EN UCRANIA SE LUCHA POR LA PAZ, LA LIBERTAD Y LA DEMOCRACIA MUNDIAL

Written by Adalberto Sardiñas

5 de marzo de 2024

En Ucrania se libra, sin duda, la gran batalla del siglo XXI por la libertad, la democracia, y la paz, no sólo de Europa, sino a nivel mundial, amenazada por el fanático empeño de un enloquecido esquizofrénico, obsesionado con el regreso a la grandeza imperial rusa de los tiempos zaristas.  

Hoy, día en que escribo esta columna, se cumplen dos años del inicio de esa lunática, y cruel aventura, que significó la invasión, absurda, e injusta, contra Ucrania. Ha sido el primer paso de un expansivo plan de conquista, al cual, si no se le pone freno inmediato, traerá enormes consecuencias negativas para la sociedad de naciones que hoy viven bajo la sombrilla de la democracia.

Y viene siendo apropiado hablar de estas cosas en el momento actual, por la tibieza que se percibe en el compromiso político, ideológico, y moral de esta nación, especialmente de su brazo legislativo, donde un grupo de legisladores, atendiendo más a sus intereses particulares, sometidos a los caprichos de un líder de dudoso calibre moral, que, a su obligación como garantes de la libertad, se empecinan en negar la ayuda que esa agredida nación necesita urgentemente para su sobrevivencia.

Por el espacio de varios meses, el liderazgo republicano en la Cámara de Representantes ha estado, persistentemente, bloqueando legislaciones que autorizarían asistencia militar a Ucrania como la aprobada por el Senado hace pocas semanas 79-29. por 95 billones de dólares. La renuencia de esta ayuda, de parte de los atrincherados de la Cámara, ha tenido como resultado una aguda escasez en municiones y artillerías que permitió a las tropas invasoras rusas avanzar hasta tomar la ciudad ucraniana de Avdiivka la semana pasada.

La justificación de estos “líderes” congresistas para retirar la ayuda a Ucrania se basa, esencialmente, en el alto costo de la misma. Pero, ¿de qué forma se gana una guerra, si no es con dinero? ¿Y por qué estos politiqueros, la mayoría de baja categoría, representando a escuálidos distritos de 30 o 40 mil personas, no se muestran tan cuidadosos con nuestro dinero a la hora de avanzar sus particulares proyectos, más, en la mayoría de los casos, para ganar los votos de sus correligionarios, que para cubrir sus verdaderas necesidades? 

Esas escaramuzas políticas legislativas de Washington no hacen más que levantar temores, para el siniestro regocijo de Putin, de que Occidente, liderado por Estados Unidos, flaquea en su apoyo a Ucrania; y que, de ser así, ganaría la guerra quedando Europa a su propio riesgo en conflictos futuros. ¿Será esto posible? No lo creo. Pese a todos los altibajos del año electoral, al final, el sentido común prevalecerá, especialmente en el Senado, y, de alguna manera, surgirán los fondos para mantener a Ucrania en la batalla.

Este no es un conflicto de dinero, sino de principios y sobrevivencia. Está en juego el futuro de todo un continente. Y del mundo. No hay suficientes billones de dólares para comprar la paz, la democracia, la libertad, y el modo de vida que nos ofrece el orden mundial prevaleciente, y que el nuevo eje autoritario, autocrático y despótico de Rusia, Irán, Corea del Norte y China se empeñan, por métodos violentos, de suplantar.

Y es de entender, que, por todas estas razones, el mensaje emanado del Congreso en estos días sólo sirve de ánimo para que Putin intensifique su agresión. 

Aunque, de vez en cuando, se echan a repicar las campanas de una solución negociada en el sangriento conflicto, tal solución no parece factible en el momento inmediato, ya que, Ucrania insiste, con sobrada razón, que un acuerdo de paz se lograría solamente con la retirada de Rusia de todo el territorio ocupado, que es, internacionalmente reconocido como legítima y legalmente ucraniano. Por su parte Vladimir Putin mantiene su planteamiento inicial del absoluto control de Ucrania a todo costo, incluidos la devastación de Ucrania y el desastre económico para su propio pueblo. Para Putin, Ucrania no existe, si no como parte de Rusia. 

En el remoto caso de que se concretara una iniciativa de paz, no sería en el espacio de tiempo restante en este año 2024. De concluirse, sería el año próximo, después de la instalación del próximo presidente, cualquiera que éste resulte ser. Y esto despierta una expectativa curiosa si se produce un cambio de administración. Si el presidente Biden continúa en oficio, la ayuda a Ucrania, probablemente, ganaría más apoyo en el campo bélico. Si, por el contrario, el ex presidente Trump resulta electo, dado su dogmático instinto aislacionista, la suerte ucraniana sufriría un duro revés. El ex presidente ha dicho, repetidamente, que él alcanzaría un arreglo de paz en tiempo récord, aunque no ha especificado en qué términos; aunque, presumimos, por los rasgos de sus previos bromances con Putin, que serán totalmente favorables al Kremlin.

Por estas incertidumbres de Washington, Europa siente cierta escalofriante aprensión ante un potencial abandono de América a Ucrania, y, por extensión, a sus otros compromisos con Europa.

En meses recientes, las naciones europeas, debido a estas perceptibles indecisiones de Estados Unidos, han comenzado a tomar, con mayor seriedad, la posibilidad de que, si \Rusia derrota a Ucrania, estaría, con toda probabilidad, tentada a probar las defensas de la OTAN y la Unión Europea, lo que, en días recientes, movió al presidente de Francia, Emmnauel Macron, a expresar, en un foro internacional, que Francia estaría dispuesta a enviar tropas a Ucrania para evitar tal eventualidad.

Es, a todas luces evidente, que Rusia no se siente limitada al post Soviet espacio que le dejó el colapso del comunismo. Quiere el regreso al bloque satelital que le amplió su esfera geopolítica después de la Segunda Guerra Mundial.

Por eso invadió a Ucrania, y si sale victoriosa, seguirá con Suecia, Estonia, Latvia, Polonia y cuanto país fronterizo, o cercano, pueda atrapar por la fuerza.

Eso es lo que está en juego en Ucrania: la libertad, la democracia, y la paz de todo el mundo, incluyendo la nuestra. No es cuestión de unos cuantos billones. Va mucho más allá del futuro de Ucrania. Mucho más allá…

Y es obligación suprema de Estados Unidos, como líder del mundo libre, que esto no ocurra.

BALCÓN AL MUNDO

Llegó a Venezuela Lula da Silva en visita de gestión mediadora, para convencer a su homólogo Nicolás Maduro de que regrese a los acuerdos de Barbados, y que permita unas elecciones generales con supervisión internacional; y, por supuesto, con la participación de María Corina Machado, la potente candidata de la oposición. Probablemente Maduro acceda a la petición de Lula, no porque quiera satisfacer a su amigo socialista, sino porque quiere evitar la reimposición de las sanciones que Washington le tiene preparadas en caso contrario.

En realidad, Maduro pretende usar a Lula da Silva como escudo. Va a aceptar lo estipulado en los mencionados acuerdos como una deferencia al presidente de Brasil, pero no como una condición impuesta por Washington.

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La palabra Cuba está censurada en Corea del Norte. Desde el anuncio de la reanudación de relaciones entre ésta y Sur Corea, su nombre no ha aparecido en la prensa oficial donde aparecía con exagerada frecuencia. Kim Jong Un está enojado con su hermana del alma. Lo ha traicionado. No la puede perdonar. Se le fue con su enemigo número uno. Ya no aparecerá en las páginas de Monju Choson, su principal órgano oficial.

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El crimen sigue rampante en México imponiendo un impresionante récord en la administración del socialista presidente Andrés Manuel López Obrador. La semana pasada, dos aspirantes a alcaldes fueron asesinados. Las víctimas, Armando Pérez, del Partido Unión Nacional, conservador, y el otro, Miguel Ángel Zavala, del partido oficialista Morena, aspiraban ambos a la alcaldía de la ciudad de Maravato

Ambos, fatalmente, caídos en nombre del dogma político de AMLO: abrazos y no balazos.

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Tira la toalla, después de 45 años en el ring político nacional, el senador Mitch McConnell. Lo hará en noviembre, después de las elecciones. Acaba de cumplir 82 años. Era hora. 

Fue un excelente legislador, líder del Senado en la mayoría y en la minoría. Se mantuvo siempre recto y de pie, no como muchos atrincherados actualmente en el Congreso que pasan el tiempo agachado, sumisamente, respirando por el tubo de escape de sus líderes.

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En estado de total desesperación, implorante, como el destituido mendigo que inexorablemente ha sido, el gobierno de Cuba, con las manos extendidas, como hacen los pordioseros, se ha dirigido a las Naciones Unidas solicitando ayuda alimentaria para la población que ya carece de leche en polvo para la alimentación infantil. Por supuesto que, tratándose de un país comunista, al margen de su legítima carencia, y de la necesaria solidaridad humana que nos impone nuestra vida civilizada, la ayuda le va a llegar y pronto. Y nos alegramos.

Pero, a propósito, ¿no se supone que Rusia y China son sus aliados benevolentes?

Entonces, ¿por qué suplicar migajas a la ONU en nombre de la misericordia universal?

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