El relato histórico por entrega: Cuba: Mambises nacidos en otras tierras

Written by Enrique Ros*

23 de noviembre de 2021

Una obra que reconoce la enorme contribución y el alto número de libertadores nacidos en otras geografías.

De la anexión a la independencia (II de III)

OTRAS CONSPIRACIONES

Esta acción de Narcisco López, cuyos expedicionarios, entre ellos el coronel americano Crittenden, fueron fusilados, se une a los esfuerzos que realizaban, entre otros, el camagüeyano Joaquín de Agüero y el trinitario Isidoro Armenteros. Con estas muertes comenzaba, al iniciarse la segunda mitad de aquel siglo, la lucha por la libertad de Cuba.

Siguen a éstas la conspiración del catalán Ramón Pintó y del habanero Francisco Estrampes.

Nacido en Barcelona Ramón Pintó abandonó España, con destino a Cuba, cuando Fernando VII suprimió, entre otros abusos cometidos, la constitución por la que se regía el régimen.

En la isla el catalán Pintó se convierte en director del Liceo de La Habana. Gobernaba en Cuba, en su primer período, el General José Gutiérrez de la Concha, amigo personal de Pintó y, en la prensa, escribe Pintó artículos combatiendo la trata de esclavos, posición que le enajena la enemistad de los integristas españoles y el respaldo de hombres sobresalientes como Gaspar Betancourt (el Lugareño), Pozos Dulces y otros. Comienza con ellos a conspirar. Delatado es sometido a juicio y muere en el garrote, condena que tiene la aprobación de su antiguo amigo el Capitán General Gutiérrez de la Concha.

Hubo, antes, ideas que no cristalizaron en hechos, para separar a Cuba de la metrópoli, y, otras -de signo contrario- para mantenerla bajo el dominio español. Veamos algunas de ellas.

Bolívar ha vencido a los españoles en Boyacá (1819). En 1821 libra la batalla decisiva de Carabobo, que garantizaba la independencia de Venezuela, y triunfa en la de Ayacucho en diciembre de 1824. Deseaba, ahora, el gran caudillo, la total independencia de todo el continente lanzando una poderosa expedición a las islas de Cuba y Puerto Rico.

Otros eran los planes de las naciones europeas que, reunidas en el Congreso de Verona (noviembre de 1822) buscaban, descansando en la Santa Alianza (Rusia, Austria, Prusia), restaurar el absolutismo en España y facilitarle, entonces a ésta, la recuperación de sus colonias en el continente americano.

Las nuevas naciones hispanas que recién habían salido del dominio español se sentían atemorizadas ante el intento de la Santa Alianza de ayudar a la recuperación de sus antiguas colonias. Bolívar se empeñaba en lograr el concurso de éstas en un proyecto que luego culminaría en el Congreso de Panamá en 1826. Sólo dos nuevas naciones, México y Colombia, estaban dispuestas a enfrentarse a España para impedir aquella restauración cuando, a su vez, Inglaterra mantenía en 1823 la intención de tomar Cuba y Puerto Rico.

Estados Unidos reconoció la independencia de las antiguas colonias españolas el 28 de marzo de 1822 (Santovenia). Un año después Antonio López de Santa Ana, el desacreditado gobernante de Méjico, afirmó que era deber de Méjico impulsar la independencia de Cuba, mientras que a Colombia le correspondía llevar la libertad a Puerto Rico. Estados Unidos e Inglaterra pretendían que la acción de la independencia se detuviese en el continente y que no progresase en las islas del Caribe; pero ambas ideas chocaban con la pretensión de España de, con el respaldo de la Santa Alianza, lograr la reconquista de todas sus antiguas colonias que, ahora, eran débiles repúblicas. Para esta empresa España había designado gobernador de Cuba al Mariscal de Campo Francisco Dionisio Vives quien conocía que la Alianza Colombo Mejicana le daría prioridad a la destrucción del Fuerte San Juan de Ulúa (Méjico) que representaba una amenaza para la independencia de aquel país y de las otras repúblicas hispanoamericanas. No estaba equivocado el General Vives.

El Castillo de San Juan de Ulúa, en Veracmz, llegaría a tener, después, una importancia particular en las relaciones cubano-mexicanas, al quedar convertido en el último reducto de las tropas españolas en México. Desde sus inexpugnables muros España obstruía el comercio y era una verdadera cabeza de playa para la reconquista de la tierra azteca, lo que, de hecho, mantuvo durante mucho tiempo el virtual estado de guerra entre los dos países.

EL CONGRESO DE PANAMÁ Y LA CANCILLERÍA AMERICANA

Para enfrentar la amenaza de la Santa Alianza, Bolívar convoca el Congreso de Panamá (diciembre de 1824) que sesionaría  en junio y julio de 1826 coincidiendo con la promulgación de la Doctrina Monroe (diciembre de 1823) que expresaba con claridad que Estados Unidos no toleraría ingerencia alguna en América de las naciones europeas.

Las repúblicas hispanas recién constituídas «Colombia, México y América Central» invitaban a los Estados Unidos al Congreso de Panamá, invitación que acepta los Estados Unidos, aclarando que «el congreso es puramente diplomático y que ninguno de los estados se va a entregar sumiso a un tratado diplomático al que no hayan consentido sus representantes». En diciembre de 1823 el Presidente de los Estados Unidos dirigiéndose al congreso norteamericano anunció en su Mensaje «que a ninguna nación europea se le permitiese establecer nuevas colonias en este continente mas, no se trataba por este principio de terminar las colonias europeas ya establecidas en América».

Ya antes de que se iniciase el Congreso de Panamá dejaba el Presidente de los Estados Unidos aclarada la posición de aquella república. Es decir, no se perturbarían las colonias europeas ya establecidas en América, instruía el entonces Secretario H. Clay, a sus comisionados en el Congreso de Panamá que el 22 de junio se reunía por primera vez. Posición a. la que vuelve a referirse el General José Antonio Páez en su «Autobiografía».

No le interesaba a los Estados Unidos, en aquel momento, alterar la situación en que se encontraban Cuba y Puerto Rico. Por eso el Presidente John Quincy Adams en el Mensaje del Año a la Unión Americana expresaba que era innecesario entretenerse en este particular afirmando que nuestros esfuerzos se dirigirán a conservar el estado actual de las cosas, la tranquilidad de aquellas islas y la paz y seguridad de sus habitantes.

Aclara Páez en sus memorias que:

«los norteamericanos asistieron a este Congreso, pero no tomaron parte en sus deliberaciones, Chile se hallaba agitado por turbulencias interiores; Buenos Aires rechazó la idea de la convocación; Perú, o sea Bolivia, no estaba aún reconocida como estado independiente, el Paraguay vivía aislado; el Brasil, habiéndose declarado libre de distinta manera, no fue invitado a intervenir; y así solamente los diputados de Méjico, Guatemala, Colombia y Perú juraron mantener la Federación Perpetua de las repúblicas populares representativa y federal como los Estados Unidos, a excepción de la tolerancia religiosa». (Autobiografía del General José Antonio Páez, obra citada).

Sería el General Francisco Dionisio Vives en 1823 quien se encargaría de fortalecer el dominio español sobre la isla con los miles de soldados, estacionados en Cuba, que venían de haber batallado en distintas regiones del continente.

Coincide con el descubrimiento de una conspiración independentista conocida como «Soles y Rayos de Bolívar» que actúa en Cuba, simultáneamente, con otro grupo que perseguía la separación de la isla y que estaba constituido por Gaspar Betancourt Cisneros, José Aniceto Iznaga, José Agustín Arango y otros.

En aquel mismo año, 1823, repetimos, quedó al descubierto la conspiración de «Soles y Rayos de Bolívar», estrechamente identificada con Juan Francisco Lemus que había formado parte de las Fuerzas Armadas Colombianas y cuyas actividades coincidían con las desarrolladas por grupos de cubanos emigrados en los Estados Unidos que buscaban la independencia de Cuba.

Uno de sus miembros era José Aniceto Iznaga, que junto a Gaspar Betancourt Cisneros, José Agustín Arango, Fructuoso del Castillo y José Antonio Miralla, entre otros, integraban aquella organización de Soles y Rayos de Bolívar donde se encontraban cubanos de gran nombre y prestigio como José María Heredia, Miguel Teurbe Tolón, José M. Coro, militares de la milicia, abogados, miembros de la iglesia, alcaldes de distintas poblaciones y hombres de pueblos hispanoamericanos radicados en Cuba. La organización fue penetrada desde 1821 pero no fue hasta 1824 que conoció Vives del arresto de Lemus con más de 600 acusados; algunos fueron condenados a grandes multas pero otros, como Heredia, Francisco Agüero, José A. Iznaga, Gaspar Betancourt Cisneros, pudieron escapar hacia otros países. Así terminó en 1834 aquella temprana conspiración que había coincidido, en Europa, con el Congreso de Verona y con la convocatoria de Bolívar al Congreso de Panamá y la proclamación de la Doctrina Monroe.

En esta Conspiración de Soles y Rayos de Bolívar participan varias figuras latinoamericanas; entre ellas, el colombiano José Fernández Lamadrid, último presidente de la Primera República de Colombia; el ecuatoriano Vicente Rocafuerte, quien sería en 1835 presidente de su país; el escritor peruano Manuel Lorenzo Vidaurre, y el argentino José A. Miralla; también el venezolano Juan J. Peoli, que residía en Cuba, que moriría en México mientras preparaba una expedición a Cuba, pero sería el habanero José Francisco Lemus quien aparecería como jefe de la conspiración (Diccionario Enciclopédico de la Historia Militar Cubana).

El movimiento se extendió desde La Habana a Matanzas, Las Villas y Camagüey. A lo largo de estos cuatro años de labores conspirativas acoplaron anuas y municiones y publicaron varias proclamas firmadas por Lemus explicando los objetivos políticos del movimiento.

Coincide esta conspiración con la conocida como «La Gran Legión del Águila Negra, organización político-militar fomentada por México que contaba entre sus auspiciadores a Guadalupe Victoria, el primer presidente de aquella nación recién constituída. Contaba con el apoyo de varios cubanos, residentes en esos momentos en México, entre los que se encontraban Antonio Habad Izaga, Miguel Teurbe Tolón, Roque de Lara, Pedro Lemus y otros, muchos de los cuales habían escapado de Cuba tras el fracaso de la Conspiración de Soles y Rayos de Bolívar.

(Continuará la semana próxima)

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