ESPAÑA: UNA PIEZA SURREALISTA DE EUGÈNE IONESCO

Written by Roberto Cazorla

29 de diciembre de 2021

Desde hace décadas, Bertín Osborne y el actor José Arévalo, han tenido en su repertorio personajes homosexuales, tartamudos, cojos, etc., provocando carcajadas. Se lo han prohibido. Pedro Sánchez ha creado colectivos en defensa de los enanos. Pero los que se “llevan el gato al agua” son los “gays”, lesbianas, transexuales, bisexuales y la madre que los parió. Prohibido hacer chistes en los que éstos sean denigrados.

l que conozca algo del mundo teatral, tiene que saber (al menos lo habrá oído mencionar) quien fue Eugene Ionesco. Afirman los mejores críticos que fue el máximo creador del teatro del absurdo en el siglo XX. Autor de obras emblemáticas, como “La cantante calva”, “La lección”, “Las sillas”, “El rinoceronte”, “El peatón el aire”, Macbeth” “La sed y el hambre”, etc. Había nacido en Slatina (Rumania) el 26 de noviembre de 1909. Enemigo férreo del comunismo, salió de su país como bola por tronera, llegando a Francia donde produjo las tres partes de su obra literaria, no solamente teatro, sino guiones de cine, ensayos, novelas y cuentos, la mayoría surrealista. Falleció en París (Francia), el 28 de marzo de 1994.

De acuerdo a lo que los socialistas-comunistas han convertido a España, si el citado autor viviera, diría que la actual situación socio-económica-política en la patria de Cervantes, podría estar basada en uno de los argumentos de su teatro del absurdo.

La censura impuesta por los socialistas-comunistas ha llevado a la población española al borde del precipicio, a una histeria colectiva que recorre el país desde una punta a la otra. El siniestro Pedro Sánchez, tiene un juicio pendiente por haber sido acusado por la derecha porque encerró a la población durante tres meses, como si estuviéramos en estado de guerra, algo que, afirman, en la Constitución es condenable. Cometió un grave error. Se burló y manipulo la realidad de la pandemia. Exageró todo lo que su mente enferma y diabólicamente frustrada fue capaz.

Uno de los sectores más afectados por la censura de tan siniestro desgobierno, es el de los actores cómicos, monologuistas, los que siempre vivieron de sus chistes tanto en el teatro como en la televisión. El presidente bastardo subvenciona grupos, colectivos hasta para vigilar a qué hora hacen caca las hormigas. Han prohibido que un actor imite a un mariquita. Desde que el arte de Talía existe, han surgido obras de centenares de autores en las que aparecen personajes homosexuales; en las zarzuelas españolas, revistas musicales, y en cientos de comedias, ha aparecido la figura amanerada, llegando a convertirse en uno de los personajes mejor recibidos por el público. Pues “se acabó lo que se daba”. Ese tipo de personajes (siempre rentable en el teatro) no puede ni asomar una pluma porque esa cosa que llaman “LGBT” o “LGTB”, la sigla compuesta por las iniciales de las palabras Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transgénero. En sentido estricto, agrupa a las personas con las orientaciones sexuales e identidades de género relativas a esas cuatro palabras, así como las comunidades formada por ellas.

COMITÉ DE DEFENSA

Fijémonos cuánta diarrea cerebral tienen sus creadores y los políticos que le siguen la corriente y apoyan, incluso concediéndole (al menos en España) millones de euros para que “vivan como Carmelina” pero con dinero de los que pagamos impuestos y nuestra Seguridad Social. Desde mi punto de vista, es una aberración. Me van a perdonar, pero desde que el mundo es mundo…, desde los griegos y romanos, esos personajes que ahora quieren convertir en mártires de los derechos humanos, se les ha llamado “maricones” u “homosexual”. ¡Y punto! Lo mismo que “Tortillera” y, cuando eran exageradamente masculinas, se les denominaban “Pepito el Toro”, “Benito Juárez, Etc.

Ahora son personajes inmaculados que no se les puede rosar ni con “el pétalo de una rosa”. En esta España desequilibrada, que le han hecho perder el Norte, hay organizaciones rabiosas, acusadoras, equivalentes de los Comité de Defensa del comunismo.

Desde hace dos décadas, Bertín Osborne y el actor cómico José Arévalo, han recorrido el país actuando durante semanas en teatros, salas de fiesta, y fiestas privadas. Arévalo, ha parodiado a personajes homosexuales, tartamudos, y hasta cojos, provocando sonadas carcajadas en el público. Pero tampoco pueden representar dichos personajes porque han creado un colectivo en el que se agrupan los tartamudos (¡Fíjense hasta donde llega el cinismo del desgobierno de Sánchez y sus sicarios!). Si representan dichos personajes de forma astracanada, con la pincelada de humor que siempre ha hecho reír al público, les cae encima “la Carga de los seiscientos”. El gremio de los tartamudos les acusa de xenófobos, violadores de los derechos humanos, y por ello son denunciados ante los tribunales por violadores de una ley que protege a los que sufren tal ¿enfermedad? Dice la panda de descerebrados…, los que tienen comején en las neuronas. No merecen otros calificativos.

“RAY TATÚ”

Por otro lado, está el colectivo de los enanos. Cuando serlo es tan natural como crecer hasta dos metros. También está prohibido referirse a ellos de forma jocosa, a los que nacieron por la mitad. Existe una compañía formadas por enanos que llaman “Los toreros enanos”, los vi por televisión desde que llegué a este país hace 57 años. Vivían de la gracia que producían frente a un toro que intentaba cargárselos. Saltaban y lograban un espectáculo que provocaba que la gente se orinara de risa. ¿Qué van a hacer ahora, que el que intente hacer un chiste relacionado con ellos es acusado de racista y xenófobo? Claro, recibirán millones de euros como el resto de los “colectivos”, siendo los más influyentes y “respetados” los “gays”, que se les han subido tantos los sumos, que existe un alto porcentaje de ellos y ellas enchufado en el desgobierno, destacando las “feminazis” fieles reflejos de aquel boxeador cubano llamado “Ray Tatú”. No, señores, España no ha enloquecido, sino que está siendo manipulada por una banda de facinerosos encabezada por el draconiano Pedro Sánchez. Su propósito es destruir el formato de aquella España envidiada por el resto de los europeos.  

La bandera con los colores del arcoíris, para los “gays” y las “feminazis” lesbianas, resulta más sagrada que la túnica de Jesucristo. La tienen colgada hasta en las ingles. Apestan. Gran parte de la población, para congraciarse con ese elemento, para que no le acusen de xenófoba, la ponen en los balcones como si fuera la bandera nacional y por alguna fecha destacable. La bandera española, es quemada a cada dos por tres en todas las ciudades cuando la chusma pagada, se echa a la calle para protestar por simplezas, jamás por motivos que verdaderamente interesan a los millones de desocupados, de las ancianas viudas que cobra la miserable suma de 300 o 400 euros al mes. De no ser por la organización “Cárita”, de la iglesia católica, ya tendríamos gente en las calles muertas de hambre. Pero los colectivos de gente rara, gozan de privilegios sorprendentes, como jamás se había visto en este país convertido en un gigantesco burdel.  ¡Los españoles tienen lo que se merecen! ¡Y lo que está por llegar!

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