Historia del Liceo de Matanzas

Written by Libre Online

7 de marzo de 2023

Cultura Cubana. Adolfo Dollero (1919)

El Liceo de Matanzas, después de casi seis años de vida, había logrado ser uno de los centros de Cultura más considerados en Cuba.

Ninguna sociedad similar se fundaba sin invitar a la inauguración, la directiva del Liceo, y recuerdo haber leído que hasta se le remitieron los planos del ferrocarril de Sabanilla,  para su aprobación, aunque fuese platónica.

La Directiva daba las gracias y consignaba en las actas las deferencias de que era objeto. Hoy día se obsequia una obra o un folleto sin obtener siquiera un acuse de recibo, como lo manda la cortesía más elemental.

Y si no, que lo digan los señores Escoto, Trelles, Figarola Caneda, etc.

Dichosos tiempos aquellos, en que no solamente tenía valor el dinero.

Entre la labor del Liceo de Matanzas, y la de la Sociedad Económica Amigos del País en La Habana, hay una cierta analogía.

Vemos al Liceo siempre unido a las mejores iniciativas, siempre dispuesto a proteger a literatos, artistas y hombres de Ciencias.

Acuerda reunir fondos para construir un reloj cosmológico de un fulano Juan Garrel; en 1865 prohíbe los juegos de azar; decide subvencionar, aunque modestamente la Academia Nocturna para aprendices, creada por Ildefonso Estrada y Zenea, Domingo del Monte propone la creación de una sección de Agricultura; El Liceo piensa establecer clases nocturnas gratuitas, formar un Museo y enriquecer la Biblioteca; comprar el piano de la famosa Teresa Carreño en 1054 pesos. (Junta General del 28 de febrero de 1866), nombra al genial maestro compositor español Manuel Fernández Caballero, profesor de música de la Sociedad, con el sueldo mensual modestísimo de 51 pesos.

Por contra, en una función de gracia acordada en enero de 1866 por el Liceo, obsequiaba con 112 pesos, en doblones, y un ramo de flores a la señora Zarza de Delgado, para demostrarle su gratitud por los servicios prestados a la sociedad, gratuitamente.

Los Juegos Florales del 4 de noviembre del mismo año, tuvieron mucho lucimiento, no solamente literario, sino artístico.

El Jurado estaba integrado por los mejores nombres de Matanzas, en letras y ciencias: los Guiteras, Sebastián A. de Morales, Manuel J. Presas, Joaquín Barnet, E. Llorach, Ignacio Ma. de Acosta, etc.

El ya citado maestro español Fernández Caballero, ganó una medalla de oro, otra de plata y un accessit, por un coro de cuatro voces y otros trozos musicales respectivamente.

El jurado artístico era también muy escogido: Desvernine, y Fernando Arizti, N. R. Espadero y Natalia Broch.

 Casimiro del Monte fue premiado con otra medalla de oro por su Oda a América, y Blanchet con una medalla de plata y un accessit por una novela histórica y un cuadro de costumbres cubanas.

Otro accessit fue concedido a Juan F. Vilaró por su trabajo sobre la educación femenina.

El año de 1866 fue uno de los más brillantes en la historia del Liceo de Matanzas.

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