HISTORIA DE UN ÓLEO

1 de septiembre de 2021

«Yo evoqué la guerra: mi responsabilidad comienza con ella en vez de acabar»

(José Martí).

Domingo lluvioso aquel mediodía del mes de mayo de 1895 cuando Baconao con sus hermosas crines  y su carga humana corría pasando inadvertidamente frente a un pelotón protegido por una tupida flora. 

Hoy el lugar aparece sin la arboleda testigo de aquel triste acontecimiento.

Este original lienzo de gran tamaño, simbolizando la caída mortal de Jose Martí, no existe ya. Este óleo fue realizado en el mes de mayo de 1917 y expuesto en el Salón de Bellas Artes en 1918. Sin embargo, su autor lo destruyó ante la insistencia de negativos comentarios e incomprendida crítica que señalaban históricos errores los cuales no existían en la pintura; y quienes así criticaban algunos no habían estado presente al momento de José Martí perder la vida, …ni tan siquiera habían visitado nunca antes la zona de Dos Ríos.

La conciencia artística del pintor le llevó –para realizar esta obra- a documentarse a través de aquellos que sí habían vivido la tragedia. Llegó al lugar exacto y realizó su obra de acuerdo al mes y a la hora de la batalla ocurrida entre los dos ríos orientales Colocó el modelo de acuerdo a la posición que tenía el Delegado en el momento de penetrar las balas en su cuerpo.

Valderrama llevó a cabo esta hermosa obra sin otra ambición que su gran admiración a José Martí y sin el propósito de lucrar con la misma. Del lienzo solo quedaron dos secciones: la cabeza del Apóstol y uno de los caballos.

Pero del óleo quedó una imagen en blanco y negro, la cual se ha visto reproducida en distintos periódicos, revistas y diversos medios de comunicación hasta llegar a ocupar su propio lugar en la onda virtual.

Además, ha sido la imagen más reproducida de todas cuanto existen.

De Cara al Sol

Según declaración escrita del Coronel José Ximenez de Sandoval, conservada en el Archivo General en Segovia a él le había sido “confiado el mando de la columna protectora de un numeroso convoy de acémilas” pero teniendo noticias de que los insurrectos con sus jefes de mayor prestigio se hallaban acampados cerca del río Contramaestre decidió apostarse convenientemente en espera del paso de la tropa cubana y en ese momento presentar combate.

Hacía escasamente dos horas que Máximo Gómez había regresado al campamento cuando se da aviso de enemigo a la vista y el General ordena “¡a caballo!” y dice a Bartolomé Masó: siga con todos sus hombres detrás de mí; y salen todos, … también José Martí.

Surge batalla y aunque con numerosas bajas la columna española resulta victoriosa, quedando –según testimonio de Sandoval- “muerto sobre el campo el titulado presidente de la República Cubana D. José Martí”, … muriendo además los “titulados Coroneles Vellito y Lora, Comandante Estrada, titulado Teniente Coronel Norte americano Voiton y un corresponsal de un periódico americano.” 

Cae mortalmente herido José Martí a unos cuantos metros de la margen derecha del río Contramaestre, entre un fustete y un dagame, un área cubierto de monte destacándose ademas entre la vegetación las algarrobas y unas ceibas majestuosas.

Una queja rumorosa ensombrece la extensa sabana que ilumina pálidamente la tarde infausta de mayo. Al caer ultimado por las balas enemigas, se tornó en prédica su fe, y su ideal en justicia; pero, se había extinguido para siempre el rumor tenue de su voz; habíase detenido la más fecunda pluma de América que tantas páginas de arte, ciencia y política había dedicado a los pueblos jóvenes; y se había apagado la excelsa elocuencia que habíale distinguido desde muy joven. 

Tras él quedaba su sangre confundida con el polvo de la sabana de Dos Ríos.

 En el sitio llamado La Julia siempre cubierto entonces de la hierba de guinea.

En los momentos de su muerte José Martí vestía saco oscuro y pantalón claro, calzaba borceguíes negros y entre sus prendas tenía un reloj con sus iniciales, revólver con culatín de nácar,  alforjas de cuero y retratos. Una escarapela cubana de varios colores bordada con mostacilla la que se dice usó Carlos Manuel de Céspedes en la Guerra de los Diez Años y un libro pequeño manuscrito con la propia letra del Padre de la Patria. 

En su mano derecha portaba la sortija de hierro con la palabra CUBA.

Declaración  histórica 

De acuerdo a la declaración por escrito dirigida al Dr. Elpidio M. Palma -marzo 1916- el Coronel del Ejército Libertador Dominador de la Guardia Diéguez –testigo presencial de la tragedia de Dos Ríos– él y su hermano Angel de la Guardia eran en aquellos momentos ayudantes del General Bartolome Masó.  

Narra Dominador: 

“…Iban cabalgando juntos al frente de las tropas dirigiéndose hacia Boca de Dos Ríos (entronque del río Cauto y el Contramaestre)… La columna nos esperaba en formación cerrada de tres líneas… y rompió el fuego… A la orden del general Gómez de alto, nos detuvimos… en ese momento  el General Masó estaba al lado del general Gómez, este le dijo a Martí: “aquí”, le señaló detrás de él, como para ampararlo con su cuerpo, yo estaba al lado del General Masó y mi hermano Angel al lado mío y junto a Martí. Al romper el fuego contra la columna Martí convidó a mi hermano Angel para seguir adelante y así lo hicieron…mi hermano no tenía autoridad para detener al presidente…“

Las descargas llenan el espacio.  Sin comprender el peligro, Martí olvida la orden del General en Jefe y en un incontrolable impulso insta su corcel adelantándose a los demás.  El caballo blanco con su preciada carga corrió por la anchurosa sabana presentándose de frente a la avanzada española escondida detrás de un portón cubierto por un alto herbazal..

“…con el humo de los disparados –continua relatando Dominador- no nos dimos cuenta de su avance y se adelantaron a nosotros como 50 metros… al llegar a esa distancia presentaron un blanco magnífico a las fuerzas españolas y estas le hicieron una descarga cerrada…”

El caballo que montaba José Martí regresó al campamento cubano.

Y la noticia llegó a la Capitanía General en La Habana en este término:

Ha muerto el “presidente” de la revolución cubana.  

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