El pueblo de Chile tiene una larga experiencia con los regímenes comunistas que han poblado a América, luego de que sus dictadores han decidido hacer reformas descabelladas políticas, por lo que sus ciudadanos concurrieron masivamente a las urnas para decir “NO” a una reforma constitucional.
Por eso desde días atrás se anticipó que el pueblo votaría en contra de la supuesta reforma que ya había anunciado y propuesto el actual presidente mediante un referéndum en el que se anticipaba que “iba a ganar la propuesta de rechazo total”.
El reputado coordinador del Frente Hemisférico por la Libertad, René Barba, ya había vaticinado una derrota en el plebiscito. ‘Financiar la nueva Constitución con impuestos es imposible. Un banco central más débil y controlado por el Ejecutivo tendrá que imprimir dinero para financiar los déficits fiscales de los gobiernos futuros. Eso es fiscalmente muy irresponsable y puede llevar a la hiperinflación’, aseguró a LIBRE.
“El pueblo estaba seguro de que, al haber cambiado la Constitución de Pinochet, que ya ha tenido más de 60 cambios, a la que le echan la culpa de todo, no iban a solucionar todos los dolores de Chile ahora en este gobierno de Boric, por lo que decidieron votar con un rotundo NO”, dijo Barba.
“La actual propuesta de reforma
constitucional propuesta por Boric, no solamente era antidemocrática, sino que también muchos de sus articulados totalitarios, tenían un alto gasto fiscal involucrado”, recalcó.
“Fracasó la propuesta de Boric también porque se estimaba que el costo fiscal de la Constitución sería del 11 por ciento del PIB, año por año. Esto es lo que cuestan todos los derechos sociales, las nuevas agencias, los recursos que se transferirán a aquel grupo muy minoritario que privilegia la Constitución en forma grosera, que son los que se definen como pertenecientes a ‘pueblos originarios’, que son un 12 por ciento de la población”, explicó.
Barba recordó que las revueltas de los años 2019 y 2020 en Chile dejaron 30 muertos, y el Gobierno de centro-derecha del momento aceptó cambiar la Constitución. Se diseñó una Constituyente de 155 personas, la mayoría proveniente de movimientos sociales, más que de partidos políticos. ¿Resultado? Un proyecto larguísimo, de 388 artículos. Hoy en día era una reforma constitucional irresponsable y disparatada que, por supuesto no votaron los chilenos”, insistió.
“Cien por ciento. Era antidemocrática, absurdamente larga, llena de principios que incluso no se podrían materializar. Tenía además enormes costos económicos. Era bastante claro que iba a ganar la propuesta de rechazo, probablemente con cifras en torno al 55 por ciento, contra un 45 por ciento, que en una buena fracción es producto de una propaganda grosera, financiada con recursos de todos los chilenos y usada ilegalmente por el Gobierno para pasar su propuesta de reforma”, denunció.
“Incluso mediante un truquito: que el voto sería obligatorio salvo para los mayores de 60 años, que, tenían a varios de sus exponentes en la gran masa pensante. Exactamente, para dejar a los viejitos en la casa”, dijo sonriendo.
Este borrador de Constitución además destruía, por acción o por omisión, las bases democráticas de convivencia pacífica y de desarrollo en Chile. Esta Constitución hacia muchas cosas que son antidemocráticas. Reemplazaba al Estado unitario que tenemos, por uno plurinacional, donde cada uno de los once representantes o participantes de los ‘pueblos originarios’ de Chile podían darse sus propias leyes, en materia de casi todo”, recalcó.
“Y todo fracasó porque la izquierda dura, que está en el gobierno hoy día, nunca va a tener mayoría en el Senado, pero en la Cámara de Diputados quizás. Entonces se eliminaba el Senado. Pero eso no es todo ya que convertía al gobierno en totalitario. O sea, colocar en el poder a un presidente con toda la capacidad de
gobernar por decretos presidenciales”, aseguró.
“Reemplazando las leyes en muchísimos ámbitos, económico, social y político sin pasar por la futura Cámara única de diputadas y diputados. Eso es dictatorial en cualquier país del mundo. Esta nueva Constitución en Chile era tan demagógica que iba a tener un récord mundial en materia de derechos colectivos, derechos de la
naturaleza y de los animales”, expresó.
“Además, expropiaba muchos derechos actuales de propiedad. Por ejemplo, en los predios rurales, los derechos de propiedad sobre el agua. Y como si fuera poco declaraba que los sindicatos serían los únicos que podrían representar a los trabajadores. Y autorizaba ir a la huelga por cualquier razón, no solo relacionada con el trabajo”, enfatizó.
“Boric fracasó por dos factores. A su defensa y promoción del proyecto constitucional, como primer factor. Y segundo, su pésima gestión. Es un hombre con ninguna experiencia política, más allá de haber sido dirigente estudiantil, no recuerdo si estuvo en el Congreso un periodo. No tiene título profesional. Es básicamente un dirigente de extrema izquierda, eligió un gabinete integrado no totalmente, pero mayoritariamente, por personas muy inexpertas y extremistas, que cada semana tienen intervenciones verbales y acciones políticas que son rechazadas por el 80 por ciento de los chilenos; algunas son ridículas, meten las patas a cada rato, y por tanto cae muy mal en la población”.
“Entonces, la combinación de su gabinete con su propia ineptitud personal como gobernante del país ha hecho que, desde el primer mes de asumir el cargo hasta hoy, seis meses después, su aprobación haya ido cayendo. El 38 por ciento, o algo así, de apoyo que tiene es el más bajo de un presidente democrático electo, desde 1990 hasta la fecha”, resumió Barba.
“La contundente victoria del rechazo se explica, además, por el temor de una gran mayoría de que la propuesta constitucional anulara del todo a la oposición política, además de la falta de gradualidad en la implementación de las medidas que se proponían”, insistió.
«El triunfo del ‘Rechazo’ es la gran
derrota de una ideología que pretendió imponerles a los chilenos la plurinacionalidad y muchos otros conceptos tan ajenos a nuestra idiosincrasia», sintetizó.
“Los anhelos de cambio y dignidad exigen a nuestras instituciones y actores políticos que trabajemos con más empeño, diálogo, respeto y cariño, hasta arribar a una propuesta que nos interprete a todas y todos”, concluyó.
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