Habla su hija tras su muerte.. “Musculitos”, el héroe que nunca quiso «bajar la guardia» contra la tiranía

Written by Libre Online

10 de febrero de 2021

“Mi padre fue un aguerrido luchador que nunca, pero nunca, quiso “bajar la guardia” contra la tiranía comunista que se apoderó del poder en Cuba, reclutándose siempre en los “teams” que lucharon para derrocar a Fidel Castro”, dijo su hija Yolanda tras su muerte en Minneola.

Yolanda, desde la lejanía a través de una comunicación telefónica, recordó que en las tardes cuando era niña la sentaba en su canto y, como si fuera ayer, le contaba todas las fantásticas historias que había vivido desde que se reclutó en los comandos de infiltración de la Brigada 2506.

“Mis esfuerzos siempre han perseguido la libertad de mi país. Lo más probable es que yo no la vea, pero algún día se conseguirá”, fue el comentario de Martínez a su hija, antes de morir en la ciudad de Minneola a donde fue llevado por ella para que pasara allí los últimos días de su vida.

“Yo quería que él muriera tranquilo y en paz. Quería que sus últimos días estuviera a mi lado. Siempre lo amé y lo veneré por su valentía. Fue un hombre de principios. Muy carismático. Siempre fue correcto en todas sus actuaciones. Y murió tranquilo”, sostuvo Yolanda.

Eugenio Martínez Careaga (Musculitos) siempre, después de Bahía de Cochinos, estuvo bien activo y se le conocen, por lo menos, más de 300 infiltraciones clandestinas a Cuba como miembro de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), lo que le valió estar en primera plana de grandes periódicos norteamericanos.

Yolanda recuerda la última vez que su padre, estando en el Salón Renaissance, enclavado en la populosa Calle Ocho del suroeste de Miami, abarrotó este sitio de exiliados cubanos, quienes acudieron allí para celebrarle sus 97 años de vida.

LAS HISTORIAS DE MI PADRE

“Todo el que conoció a mi padre, desde un primer instante, se fascinó de él contando su s historias. Musculitos, respetado ex agente de la CIA, experto en operaciones de infiltración y espionaje, participó en abril de 1961 en la malograda invasión a Bahía de Cochinos”, insistió Yolanda.

“Yo guardo los mejores recuerdos de mi padre. Nunca se arrepintió de no haber podido lograr concretar la libertad para Cuba, pero eso sí, con su mente muy clara, reconoció que algún día otras generaciones podrían volverlo a intentar”, insistió.

“Al salir libre de prisión mi padre, luego del escándalo del watergate, jamás abandonó sus “peleas contra el castrismo” ni los trabajos para la CIA. Entre sus más valiosos premios conserva un trébol dorado de la suerte, con una inscripción en español: Buena suerte. Richard Nixon. Años después Ronald Reagan le otorgó el perdón presidencial, otro de sus trofeos”, sostuvo.

“La libertad es una pelea eterna, tal vez la más importante de todas. Una frase dura, comprometida, que a veces no se quiere escuchar, pero muy cierta”, fue otra de las leyendas que recordó Yolanda de su padre, quien será enterrado en el cementerio de las brigadistas en Miami.

SU VIDA POR LA LIBERTAD

“Se dedicó toda su vida a la libertad por Cuba y eso era lo más importante para él. Quería regresar a la isla, pero ya en la vida republicana. Odiaba el comunismo. Quería ver la tumba de sus padres, a quienes no volvió a ver nunca desde que dejó la isla”, apuntó Yolanda.

“El me comentaba que sentía tristeza de que Cuba no era todavía libre. Pero tenía grandes esperanzas de que algún día caería el comunismo. El peleó contra Batista. Vino al exilio y cuando regresó a Cuba le tocó volverse porque el comunismo ya se había asentado”, resaltó.

“No fue verdad que él fuera pagado para todas las misiones. Estuvo con la CIA para lograr como una esperanza ver libre a Cuba. Antes fue con la brigada. El siempre oía noticias sobre la isla y se preocupaba porque no cambiaba nada”, destacó.

EXTRAÑABA A SUS AMIGOS

“Vino la pandemia y ya no podía salir. Siempre tuvo bien su mente y su cerebro. Extrañaba las reuniones con sus amigos. Todo el mundo lo quería y lo admiraba. Le gustaba mucho ir al restaurante Versailles. Extrañaba todo esto y lo acongojaba siempre no poder salir a la calle”, sintetizó.

¿POR QUÉ “MUSCULITOS”?

“El remoquete de “Musculitos” se lo pusieron cuando estaba en la universidad. Era un muchacho fuerte.  Alzaba pesas. De ahí todo el mundo comenzó a llamarlo por ese remoquete. Siempre estuve a su lado, además de todo el mundo que era su amigo y que lo visitaba. Tenía muchos amigos que eran como sus hermanos”, agregó luego Yolanda.

“El nunca tuvo hermanos. Manolo Villamarena era uno de sus amigos a quien lo consideraba como hermano. Lo mismo Luis García. Cuando se le comenzaron a morir sus amigos, quizás, lo invadió un poco la tristeza. Me gustó que se muriera pensando en ese orgullo de lucha que tuvo para liberar a Cuba”, señaló triste y consternada.

“Lo van a enterrar como él se lo merece. Con orgullo. Como padre. Como patriota. Como cubano.      Como héroe. Como amigo. Y como luchador. Él murió en Minneola.      No se sabe la fecha que será sepultado. Lo que más le gustaba era hablar por teléfono con sus amigos”, concluyó.

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