¡Putin, caramba! Lo recuerdo en tiempos para él mejores, en una de sus visitas a América, cantando Blueberry Hill. Pocas ganas de cantar debe tener ahora. Su situación me recuerda unos versos que escuché en mi lejana juventud mexicana.
Quién te manda, zopilote
Salirte al campo a volar
Cuando bien podías estar
En tu casa metidote
0 comentarios