Enrique Garza (padre) se conserva todavía como un roble físicamente. Es un hombre de mediana estatura, pero de un coraje sin igual. Tiene muy claro en su mente que hay que defender a los países para preservar la democracia. Y si es necesario por ello hasta entregar la vida.
Ahora mismo está en una localidad de Texas (EE.UU.). Convive con su esposa de siempre María Garza quien es su apoyo. Uno de sus mayores orgullos son sus hijos y sus nietas ya que una de ellas está ahora mismo en las filas del Ejército.
Lo encontramos en una reunión social en Fort Pierce, Florida. Allí se estaba casando uno de sus hijos, de nombre Enrique, quien es un instructor brillante de alto rango con demasiadas experiencias y que ha formado parte de los comandos de asalto, de rescate y de lucha.
Los mayores orgullos de Enrique son sus hijos, entre ellos, Eduardo, quien ya está retirado y se encuentra registrado en la reserva de la Guardia Nacional y una nieta, Alaissa, quien es estudiante de psicología y a su vez está en servicio en el Ejército como especialista E-4.
“Es una niña demasiado buena e inteligente. Por eso ha logrado llegar muy arriba en esta fuerza militar”, dijo con orgullo, sosteniendo en sus manos una foto de ella uniformada y con una expresión de dicha por estar en las filas militares de los EE.UU.
La guerra de Vietnam, llamada también La guerra de los Estados Unidos contra Indochina, y conocida en Vietnam como Guerra de Resistencia contra Estados Unidos, fue un conflicto bélico librado entre 1955 y 1975 para reunificar Vietnam bajo un gobierno comunista.
“Lo que no se pudo ganar en el campo de batalla, increíble se convirtió en una especie de un acuerdo político”, opinó Garza, respeto a la guerra de Vietnam, donde sirvió con apenas 24 años de edad.
Se presentó—recordó—en 1st 27th “Wolfhounds” A Company 3rd PLT, se retiró con el cargo de Sargento mayor de Infantería. Rememorando expresó que “Aún siento dolor cuando vi varios de los cuerpos de mis compatriotas, tirados en el campo de la batalla y sin vida. Esas imágenes nunca las podré olvidar. Vi morir a muchos”, afirmó y aseguró que está orgulloso de haber ido allá a combatir y proteger a sus hermanos compatriotas”.
“Me fue bien cuando regresé de Vietnam, me retiré honorablemente”, afirmó visiblemente emocionado y luciendo una gorra como veterano de Vietnam, que nunca deja de llevar.
“Luego de todo esto entendí que valía la pena seguir empuñando las armas”, relató Enrique, quien brilló en las filas militares con un alto grado militar como sargento mayor, guardando en una vitrina especial de su casa el casco, el uniforme, las insignias y las condecoraciones.
“Me presenté en una base de reclutamiento de EE.UU. e inmediatamente, me aprobaron y me alisté para esa guerra. Estoy orgulloso de haber luchado allí. Valió la pena defender mi país y mis hermanos que estuvieron con reclutas voluntarios”, insistió.
“Estando en la guerra perdí muchos amigos queridos. No solo de mi país sino de otras naciones. Fue una experiencia muy importante para mí”, ratificó Enrique, quien ha estado en varias ceremonias compartiendo con gran orgullo en especial con sus nietas el legado militar de la familia.
Enrique se mantiene muy bien equilibrado moral y mentalmente pese a haber tenido dolorosas experiencias en la guerra de Vietnam, donde batalló como todo un héroe, aún exponiendo su propia vida cuando apenas era un adolescente.
“La experiencia de la guerra de Vietnam reafirmó mi deseo de entrega por defender y apoyar a mi patria”, afirmó Garza, quien ahora se siente muy feliz porque está rodeado de su bella familia en el Estado de Texas.
Enrique tampoco puede olvidar aquel suceso de muchos años de permanencia y combates y menos aquel 29 de marzo de 1973 cuando Estados Unidos completó la retirada de los últimos 4.300 soldados norteamericanos que combatieron en Vietnam.
“Aquel día se celebró en Saigón la ceremonia de retirada de la bandera estadounidense como símbolo del fin de la presencia militar americana en Vietnam”, relató Enrique, quien representa el mayor orgullo de la familia Garza, estadounidense de ancestros mexicanos.
“La retirada de las tropas estadounidenses facilitó el derrumbe inmediato del Sur. La ofensiva final comunista tuvo lugar en la primavera de 1975. El 30 de abril, los comunistas tomaron Saigón y forzaron la rendición de los survietnamitas”, comentó Garza acerca de esas experiencias.
“El 2 de julio de 1976, se reunificó el país bajo el nombre de la República Socialista de Vietnam. La guerra había terminado. Más allá de la lucha por los territorios, este conflicto fue una lucha de superpotencias, del capitalismo contra el comunismo”, sintetizó.
“Aconsejo a los jóvenes de ahora que se mantengan limpios y alejados del alcohol y la droga y que se preparen como profesionales y agradezcan después de haber llevado una vida honorable. También les digo aque tengan mucha disciplina para llegar a ser grandes en la vida”, concluyó.
El corazón de Garza se hincha de emoción y orgullo, finalmente, cuando habla de su otro hijo Enrique, quien se entregó voluntariamente a Infantería de Marina que es uno de los grupos militares de mayor prestigio en USA.
Enrique estuvo allí hasta 1991. Luego ingresó en 1993 al Ejército. Seguidamente fue seleccionado para ingresar a las Fuerzas Especiales de EE.UU. y posteriormente ingresó al Séptimo Grupo de Fuerzas Especiales con el cargo de Sargento de Armas.
Luego llegó a ser Sargento de Medicina (médico de guerra) y se retiró en 2015 con 29 años de servicio como oficial técnico grado 2 de las Fuerzas Especiales. Enrique estuvo en los Comandos Especiales en la guerra del Golfo en Afganistán el 2006, 2008 y 2011. Posteriormente entrenó a tropas especiales en varios lugares de suramérica.
El hijo menor, Eduardo, también estuvo militando en las tropas militares tras alistarse cuando apenas tenía 18 años y se retiró con el cargo de Sargento Mayor grado E5.
Y otro orgullo de este admirable veterano de guerra es que su abuelo peleó en el Ejército contra Pancho Villa en México antes de emigrar a EE.UU.
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