¿EXISTE AÚN LA DOCTRINA MONROE?

Written by Adalberto Sardiñas

12 de septiembre de 2023

os acontecimientos que se han producido en las últimas décadas en Latinoamérica, con la creciente y peligrosa infiltración de fuerzas políticas, económicas, y militares, extracontinentales, todas con el específico interés de suplantar a Estados Unidos como la fuerza hegemónica de la región, ha despertado, no sin legítima razón, la pregunta sobre existencia de la Doctrina Monroe. ¿Qué se ha hecho? ¿Dónde está? ¿Por qué no se aplica en la actualidad, cuando la geopolítica y los intereses de esta nación están ciertamente amenazados? 

Rusia y China han puesto pie en Venezuela y Nicaragua con armamentos que amenazan al resto del vecindario; y Cuba, el viejo aliado de ambas potencias, funciona como instrumento de propaganda continental, además de servirles como centro de espionaje diplomático y militar. 

Mientras este escenario se desenvuelve abiertamente en América Latina, donde odiar a los Estados Unidos es un deporte muy extendido, la nación americana, en contraste con su histórica ejecutoria de pasados tiempos, opta por una pasividad desconcertante. Su traspatio ha sido invadido, y nada pasa. No hay respuesta enérgica en defensa de un área que, geopolíticamente, estuvo, por los últimos cien años, dentro de lo que identificamos como su “esfera de influencia”. Si hurgamos un tanto dentro de los laberintos de la historia, lejana, y no tan lejana, encontraremos que la conducta actual no conjuga con la mantenida en aquellos años posteriores a la guerra con España en 1896, 1897.

Tras la guerra con España, la nación americana, convertida ya en una “república imperial”, se asigna la función de guardián del vecindario Norte, Sur y Centro de América, motivado en parte por las incursiones de Inglaterra y Alemania, que merodeaban en incómoda frecuencia con sus barcos en las aguas del Caribe, amenazando incluso a Venezuela, Santo Domingo y Haití. Muchos años antes se había producido el intento de entronizar en México a Maximiliano, un ingenuo príncipe austríaco, que terminó frente al pelotón de fusilamiento. Era evidente que los poderes europeos tenían sus ojos en el control de Latinoamérica.

Ante esta amenaza, Estados Unidos adopta la “doctrina Monroe” en diciembre del año 1823, articulada por el presidente James Monroe, en su séptimo mensaje anual al Congreso, haciéndoles saber a los poderes europeos, su obligación a respetar al hemisferio occidental como una esfera de interés para Estados Unidos; y, de hecho, asume la protección de la zona con el propósito de imponer la ley y el orden entre sus vecinos.

En esos tiempos, corría el año 1823, Rusia era todavía la dueña de Alaska, y sus barcos se asomaban, de vez en cuando, a San Francisco.  La nación americana se sentía inquieta, sobre todo, cuando cien mil franceses restauraban el absolutismo de Fernando VII en España, y se temía que tropas europeas regresaran a la América española para liquidar a los independentistas.

Dentro de ese escenario surge la “doctrina Monroe” con el aplauso de Latinoamérica. Se pone en pie la consigna: América para los americanos. Pero, en verdad, ¿ha sido América para los americanos, dentro del concepto de esa doctrina? Sí y no. Depende del ángulo del que se le mire.

Por un lado, la doctrina, en nombre de la paz y el orden, prohijó regímenes espurios, dictaduras de mano dura, como las de Stroessner, Trujillo y Somoza, que, además de mantener a la población en rígido control, protegía sus intereses.

Por el otro, mantuvo a la región, hasta la mitad del pasado siglo, libre de las garras comunistas, abortando los intentos de Jacobo Arbenz en Guatemala, y Salvador Allende en Chile, para adoptar más tarde una docilidad contraria a los preceptos de la doctrina, que nos ofrecía, casi nos prometía, una garantía de protección contra el totalitarismo de cualquier denominación, aceptando la implantación de regímenes marxistas -leninistas en la región. 

En un análisis breve, se pudiera concluir, a la vista de las convulsiones y cambios políticos en la América no anglosajona, que la doctrina, en efecto, fue más efectiva en contener las ambiciones de los poderes europeos, que en mantener la disciplina y el buen gobierno dentro de casa.

La “doctrina Monroe” fue buena en su tiempo para Europa, pero no tanto para la América hispana. 

En los tiempos actuales vemos como la tinta de la doctrina se ha ido disipando hasta hacerse indefinible, indeterminable, hasta el punto en que nuestros dos más formidables enemigos, Rusia y China, la ignoran, interpretándola no como América para los americanos, sino, América para los americanos, y para nosotros también.

Desde Venezuela y Nicaragua trabajan rusos y chinos contra Estados Unidos. Desde Cuba, a través de una base de alto alcance tecnológico, obtienen los chinos información valiosa, secreta, de los servicios de inteligencia americanos. En la América del Sur, Brasil, Colombia y Argentina, combinan sus esfuerzos para, mediante el BRICS, una combinación que comenzó con cinco países, y que ya se elevó a l2, pretende destronar al dólar como la moneda de reserva internacional.

Como puede apreciarse, con unas pocas y breves menciones, aunque pudiéramos agregar, fácilmente, otra docena, si no fuera por la carencia de espacio, la venerable “doctrina Monroe” ha entrado, para nuestro perjuicio, en un esclerotismo epónimo, al menos, para aquello de “América para los americanos”.

Entrando en el siglo XXI, ya tenemos una parte de América que no parece encajar en el amplio concepto de la doctrina que se forjó, por imperativos de la época, en aquel lejano diciembre de 1823.

Es todavía, ¿América para los americanos? Y, si es así, ¿para cuáles americanos?

BALCÓN AL MUNDO

Cuba, desde hace algunos meses está laborando secretamente en la preparación de grupos que, como mercenarios, serán enviados a pelear por Rusia. Pero ese proyecto salió al descubierto por estúpidas indiscreciones de funcionarios del Ministerio de las Fuerzas Armadas rusas, y algunos analistas independientes, con acceso a fuentes militares, quienes, en conversaciones casuales, mencionaron la existencia de grupos de cubanos que irían a pelear por Rusia en Ucrania. Algunos aseguran que ya muchos se encuentran en Rusia.

Y ahí saltó la liebre. El gobierno cubano quedó al descubierto. Sus planes secretos dejaron de serlo. Los gobernantes comunistas cubanos, todos, desde Raúl, hasta Díaz-                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           Canel, están indignados. ¿Cómo era posible tanta chapucería insólita asociada al Kremlin? Tenían que comenzar, en gran escala, y a toda marcha, una campaña para desmentir los rumores que ya se propagaban por el mundo, especialmente en Europa, donde sus relaciones con la Unión Europea, ya bastante deterioradas, podrían ser muy dañadas. Y, apelando a sus viejos recursos, ya gastados y desacreditados por el uso, culparon en una masiva propaganda televisiva, al exilio de Miami. Ya los responsables no eran los indiscretos rusos que echaron a volar la paloma, sino los cubanos de Miami.

Lo cierto es que esta nueva fechoría del comunismo cubano no es nueva. Han sido mercenarios, y explotadores de mercenarios, en toda su existencia, desde aquel enero de 1959. Mercenarios fueron los cubanos enviados a pelear en diversos países africanos. Mercenarios son los médicos enviados a diferentes países latinoamericanos, donde los gobiernos le pagan al régimen de La Habana por los servicios que esos profesionales rinden en sus pueblos, y ellos, a su vez, reciben una mínima porción de sus salarios. Y, mercenarios serán esos jóvenes cubanos, listos para la aventura, si el escándalo desatado no impide que los envíen a matar ucranianos, o a servir de carne de cañón, en honor a la solidaridad inhumana que simboliza Rusia.

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El alboroto creado en las últimas semanas por la probable reforma al Social Security ha creado una alarmante, pero innecesaria inquietud, entre los actuales beneficiarios, cuyo principal sustento descansa en esas pensiones. Sin embargo, los actuales recipientes no verán afectado sus ingresos por ese concepto, ya que los ajustes serán para los futuros retirados, que posiblemente, tendrán que esperar uno o dos años más para acogerse a los beneficios. 

El Social Security seguirá vigente por indefinido tiempo. Pero no como lo conocemos ahora. Habrá cambios, mas no de categoría onerosa. Podemos seguir contando con él, nosotros, y las generaciones futuras.

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