“Martí siempre nos abrió los ojos para seguir en una lucha incansable por la libertad en Cuba”, afirmó Alberto Ángel Escobedo Morales, un activista de Derechos Humanos, quien alabó el legado del apóstol cubano que aún se profesa hoy en el exilio de Miami y el pueblo de Cuba.
Escobedo Morales, asimismo, aseguró que el legado de Martí ha sido definitivo, después de muchos años, en la búsqueda de la lucha por la libertad en la isla porque, inclusive, a costa de su propia vida, él nunca desfalleció en ver a la isla libre de los gobiernos y dictaduras foráneas”.
“José Martí tiene por derecho propio su historia escrita con hidalguía, tenacidad, valentía, desprendimiento y un legado para las actuales y futuras generaciones, tras haber pasado más de 120 años de su caída en combate (19/5/1895)”, señaló.
“Pero su legado, increíblemente, continúa iluminando los caminos y guiando los destinos de un pueblo que lo recuerda y lo reconoce como uno de los más altos exponentes de la ética, la honestidad, la caballerosidad y el respeto a los demás”, agregó.
“El legado y reconocimiento de la obra de José Martí por parte de todos los cubanos de aquí y allá, se presenta como una necesidad vital en la hora actual que vive Cuba. Su vida y su obra es ejemplo de revolucionario”, sostuvo.
“Martí fue un hombre práctico, ejemplo y líder político; creador, poeta, periodista, escritor, maestro, pero ante todo fue un revolucionario que actuó de acuerdo con los desafíos y urgencia de su tiempo”, insistió el activista de Derechos Humanos quien reside ahora en Miami.
“La eticidad de su obra, su prédica, su aliento, su creatividad y su espíritu estuvieron consagrados a la total libertad para Cuba y para toda américa. Cuando se produce la caída heroica de José Martí, el poeta Rubén Darío exclamó: “¡Maestro que has hecho!”, destacó Escobedo Morales.
“Martí tenía en la literatura un fondo de su magisterio, con fuerza y belleza literaria, que engrandecieron ante el mundo su ideario político, que, a pesar de todo, no pudieron conseguir otros como Rubén Darío”, resaltó.
Resaltó que “Cuba no cejó en el empeño de la independencia y después de un largo y complejo proceso logró en 1959 cumplir los sueños del apóstol: la total independencia del dominio colonial. Porque su gran sueño fue ver a la isla libre del colonialismo foráneo”, apuntó”.
“Posiblemente, la mayor contribución de Martí a la historia de Cuba fue la derrota que propinó, al menos temporalmente, al caudillismo y la falta de unidad que habían provocado la derrota del 78. No se veía interesado en el poder, ni en la gloria, sino en la Patria. Ello ayudó a que los héroes de otras contiendas se sintieran atraídos por su ideario”, sostuvo.
“La propia vida de Martí, por otra parte, desmiente la tesis de que el exilio es algo ajeno a la nación. El mismo vivió 14 años en Estados Unidos, y muchos más en otros países. Vivió la mayor parte de su vida fuera Cuba. Como muchos exiliados de hoy, Martí no podía entrar en territorio cubano. Igual destino habían sufrido hasta entonces otros muchos héroes”, reiteró.
“El empeño martiano de desarrollar «la guerra necesaria» ocurrió en un momento histórico muy similar al de ahora. La testarudez de la Corona española de aquella época les negaba a los cubanos el derecho a tener una patria propia. La testarudez de los hermanos Fidel y Raúl Castro en todos estos años, le ha negado espacio en la sociedad cubana a aquéllos que tienen un punto de vista diferente al suyo”, recalcó “Rescatemos al Martí que siembra amor y no odio, el Martí es símbolo de unión de todos los cubanos, el Martí que llama infame al que va rimando iras, cuando los demás dominan el odio y se deciden a amar”, sintetizó.
“Martí es también el Apóstol de los cubanos que viven aquí disintiendo por derecho propio y los que viven en la diáspora sufriendo la añoranza de su tierra. Enseñemos todo lo que él realmente dijo e hizo por Cuba, por el hombre, por América y por la humanidad, sin limitarlo, y sobre todo enseñemos cómo lo hizo”, precisó.
Concluyó en que Martí se percató en ese proverbio de que, sin la educación de los hombres, para que sean entes autónomos, será imposible sostener la libertad de una nación porque “la libertad política no estará asegurada, mientras no se asegure la libertad espiritual”, insistió.
“Urge libertar a los hombres de la tiranía, de la convención, que tuerce sus sentimientos, precipita sus sentidos y sobrecarga su inteligencia con un caudal pernicioso, ajeno, frío y falso”, concluyó el activista de los Derechos Humanos al celebrar el mes de José Martí en Miami.
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