El relato histórico por entrega:. El Clandestinaje en Cuba

Written by Enrique Ros*

25 de agosto de 2021

Un estudio minucioso de la lucha clandestina cubana, a cargo del historiador Enrique Ros (†)

Una obra que reconoce la valentía, entrega y sacrificio del pueblo cubano en la batalla por su libertad

1963: Año de lucha, juicios, cárceles y fusilamientos (III de IV)

El mes de marzo de 1963 lo emplea el régimen en anegar con sangre la provincia.

Roberto Alfonso es fusilado en la ciudad de Bolondrón el 23 de aquel fatídico mes. Muere Evaristo Boitel Beruvides, de Jovellanos, cuyos hermanos y padre también perdieron su vida frente al paredón. Fusilan a Mario Bravo; el mismo día 23 es ejecutado Ramón Correa Coto en Agramonte; luego Israel Delgado, de Pedro Betancourt; muere Roberto Hernández Trujillo, de Bolondrón; Facundo Herrera y Leopoldo Herrera, el primero de Matanzas y el segundo de Cidra; y así, decenas y decenas de cubanos, en menos de 30 días, perdieron su vida en la más pequeña de nuestras seis provincias.

Iguales actos de heroísmo se multiplican de Pinar del Río a Oriente. El cubano, dentro de la isla, sin esperar ni confiar en la ayuda externa que no llegaría, incendia cañaverales, asalta camiones militares, ataca guarniciones de soldados en un heroico esfuerzo por romper las cadenas que lo oprimen.

Al terminar el mes de marzo, lleno de acciones realizadas por cubanos en el exterior y dentro de la isla, el régimen se muestra comprensiblemente preocupado.

Desde Moscú, los soviéticos tratan de calmar la intranquilidad de los hermanos Castro. El 3 de abril, pocos días después de los sorpresivos y efectivos ataques, llegan palabras, tan sólo palabras, de apoyo:

«Ninguna provocación de los contrarrevolucionarios cubanos detendrá a los marinos soviéticos».

Distintas motonaves soviéticas celebran actos de «solidaridad con la Revolución Cubana». y de condena a los ataques realizados a los buques Lgov y Baku.

La demanda del régimen de Castro para que «cesen los ataques piratas desde territorio de Estados Unidos». surte efecto. El Presidente Kennedy da a conocer medidas que restringen las actividades de los exiliados cubanos para evitar actos como los realizados contra las naves soviéticas. A este efecto destina el gobierno de Washington seis aviones, seis patrulleros y seis barcos de menor calado para reforzar el servicio de guardacostas en la zona situada al este de la Florida, Cuba y Puerto Rico. Castro estaba de plácemes.

El 4 de abril, a los pocos días del ataque se produce un enfrentamiento entre guerrillas alzadas en la provincia de Matanzas y miembros del Ejército Rebelde. Mueren en el encuentro, entre otros, Orlando de Armas Hernández y Felicito Martínez González que operaban en las cercanías de Pedro Betancourt.

En el mes de mayo de 1963 la resistencia recibía otros duros golpes.

Para el Primero de Mayo se había planeado por el Frente Anticomunista Revolucionario Interno un atentado contra Fidel Castro en la Plaza de la Revolución. Fueron detenidos Pedro Hernández Álvarez, Enrique González, Francisco Cepero Capiro, e Indalecio Ferreiro.

El 4 de aquel mes fueron detenidos y procesados, en la Causa 300 de 1963, Hans Gengler Ebner, Rafael Suárez González y Mario Pedraza Martí, del Directorio. El día 9, Emilio Llufrío comparece ante las cámaras de televisión revelando acciones realizadas por la Triple A.

Pero los cubanos combatían desde distintos frentes.

Aunque la lucha continúa, Castro se empeña en cantar victoria. Así, al hablar en Cárdenas el 19 de junio, repite, una y otra vez, que ha destruido la oposición interna:

«Los contrarrevolucionarios han sido aplastados». «Las bandas contrarrevolucionarias han sido barridas de la provincia». «Hemos barrido las bandas». «Hay que seguir combatiendo, sin embargo, contra el enemigo, contra los intentos de traer explosivos, de introducir saboteadores y de organizar nuevas bandas». «Seguirá contra ellos la lucha implacable en todos los frentes; seguirá la revolución a la ofensiva, barriendo todos los baluartes del enemigo».

Pero, poco después, se contradice. No ha sido aplastada toda la «contrarrevolución».

«Los bandidos…han sido reducidos a un 50% en Las Villas y ahora emprenderemos la barrida final contra ese 50%. No quedará una sola banda, no quedará un solo bandido». dice Fidel en la clausura de la Reunión Nacional Azucarera donde se ve obligado a admitir un nuevo fracaso:

«Ya pasó la zafra más baja desde el triunfo de la revolución».

Días después fueron juzgados y fusilados en Las Villas Macario Quintana Carretero y Aquilino Zerquera, acusados de haber sido los que habían dado muerte a Conrado Benítez. El 30 de junio vuelve a funcionar el paredón. Son cuatro combatientes los que caen aquella noche: Ángel Paleo Nieto, José Manuel Rodríguez Suárez, Rasiel Royer Zagarel, y Enrique García Palomino. Se les había acusado de enviar informaciones militares, políticas y económicas a la Agencia Central de Inteligencia. En la misma causa son condenados a 20 años de prisión, Manuel Álvarez Panego, Luis Prieto Fernández e Ignadio Madruga Alonso y, a doce años de prisión, Manuel Álvarez Pita.

La «contrarrevolución». que «estaba aplastada». continúa activa. El 15 de agosto el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias se ve obligado a informar que han sido «apresados piratas agentes de la CIA, en Cayo Anguila, posesión inglesa, situado en el banco de Cayo Sal».

CAYO ANGUILA I

Los grupos anticastristas no quieren darle tregua al régimen. Dos potencias, la inglesa y la norteamericana, unen su poderío militar para detener a 17 combatientes cubanos que en una lancha pretenden realizar una acción comando contra el gobierno castrista.

Permanecerán presos en Nassau por varios días los 17 cubanos. Así describe la prensa internacional la «heroica acción». de las dos grandes naciones baluartes del mundo democrático:

«Una nave de guerra británica, guiada por un avión de patrulla norteamericano, interceptó y capturó a un grupo de exiliados cubanos que se dirigía hacia Cuba en una incursión de guerra».

Ya antes, a mediados de febrero, como hemos narrado, ocho exiliados cubanos, que se habían detenido brevemente en Cayo Elbow, Bahamas, habían sido secuestrados por tropas castristas y conducidos a Cuba. Fue un mes después, el 12 de marzo, que se dio a conocer el vandálico hecho. El gobierno de Las Bahamas había ocultado la noticia.

No serán éstos los únicos servicios que la corona británica le presta a Castro y al tolerante gobierno norteamericano. El 31 de marzo otro grupo de 17 combatientes cubanos que se había detenido momentáneamente en uno de los cayos de la cadena de las islas Exuma era detenido por la fragata inglesa «London Derry». No había sido fortuita la presencia de la fragata inglesa en aguas de Las Bahamas. El barco de la marina británica acababa de ser transferido a Las Bermudas para patrullar las aguas de Las Bahamas, de acuerdo con las órdenes de la Cancillería dirigidas a impedir ataques piratas contra Cuba». La detención de los diecisiete combatientes se había producido el 31 de marzo.

¿Cuál era ese barco? ¿Quiénes, los organizadores de esta expedición? ¿Por qué se dirigen y se detienen por breve tiempo en aquel cayo?. Ni la prensa de Miami ni la de Nassau ofrecieron detalles. Esta es la verdadera historia:

La «Alianza para la Libertad de Cuba». fundada por el ya anciano pero prestigioso, Gral. Generoso Campos Marquetti, contaba, entre las muchas organizaciones a ella adheridas, con los «Pinos Nuevos, Comandos de Acción». Ésta última adquirió a través de Carlos Hevia (sin relación alguna con el Ingeniero Carlos Hevia que fuera por muy breve tiempo presidente de la República y, luego, candidato a la presidencia) el barco Violynn III. Juan Vargas, experto en soldadura y el Ing. Jorge Taraja prepararon la embarcación para realizar acciones comandos colocándole una base sobre la que instalaron una ametralladora, desmontable, calibre 20 y, a través de Santiago Babún, adquirieron, por conducto del abogado Juan Ramón García, del MRR, las armas necesarias que Babún había comprado en Norfolk, VA.

Pero antes de partir el Vyolinn III, Orlando Bosch solicitó de «Los Pinos Nuevos, Comandos de Acción». que trasladasen al cayo de Las Bahamas a un grupo de expedicionarios del MRR, comandado por Evelio Duque, que allí serían recogidos por otra embarcación para ser infiltrados en Cuba.

Los hombres del Vyolinn III, dirigidos por Zacarías Acosta iban a realizar una acción comando contra un barco carguero. El grupo de Evelio Duque iba a infiltrarse en Cuba.

(Continuará la semana próxima)

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