Durante varias horas más de 40 personas que viajaban en una lancha, la cual zozobró en la profundidad del mar, vivieron peleándose como feroces tiburones tratando de mantenerse a flote cogidos de los escombros de la embarcación que poco a poco fue hundiéndose.
Juan Montoya, el colombiano que sobrevivió a un naufragio en Florida, oriundo de Guacarí, Valle del Cauca (Colombia), con horror vio cómo entre ese numeroso grupo de personas también se desaparecía su hermana sin que pudiese hacer algo para salvarla y evitar que muriera ahogada.
Montoya, quien no sale aún del asombro de haber podido sobrevivir, relató que se cogió de una parte de la lancha y allí permaneció bajo el frio hasta que la guardia costera apareció y lo rescató ya casi moribundo tras ser entregado por pilotos de otra nave que habían llegado primero al sitio.
La señora Marcia, madre de Juan, dijo a los periodistas en una conferencia d e prensa convocada por su abogado, que en esta terrible tragedia también pereció su hija de 18 años María Camila, cuyo cadáver aún no ha sido rescatado por los oficiales de la guardia costera.
Juan, después de haber sido rescatado y a en estado de deshidratación, fue llevado a un hospital, donde los médicos le pudieron salvar la vida, pero ahora permanece bajo custodia de las autoridad de inmigración.
“Mi hermana se murió, mi hermana se ahogó, yo la busqué y no la pude encontrar. Yo la llamaba y la llamaba y mi hermana no aguantó’. Fue lo único que me dijo», relató Juan, quien no sale del dolor causado por la muerte de su hermana.
“ Lo más triste es que en esta embarcación iban también menores de edad y hasta un bebé , al cual vio por ultima vez aferrado a los brazos de uno de sus padres, quien hacia todo lo imposible por permanecer a flote pero, de un momento a otro, se esfumó en las turbulentas aguas”, afirmó Juan.
“Yo creo que la mayoría se ahogo porque ,al igual que yo, ninguno de ellos llevaba chalecos salvavidas. La única salvación fue parte de la embarcación que floto por varias horas, pero ninguno otros de los pasajeros pudo aferrarse a ella , como yo”, insistió.
Juan confirmó, igualmente, que la embarcación , que llevaba unas 40 personas, salió la noche del sábado desde Bimini, en las islas Bahamas y se volcó debido al mal tiempo y la marejada. Había mal tiempo. La embarcación no resistió el oleaje tan bravo que hacía”, sostuvo.
Montoya, en medio de lágrimas, relató también que una enorme ola apareció de pronto y mandó lejos a la embarcación, cayendo al mar todo sus ocupantes quienes gritaban y pedía auxilio pero, algunos, se pelearon por aferrarse a la embarcación cuya mitad aún salía a flote.
Todo el mundo se agarraba de todo el mundo. Allí estaba mi hermana. Y no la podía alcanzar.”, reiteró Montoya, quien dijo que los “coyotes” o traficantes de personas le hacen sentir seguridad a los pasajeros alegando que el viaje sólo demoraría 4 horas a Miami.
“Lo que más me llamó la atención fue que ninguno de los pasajeros tenía los chalecos salvavidas pero, en ese momento, no tuve yo ni la demás gente la prevención de preguntarle a los traficantes por qué no nos suministraban esta prenda para estar más seguros”, enfatizó.
“Los traficantes tenían rostros de despiadados y severos. Como de mala gente. Poco les importaba el futuro de todas estas personas que se subieron a la lancha. Lo único que les interesó ,desde el principio, fue que la gente tuviera el dinero que costa el viaje” concluyó.
La señora Marcia, madre de Juan, dijo que ya contrató los servicios de un abogado de inmigración, para que su hijo solicitara asilo político a los Estados Unidos, luego de tener información importante sobre los traficantes de personas que realizan estos viajes ilegales a las costas norteamericanas.
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