Por Álvaro J. Álvarez. Exclusivo para LIBRE
La Primera Serie Mundial Amateur se celebró en 1938 en Londres y contó solamente con dos equipos. Los dos equipos que tomaron parte en aquella primera edición de la Serie fueron Inglaterra y Estados Unidos, pero en realidad ambas selecciones estaban conformadas por soldados norteamericanos que cumplían su servicio militar en bases europeas. El supuesto equipo de Inglaterra ganó la Serie con un marcador final de 4 partidos contra 1.
La Federación Internacional de Béisbol Aficionado (FIBA) celebró su primera reunión el 11 de agosto de 1939, en las oficinas de la Unión Atlética de Aficionados de Cuba (UAAC) en La Habana. En dicha reunión se consideraron como miembros fundadores activos, integrantes de la Federación, a los siguientes países: Australia, Bélgica, Canadá, Cuba, China, España, Estados Unidos, Francia, Hawái, Holanda, Inglaterra, Japón, México, Nicaragua, Perú, Puerto Rico, y Túnez.
La solicitud de Cuba para celebrar el II Campeonato Mundial fue aceptada y la II Serie Mundial se efectuó entre el 12 de agosto y el 26 de agosto de 1939, en el Estadio de La Tropical, con la participación de las representaciones de Cuba, Estados Unidos y Nicaragua.
Aunque si usted analiza bien, en realidad era la primera porque ahora era que realmente existía calidad en los equipos.
A la cita habanera fueron invitados 12 países y el campeón, Inglaterra, declinó participar ya que supuestamente para la fecha del evento, es decir, en la segunda quincena del mes de agosto, su temporada de béisbol se iniciaba. Ese argumento es indudablemente débil y a todas luces fue una justificación para no presentar al campeón y sí mantener la continuidad de la Serie Mundial.
Más de 50,000 espectadores celebraron la primera de una larga serie de victorias del equipo cubano, que se impuso frente a Nicaragua y Estados Unidos. Cuba terminó invicto después de tres rondas con balance de 6-0, Nicaragua con 3-3 y Estados Unidos con 0-6.
El gran jugador nicaragüense Sam Garth se llevó el liderazgo de bateo, primero oficialmente en un torneo de este tipo, su promedio fue de .500 (18-9). Ernesto “Gallego” Estévez quedó segundo con .389 (18-7) con 4 sencillos, 2 dobles, 1 triple, 4 empujadas, 4 anotadas y 3 boletos. El cubano Pedro “Natilla” Jiménez con récord de 2-0 fue el mejor lanzador del torneo. En 19 entradas lanzadas, ponchó a 8 y solamente permitió 2 carreras limpias para un promedio de 0.95
El Jugador Más Valioso (JMV) resultó Juan J. Torres de Cuba. De los 10 primeros bateadores y lanzadores 4 eran de Cuba. De los 18 peloteros cubanos, apenas dos eran negros.
Cuba obtuvo el título de Campeón Mundial y su nombre fue grabado junto al de Inglaterra (ganador de la Primera Serie) en el trofeo emblemático.
La Serie de 1939 dejó considerables ganancias para la Dirección General de Deportes que dirigía el coronel Jaime Mariné y esto motivó a que un año después, en 1940, el terreno de La Tropical acogiera la tercera versión de la Serie, ahora con siete equipos en competencia, incluido Hawái, selección esta que contaba con una gran cantidad de peloteros japoneses.
La III Serie Mundial, se jugó en el Estadio de La Tropical, del 14 de septiembre al 6 de octubre de 1940. Con la participación de 7 equipos.
Cuba ganó con 10 y 2. Segundo, Nicaragua con 9 y 3; Tercero, EE.UU. con 9 y 3; Cuarto, Venezuela con 5 y 7; Quinto, Hawái con 5 y 7; Sexto, México con 2 y 10; Séptimo, Puerto Rico 2-10.
Los 18 jugadores de Cuba: E. Álvarez, S.E. Rodríguez, P. Jiménez, T. Hechevarría, A. Ruiz, M. Fajo, M. Hidalgo, N. Reyes, V. Arteaga, P. Orta, P. Gutiérrez, C. Ramos, F. Sánchez, E. Maciques, C. Marrero, C. Colás, J.R. López, D. Parra.
Los cubanos vencieron nuevamente, aunque cayeron en dos ocasiones, frente a Nicaragua y los Estados Unidos, pero con balance de 10 triunfos y 2 derrotas aventajaron por un juego tanto a nicaragüenses como a norteamericanos. El equipo nacional fue dirigido por Reinaldo Cordeiro, quien era el mánager del Fortuna en la Liga Amateur.
No estuvo Fleitas, pero sí Conrado Marrero y Natilla Jiménez, además, en el cuadro se destacó Napoleón Reyes, un versátil pelotero proveniente del equipo de la Universidad de La Habana.
El Guajiro de Laberinto, Conrado Marrero, con sus 5’ 5” y 158 libras, logró 3 triunfos de los 10 del equipo, aunque cargó con las dos derrotas frente a Nicaragua y a EE.UU., pero su espectacular promedio de carreras limpias de 1.15 le hizo merecedor del premio al Jugador Más Valioso de la Serie.
Cuba había logrado dos Series Mundiales consecutivas y los patrocinadores se regocijaban por las cuantiosas ganancias producidas por el torneo. La cuarta edición, de 1941, prometía ser mucho mejor que las predecesoras. Y realmente lo fue, pero no precisamente por las hazañas de los peloteros cubanos.
La IV Serie Mundial tuvo lugar entre el 27 de septiembre y el 22 de octubre de 1941 y nuevamente el Estadio de La Tropical sirvió de sede, pero esta vez aumentó la participación a 9 países: El Salvador, Puerto Rico, México, Estados Unidos, Panamá, Nicaragua, República Dominicana, Venezuela y Cuba.
El Cienfuegos fue el equipo ganador de la temporada de la Liga de Béisbol Amateur (UAA).
Los 18 jugadores de Cuba: Bernardo Cuervo- IF, Clemente González, Andrés Fleitas- C, Napoleón Reyes- IF, Domingo Gálvez, Conrado Marrero-P, Segundo “Guajiro” Rodríguez-OF, Charles Pérez-OF, Antonio “Mosquito” Ordeñana-IF, Rafael Villacabrera- OF, Rogelio Martínez-P, Julio Moreno-P, Pedro “Natilla” Jiménez-P, Ramón Roger-P, Tomás Hechevarría-P, Rouget Ávalos-C, Daniel Parra-P, P.A. Fernández, Joaquín Viego-Manager, Narciso Picazo- Coach, Bernardo Rodríguez, Coach.
A los acordes de la Banda de la Marina de Guerra, desfilaron los equipos. Las nueve banderas flameaban orgullosas, dando a la ceremonia una trascendencia extraordinaria, mezclando a sus hombres en una marcha que mucho tenía de canto a la paz y a la libertad. Así quedó iniciada la IV Serie Mundial de Béisbol Amateurs. Cuba y Venezuela triunfaron en los primeros encuentros. Salvador y Puerto Rico mordieron el polvo de la derrota frente a los potentes conjuntos que representan los colores nacionales y el pabellón venezolano. Desde la primera victoria de los nuestros y la del magnífico equipo de la tierra de Bolívar, fue fácil apreciar la superioridad sobre sus rivales.
La meta de esos ocho países era destronar a los cubanos. Como en las tres ocasiones anteriores, el sistema de juego fue un todos contra todos a una sola vuelta.
El 27 de septiembre, Venezuela debutó con una victoria 8-2 ante El Salvador, luego derrotó a Puerto Rico 12-1. En su tercer juego le ganó a la selección de México 5-2 y en el cuarto encuentro se enfrentó a Estados Unidos y consiguió el triunfo 12 x 1. Su quinto partido fue una victoria 7-2 ante Panamá, y ganó 6-0 a Nicaragua en el sexto desafío.
La selección venezolana llegaba con récord de 6 victorias y 0 derrotas ante el equipo de República Dominicana, pero perdió el invicto y cayó 4 x 2, por lo que solo restaba el encuentro ante Cuba, que había ganado todos sus juegos.
El viernes 17 de octubre, los cubanos, hasta ese momento invencibles en el amateurismo, marchaban invictos faltando un partido frente a los venezolanos, que habían perdido ante República Dominicana. Julio “Jiquí”’ Moreno, el veloz serpentinero natural de Güines y estelar de la Unión Atlética Amateur con el Círculo de Artesanos de San Antonio de los Baños, fue el serpentinero designado para buscar la victoria. Pero los antillanos fueron silenciados por el “Chino” Canónico, un pitcher de gran control que se llevó el triunfo 4-1 para empatar la serie y obligar a un juego extra. El desafío decisivo estaba señalado para el día siguiente, pero la dirección venezolana solicitó cuatro días de descanso en busca de que pudiera lanzar nuevamente su pitcher estelar. El Comité Organizador del evento, presidido por el cubano Jaime Mariné, aceptó la solicitud al vislumbrar un aumento en el número de fanáticos que iban a asistir a La Tropical para presenciar el duelo entre Canónico y Marrero, éste último fue el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial anterior o sea en 1940.
Luego de 7 triunfos consecutivos, ningún equipo parecía capaz de frenar a la maquinara cubana, dirigida por Joaquín Viego del Hershey y liderada, una vez más, por Conrado Marrero, quien acumuló tres victorias y el esfuerzo de Rogelio “Limonar” Martínez (1918-2009) quien ganó dos juegos por lechadas y no perdió.
Ese último juego entre Cuba y Venezuela es uno de los más recordados en la historia del deporte cubano. Las esperanzas de toda una nación estaban depositadas en la extraordinaria calidad de Marrero quien debía vengar la ofensa y vencer a Canónico en el juego decisivo. Un partido controvertido, sobre el que se han escrito muchísimos artículos y que forma parte del imaginario popular, sobre todo por aquella frase que decía “Marrero los coge el 22”.
El miércoles 22 de octubre, las tribunas se llenaron una hora antes que los árbitros salieran al diamante. Había público en lo alto de las vigas de hierro y también sobre el terreno que estaba controlado por sogas que corrían paralelas a las rayas de faul. De manera oficial, se reportó una asistencia de 32,185 aficionados, la más alta cifra registrada hasta ese momento en un partido de béisbol en Cuba, aunque para algunos historiadores la concurrencia fue superior a los 40,000 fanáticos.
El país venezolano se paralizó y los ciudadanos escucharon a través de la radio todo lo que ocurrió a más de 2,000 kilómetros de distancia, un hecho que llenó de emoción a toda una nación.
Pero el descontrol del Guajiro de Laberinto en el primer capítulo, más dos costosos errores, uno del Guajiro Rodríguez en el jardín central y otro del Mosquito Ordeñana le complicaron la vida a Marrero, cuya arma principal era su excelente control, no encontró la zona de strike en el primer inning, situación que aprovechó Venezuela para anotar tres
carreras. El serpentinero del Cienfuegos se recuperó de su mal comienzo y metió en un puño a sus rivales en el resto del desafío, pero ya el mal estaba hecho.
Canónico volvió a mostrar un excelente control y sangre fría y sus lanzamientos en las esquinas acallaron a la enorme multitud que se dio cita esa tarde en La Tropical, tolerando una solitaria carrera en el noveno acto por doble de Segundo “Guajiro”’ Rodríguez y cohete de Rafael Villa Cabrera. Al sacar el out 27, la pizarra marcaba 3-1 a favor de Venezuela. Parte de la afición cubana, con sentimientos mixtos por la derrota y por el respeto a la actuación del contrario, decidió invadir el terreno para cargar en hombros a Canónico junto a los jugadores sudamericanos. La repercusión de la victoria fue tan grande entre los venezolanos, que se le comenzó a llamar a los integrantes de ese equipo “Los Héroes de 1941» y dicha novena tiene una mención especial en el Salón de la Fama del Béisbol Profesional de Venezuela.
Los 18 peloteros venezolanos: Juan Francisco Hernández, Domingo Barboza, Ramón Fernández, Felipe Gómez, Benjamín Chirinos, Daniel “Chino” Canónico, Pedro Nelson, Guillermo Vento, Luis Romero Petit (3B), José Antonio Casanova (SS), Dalmiro Finol (2B), José Pérez Colmenares (1B); Enrique Fonseca, Atilano Malpica, Jesús Ramos, Héctor Benítez Redondo, Julio Bracho, Francisco Contreras. El manager Antonio Malpica y los coaches Carlos Maal y Jesús Corao.
Isaías Medina Angarita, presidente de la República suspendió la reunión de gabinete pautada para ese día y se dedicó a escuchar, a través de un potente radio “Halicrafter” las incidencias del crucial encuentro, acompañado de los miembros del gabinete. Luego nombró el 22 de octubre como Día Nacional del Deporte.
Los venezolanos luego de ganar el Trofeo partieron en un buque de la Armada de Cuba, fueron recibidos con los máximos honores en medio de gritos y felicitaciones de los ciudadanos que se acercaron a vitorear al equipo, el cual posteriormente fue homenajeado en Caracas. Incluso poetas como Andrés Eloy Blanco escribieron sobre el triunfo del país en suelo cubano y su regreso.
El 22 de octubre de 1941 siempre será recordado como la tarde fatídica de La Tropical cuando Canónico echó a perder la fiesta y por cierto ganó 4 sin derrota alguna.
Casi se pudiera asegurar que minutos después de consumado el triunfo venezolano en la Serie Mundial Amateur de 1941 los organizadores, en especial el coronel Jaime Mariné, ya estaban pensando en la revancha y en la próxima edición de la Serie.
Sin embargo, el 7 de diciembre de ese mismo año se produjo el ataque japonés a Pearl Harbor lo que marcó la entrada definitiva de los Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial y, por tanto, las limitaciones al transporte aéreo repercutieron en la cantidad de participantes.
La V Serie Mundial Amateur, se llevó a cabo en La Habana, del 26 de septiembre al 20 de octubre de 1942, con la presencia en La Tropical de 5 naciones: Cuba, México, República Dominicana, Estados Unidos y Venezuela con Daniel “el Chino” Canónico y Luis Aparicio Sr.
El 4 de octubre de 1942, casi un año después de la tragedia, la selección cubana castigó con fuerza a Canónico y no se detuvo hasta marcar 8 carreras, mientras Marrero desde el montículo no permitió anotaciones a sus victimarios de la Serie anterior. La venganza estaba consumada, pero el dolor seguía presente. Marrero fue seleccionado por una votación de los fanáticos como el JMV. Julio Moreno e Isidoro León ganaron 3 y perdieron 1.
Los cubanos, dirigidos nuevamente por León Rojas con Reinaldo Cordeiro de coach de primera base presentaron quizás el equipo amateur más completo de la década de los cuarenta con Andrés Fleitas de vuelta a la receptoría, que terminó siendo elegido el Jugador Más Valioso.
Los 18 jugadores fueron: Receptores: Andrés Fleitas y José “Tatica’’ Hernández. Cuadro: Juan Ealo, Mario Fajo, Luis Suárez, Antonio “Quilla’’ Valdés, Froilán Sánchez, R. Cabrera y Remigio Vega. Jardineros: Pedro Echevarría, Carlos “Charles’’ Pérez, José Luis García y Francisco Quicutis. Lanzadores: Conrado Marrero, Daniel Parra, Julio Moreno, Isidoro León y Erasmo “Coco’’ del Monte.
Con estos nombres no se podía perder y el éxito de 1942 devolvió la alegría a los miles de cubanos que asistieron día tras día a La Tropical.
Uno de los incidentes más recordados de esa Serie, además lógicamente de la revancha de Conrado Marrero ante el Chino Canónico, fue la gran bronca entre el manager dominicano Ernesto “Burrolote” Rodríguez Abreu y varios fanáticos.
Estados Unidos, un país que se encontraba inmerso en la II Guerra Mundial, por lo que envió a La Habana a una selección muy débil, sin embargo, los estadounidenses el domingo 11 de octubre, presentaron a un buen lanzador, Leonard Mayo quien contuvo a la ofensiva dominicana, quienes le habían ganado un juego a Cuba.
Pasaban los innings y no aparecían los batazos dominicanos. Esto impacientó al mánager Ernesto “Burrolote” Rodríguez, considerada una de las personalidades que más influyó en el desarrollo del béisbol en esa nación caribeña. Un hombre muy alto y con varias libras de más.
Durante el partido varias personas estaban molestando a Burrolote y a su equipo porque a la selección cubana le convenía que Dominicana perdiera ante los norteamericanos. Los bromistas se divertían repitiendo el nombre del director, algo así como Burro-Lote y esto sin dudas molestó al hombre.
Los norteamericanos se fueron delante en el marcador y la sangre llegó al río cuando una pelota devuelta desde el dugout americano, golpeó en la espalda al malhumorado Burrolote, quien al no saber de dónde le habían lanzado la pelota, pensó había sido alguien del público, tiró la pelota hacia la concurrencia con todas sus fuerzas. Como si esto no fuera suficiente, agarró un bate y también lo tiró hacia el público. Aquello fue la chispa que encendió definitivamente el fuego. Decenas de personas se lanzaron al terreno y cargaron contra Burrolote y los jugadores dominicanos.
La policía intentó defender a los peloteros e incluso el equipo cubano que estaba en las gradas actuó en defensa de los dominicanos. Después de varios minutos se restableció la calma en La Tropical, aunque hubo varios heridos por las botellas y objetos que fueron lanzados al terreno.
A pesar del feo incidente con Burrolote Rodríguez, la intromisión del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo que ordenó el regreso inmediato del equipo dominicano, pero la diplomacia se impuso, las aguas volvieron a su nivel y el torneo continuó su curso, a pesar de la salida precipitada del equipo norteamericano, la IV Serie Mundial fue un éxito y dejó la puerta abierta para que La Habana sirviera como sede, por quinta ocasión consecutiva, de la Serie Mundial de béisbol amateur en 1943.
La selección de Estados Unidos se retiró antes de que concluyera el torneo y perdió sus últimos cuatro partidos por forfait, aunque esta retirada no le quitaba méritos a la tercera corona cubana en estas Series Mundiales Amateur, donde ganaron 10 y perdieron 2, quedando en Primer Lugar seguidos por República Dominicana (9 y 3), Venezuela (7 y 5), México (3 y 9) y EE.UU. (1 y 7).
La VI Serie Mundial. De nuevo La Habana fue la anfitriona desde el 25 de septiembre al 19 de octubre de 1943. Participaron: Cuba (9 y 3), México (6 y 6), República Dominicana (5 y 7) y Panamá con 4 y 8. Por quinto año consecutivo el inolvidable estadio La Tropical de Julio Blanco Herrera, se convirtió en el terreno de pelota mundial.
El equipo Deportivo Matanzas fue el ganador de la Serie de Campeonato de la Unión Atlética Amateur (UAA) con Pipo de la Noval como manager, quien era de la idea de utilizar en un mismo juego a sus lanzadores, cada tres entradas, conocidos como los Tres Mosqueteros: Sandalio Consuegra (11-1), Ángel González y Rogelio Martínez (11-3). Ese año ganaron 23 y perdieron 5.
Conrado Marrero no pudo participar por haber sido suspendido acusado de haber cobrado y eso lo convertía en profesional.
Los lanzadores fueron: Julio “Jiquí” Moreno con 3 y 1, Rogelio Limonar Martínez 2 y 0, una de sus victorias fue contra los mexicanos solamente tiró 63 pelotas para darles una lechada. Limonar no perdió y no le anotaron
carreras.
Isidoro León 1 y 0, Natilla Jiménez 1 y 1, Potrerillo Consuegra 1 y 1. Ángel Fleitas de 35-13 para .371 de promedio, resultó el líder de los bateadores.
La VII Serie Mundial Amateur, se jugó en 1944 en Caracas Venezuela, Cuba quedó en 3er. Lugar. Venezuela fue el equipo ganador. Fueron 8 equipos y hubo tantas anormalidades que Cuba no participó ni en la VIII, IX y X o sea no volvió a participar hasta la XI en 1950.
La VIII Serie Mundial. Se efectuó en Caracas en 1945 y ganó Venezuela 10-0. Fueron 6 países.
La IX Serie Mundial en 1947 (no hubo en 1946) fue en Barranquilla y ganó Colombia. 9 países.
La X Serie Mundial en Managua, 1948, con 8 países participantes y ganó la Rep. Dominicana.
La XI Serie Mundial en 1950 (tampoco hubo en 1949) se realizó en Managua entre el 18 de noviembre y el 10 de diciembre, y fueron 12 países. Cuba después de una ausencia de cinco años, al fin regresó, resultaron ganadores en 10 juegos y perdieron 1, para ser los Campeones por quinta vez. Aquí volvieron los problemas porque la FIBA descubrió que Puerto Rico llevó a peloteros profesionales y eso permitió que Cuba quedara en Primer Lugar, después de anularles esos partidos.
La XII Serie Mundial de 1951 se jugó en México entre el 1° al 19 de noviembre con la presencia de 11 países. El ganador fue Puerto Rico, segundo Venezuela y tercero Cuba. Cada país en la ceremonia de inauguración llevaba una madrina, por Cuba estuvo María Antonieta Pons.
El lanzador habanero y alumno Maristas, Gonzalo Naranjo “Choly” (1934-2022) tuvo muy buena actuación y hasta impulsó 2 carreras con su bate. Contra Colombia ganó por 5 a 0, por lechada de 4 hits.
El 19 de noviembre, cuando Gonzalo Naranjo con 17 años, entró de relevo en la primera entrada Cuba perdía por 5 carreras y Naranjo no permitió carreras en 6 entradas, ponchando a 11, pero en la séptima permitió 2 carreras para perder lamentablemente ese juego decisivo 7 x 6 contra Puerto Rico.
Puerto Rico 10 y 3, Venezuela 11 y 2, Cuba 10 y 3.
El avileño y jugador del Miramar, Enrique Tamayo fue un bateador consistente en casi todos los partidos.
El 10 de noviembre el manager José “Pepe” Seda acusó a los peloteros venezolanos de mofarse de los puertorriqueños diciéndoles que eran una colonia de Estados Unidos.
El sábado 17 de noviembre, Cuba jugaba contra Venezuela, previo al juego se informó que 3 peloteros venezolanos habían sido dados de baja por indisciplina: Pompeyo Davalillo, el receptor Dickson Bell e Israel Arredondo.
Venezuela se llevó la medalla de plata al vencer a República Dominicana 13-8, donde la sorpresa fue que 2 de los 3 sancionados, Davalillo y Bell volvieron a vestir el uniforme del equipo. Ninguno de los dos, ni el ejecutivo del equipo accedieron a dar explicaciones de esta reinstauración.
La XIII Serie Mundial de 1952 se jugó en La Tropical entre el 6 y el 26 de septiembre. Fueron 13 los países participantes. Ganó Cuba (9-2) segundo República Dominicana (7-3) y tercero Puerto Rico (7-3). Esta fue la Sexta Serie ganada por Cuba.
La XIV Serie Mundial de 1953 se jugó en el Estadio Universitario de Caracas del 12 de septiembre al 9 de octubre. Los países que viajaron a Venezuela fueron once. Cuba se coronó campeón (Su Séptimo Trofeo) en total los cubanos ganaron 13 y perdieron 1, luego Venezuela con 9 y 5 y el tercer lugar para Nicaragua con 7 y 3.
Fueron ocho largos años que no hubo Series Mundiales de Béisbol Amateur.
En 1961, se jugó la XV Serie Mundial y partir de ese año, como todo lo que sucede en Cuba está controlado en forma totalitaria por parte del gobierno comunista cubano, ellos con tal de ganar han convertido el deporte en un ente gubernamental y los atletas hay que considerarlos profesionales. Por tanto, para mi criterio la XIV Serie Mundial fue la última.
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