Por José “Chamby” Campos

Comenzó la temporada de béisbol universitario y el programa más prestigioso de la ciudad estrena un nuevo dirigente.

Después de la súbita renuncia de Gino DiMare, su antiguo manager, La Universidad de Miami nombró por primera vez en su historia a un cubano americano. En mi opinión no pudieron escoger a nadie más leal, y con más tradición; admirado por sus antiguos compañeros de equipo y los jugadores que han pasado por sus manos.

Juan Diego Arteaga más conocido por las iniciales de sus dos nombres, JD, nació y creció en esta ciudad de Miami. Fruto del matrimonio de Juan Diego y Caridad desciende de una renombrada familia cubana de la cual uno de sus miembros lo fue el Cardenal Arteaga.

Siempre de la mano de su padre y desde temprana edad se destacó en todos los deportes en que participó, siendo estos el Football Americano, baloncesto y béisbol. El Boys Club de Miami, los terrenos de deportes del condado, la liga de baloncesto de Tamiami Park fueron testigos de su amor por los deportes.

Cuando llegó el momento de continuar su crecimiento tanto en los estudios como en las especialidades antes mencionadas la escuela seleccionada fue Westminster Christian al sur del condado.

Participó en los tres deportes, pero su mayor logro fue en béisbol donde siendo su lanzador estelar ayudó a que el colegio se coronara campeón estatal del año 1994.

Recibió una beca para lanzar con Los Huracanes de La Universidad de Miami y allí comenzó una de las carreras más productivas para el renombrado programa; al mismo tiempo que nació una relación la cual ha perdurado desde ese momento.

En su primer año el pitcher zurdo ganó 11 juegos y perdió 3; en la próxima temporada su marca fue de 9 victorias frente a un solo revés. En su año junior implantó un récord cuando obtuvo 12 triunfos y solamente fue derrotado en una ocasión. En su última campaña siendo ya un senior y listo para graduarse terminó con 11 éxitos y 4 fracasos.

Sus números finales suman 43 ganadas y 9 perdidas.

Después de deambular por las ligas menores su mentor Jim Morris, el mismo que lo reclutó y luego más tarde dirigió, le dio la oportunidad de ser el coach de los lanzadores en el año 2003.

Desde esa fecha hasta el pasado junio, el joven Arteaga ha sido reconocido como uno de los mejores instructores de pitcheo en el nivel colegial; durante su estadía UM ha producido al menos un lanzador de nivel All-American o una selección para el draft de Grandes Ligas en cada año que él ha llevado las riendas de los lanzadores.

Antes de haber sido escogido como el director del programa, su nombre junto a su tradicional número 33 ya estaban inmortalizado en dicho plantel. En el año 2007 fue exaltado al “Salón De La Fama” por todos sus logros como atleta.

Hombre amable de hablar claro y pausadamente, ve esta oportunidad como la culminación de su labor en su adorada Universidad de Miami. No lo considera un desafío sino sencillamente el continuar de un reto que comenzó cuando en el año 1994 decidió dedicarle su vida al deporte de sus sueños.

Su meta, elevar el nivel del programa y entregarle a sus seguidores un campeonato colegial.

Felicitaciones a UM por confiar en alguien que lleva años demostrando su calidad.