ESTADOS UNIDOS BAJA BANDERA Y SE REINTEGRA A LA UNESCO

Written by Demetiro J Perez

20 de junio de 2023

El pasado lunes 12 a la hora del café matutino la secretaría de prensa de la UNESCO envío a las redacciones un comunicado que encontró fuera de base los periodistas que atienden el sector. La nota era para difusión inmediata y no sujeta a embargo.  Durante la mañana Audrey Azoulay, directora general, convocó a los representantes de los 193 estados miembros para informarles que los Estados Unidos le habían comunicado oficialmente la decisión de reintegrarse a la organización a partir del 1 de julio, «sobre la base de un plan concreto de financiamiento». Todo parece indicar que la francesa, al frente de la agencia desde noviembre de 2017 y ejerciendo actualmente un segundo mandato de cuatro años, llevaba muchos meses hilando fino para conseguir este retorno de los americanos al redil de la Place Fontenoy.

Estados Unidos no ha sido durante los últimos 50 años muy dado a conceder personalidad a instituciones internacionales como esta que se ocupa de la educación, la ciencia y la cultura. En la UNESCO y en otras del mismo corte les toca invariablemente aportar una parte mayoritaria del dinero necesarios para operar, desarrollar los programas y costear burocracias dispendiosas. Además, se sabe y se sigue observando, sea para lo que sea cuando llega el momento de tomar decisiones las mayorías mecánicas consistentes en un país-un voto, se materializan en actitudes que marchan paralelamente con ese antiamericanismo que caracteriza nuestra época desde los años que siguieron al final de la Segunda Guerra Mundial.

Ya la UNESCO había protagonizado, siendo su director general el senegalés M’Bow, una etapa durante la cual hubo muchas fricciones que traducían eso, antiamericanismo puro. El africano, que reinó 13 años y que de paso llenó poco a poco de africanos la empleomanía, aspiraba a crear un nuevo orden mundial de la información -terminología comunista- y por su conducto difundir el marxismo en el Tercer Mundo tanto como fuera posible. En gran parte, ya el lector lo habrá intuido, con el dinero de los capitalistas.  Como sus mandatos corrieron de 1974 a 1987 viví sin querer la situación porque desde 1984 iba dos veces por semana a practicar baloncesto al tabloncillo casi secreto que existe en el subsuelo de uno de sus edificios.  Como otros y otras que lo sucedieron en el cargo, el hombre aspiraba a continuar carrera como Secretario General de Naciones Unidas. Ni más ni menos.  Toda aquella historia generaba comentarios muy críticos de los funcionarios.  Era una época en la que se entraba al edificio y su gimnasio casi como en una cuadra, cosa que duró hasta el 9/11 cuando las cosas cambiaron con la aparición de una omnipresente amenaza terrorista. 

Son muchos los aspectos de este gambito al que simultáneamente han procedido Estados Unidos, Francia y varios países del Oriente Medio incluyendo desde luego -en silencio tiene que ser- a Israel. El mismo día 12 Antony Blinken confirmó desde Washington lo anunciado por Azoulay en París. Como hemos esbozado más arriba hace mucho tiempo que las relaciones entre la UNESCO y el país que es su principal contribuyente presupuestario son delicadas. Siendo presidente Ronald Reagan los americanos dieron el portazo y se largaron, pero regresaron discretamente por la puerta estrecha en 2002 siendo presidente George W. Bush. Bush Jr. mandó cual agente de buena voluntad a su esposa Laura que dejó en París una excelente impresión. Después, y mucho antes de que Donald Trump materializara en octubre de 2017 la decisión de irse tomada por Barack Obama, en octubre de 2011 se había producido la admisión como miembro de Palestina. Hay que insistir que fue tal cual, como miembro y no como observador que es lo que son los palestinos en Naciones Unidas.  Lo cierto es que se había dicho y repetido que por ley Estados Unidos no pueden estar en ninguna organización en la que figuren países que no reconozcan explícitamente la existencia del estado de Israel. Es el caso de la Autoridad Palestina.

Se ignora hoy como va a ser resuelto ese intríngulis, pero no se nos oculta hasta qué punto los políticos son capaces de dominar el arte de defender un día una posición de principio y sostener la contraria después, si tal cosa se acomoda a sus intereses. Se ha llegado hasta lo declarado por un alto funcionario del Departamento de Estado: afirmó que pagarán ya mismo la cuota anual sumada a un monto a prorrata con el cual irán amortizando los 619 millones de dólares no tributados mientras estuvieron ausentes. Traducción: van a darle a la UNESCO el billetaje correspondiente a las cuotas no pagadas de 2017 a la fecha. Con Joe Biden y su equipo en la Casa Blanca todo es posible. Es de suponer que la imprenta que hace los dólares no carece del papel moneda necesario para que la deuda pública siga incrementándose. A los contribuyentes no les preguntarán si están o no conformes; la opinión pública no la verá pasar y la prensa seguirá estando girada para otros asuntos como el actual encausamiento en Miami de Trump.

Mientras todo esto sucede países como la China Popular, la India, no pocos países africanos, pero igualmente un importante aliado como Japón se frotan las manos. Los primeros han aplaudido cínicamente alegando que los programas preparados, benéficos para las poblaciones de los países más necesitados podrán continuar y ser incrementados.  Los chinos promueven una diplomacia muy ofensiva en Europa, en particular en Francia donde se ejerce con brío el más provocador de sus embajadores.

De una u otra manera el congreso americano no es ajeno a esta inesperada nueva postura. Sobre el tapete los programas que, en materia de Inteligencia Artificial, sus reglas y sus normas, auspician en la UNESCO para un futuro que es prácticamente hoy mismo. Cuba, que tiene implantados sus hiperactivos agentes en una Legación por la cual han pasado todo tipo de pejes de 1959 a la fecha, tiene necesariamente que estar de plácemes. Cuando dentro de pocos días llegue la hora de votar se alinearán con los enemigos del gran satán para abstenerse discretamente sin ejercer veto alguno. Oponerse sería como tirarse un tiro en los pies y el espectáculo debe continuar.

Será cosa de ver a quien mandan como embajador y como se enfrentan a su nuevo papel de cordero que les acechará en el hostil mundillo de la diplomacia parisiense.

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