Un clamor social desatado el 11 de julio de 2021 dio como resultado dos días de intensas manifestaciones que sacudieron a cerca de 50 localidades de Cuba al grito de “Libertad” y “Tenemos Hambre”, cuando se acentuaba la crisis económica que envuelve a la isla, la peor en seis décadas.
Lo que ya es una realidad es que el pueblo no está dispuesto a aguantar más tanta miseria y la escalada de apagones que ha sido disfrazada por el régimen ante la falta del petróleo que le daba el régimen de Maduro para alimentar las plantas de la isla.
El cubano de a pie no hace sino maldecir a todo momento porque, pese a las remesas que reciben del exilio en Miami, ahora no se encuentran los alimentos y si los hay están por “las nubes” debido a los altos precios en los mercados populares.
Un año después de las protestas del 11 y 12 de julio, las dificultades sociales y económicas se mantienen e incluso han empeorado en algunos sectores como el transporte o el suministro eléctrico.
“Centenares de manifestantes han sido juzgados y condenados a penas severas mientras el gobierno multiplica actos culturales, recreativos y deportivos que hagan olvidar el descontento y aletargar las posibles beligerancias ante el aniversario del inusitado levantamiento popular que sorprendió a Cuba y al mundo”, opinó Ramón Saúl Sánchez, del Movimiento Democracia en Miami.
Jorge Gil, jubilado de 72 años en La Güinera, reconoció que la protesta fue el resultado de años de abandono del régimen para con el sufrido pueblo. Habló frente a los cimientos de lo que era su casa. La vivienda fue derribada para su reconstrucción, como parte del programa de mejoramiento oficial. Los materiales no han llegado y él sigue viviendo con su familia en un lugar prestado.
Enfrente, en una casa recién pintada, habita Isabel Hernández, de 44 años. Uno de sus hijos también está preso por marchar. Pero para Wilbert Aguilar, hay una “tristeza generalizada”. Niega que los manifestantes sean “contra revolucionarios”. “No les encontraron armas, su única arma era la voz”, alegó.
12 MESES DE CASTIGO
Y es que estos 12 meses han estado marcados por el bloqueo unilateral estadounidense, una galopante inflación que tiene los precios por las nubes, el transporte en situación crítica, averías en importantes centrales termoeléctricas que provocan molestos apagones y, por si fuera poco, la isla lidia con la mayor infestación de mosquitos transmisores de dengue en los últimos 15 años.
Eso sí, la escasez de combustible se traduce en colas kilométricas para llenar los depósitos. “Me avisaron que iban a sacar y vine a las dos de la madrugada para poder repostar. A esa hora no había tanta gente”, dijo Mabel Martínez, quien fue despedida de su trabajo en el gobierno por apoyar las marchas.
Por lo mismo, los camiones de basuras recolectan con menos frecuencia provocando montañas de deshechos por los suelos y pestilencia ambiental. Ese es el panorama que “pinta” Mabel sobre la actual situación en la isla.
“La búsqueda de alimentos en tiendas donde solo se puede pagar en tarjetas de divisas ya no es tan masivo como al principio de su apertura. Ahora, “la matazón” está en las tiendas que venden en moneda nacional”, afirmó Doña María, quien dijo que la solución no es irse de Cuba.
Son largas y exasperantes y se ha dado más de una riña incluso con arma blanca o a tirones de pelo por saltarse la cola cuando el salario medio ronda los 3.838 pesos cubanos que, a cambio oficial, serían 153 dólares y al cambio paralelo unos 38,38.
EL SALARIO MEDIO
Según el economista Pedro Monreal, el salario medio es “apenas un 18 por ciento mayor que el valor de la canasta básica en La Habana (3.250 pesos)”.
Desde octubre de 2021 hasta el pasado febrero, el índice de precios minoristas creció el 12,2 por ciento, por lo que el salario medio habría perdido aproximadamente el 6 por ciento menos de seis meses
Justamente, las dificultades para conseguir alimentos y medicinas fueron el desencadenante de las marchas que comenzaron en San Antonio de los Baños.
Prendida la mecha, se extendieron por varias ciudades y poblaciones de la isla donde se mezclaron las legítimas reivindicaciones con el vandalismo, los saqueos y los llamados contra el gobierno.
MÁS REPRESIÓN
A un año del aniversario de esas protestas Alessandra Pinna, directora de programas de América Latina y el Caribe de la organización Freedom House, dijo que tras las marchas del 11J en la isla hay “un esquema de represión generalizada” y muchos activistas fueron detenidos o debieron exiliarse.
“El costo político es cero”, se lamentó la directiva de Freedom House, al recordar que Cuba actualmente es uno de los 47 miembros del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, a la vez que la comunidad internacional no ha respondido con la misma magnitud que cuando se trata de Venezuela o Nicaragua.
Cubanos del exilio han convocado manifestaciones solidarias con los presos del 11J en España, Francia, Italia, Alemania, Chile, Uruguay, Estados Unidos y Canadá. Pero, un año después, pocos esperan que dentro de la isla vuelva a darse un movimiento así. Disidentes afirman que las autoridades les dejan claras las salidas: exiliarse, callarse o ir a la cárcel.
Para el académico Arturo López-Levy, exiliado en EE. UU., la oposición necesita comprender que la economía es lo que causa la ira entre los cubanos. Es una oposición que en su agenda está cada día más desconectada de los principales motivos de protesta inmediata que tiene el sector descontento de la población cubana.
Según datos de fronteras estadounidenses, 140, 000 cubanos han ingresado en este país desde octubre, siendo el mayor éxodo registrado desde los años 80.
La también vice presidenta de la Unión de Periodistas y Escritores de Cuba asegura que “los medios han dejado de mirar lo que sucede en la isla y solo queda el submundo de las plataformas sociales que envía sin cesar señales apocalípticas a través de la guerra desinformativa”.
Y sostiene que “si hay una zona oscura de los acontecimientos del 11 y 12 de julio de 2021 en Cuba es la de la responsabilidad de las plataformas estadounidenses”.
Muchos cubanos, sin dar nombres, están esperanzados en que la reapertura de sanciones del gobierno de la administración Biden contra altos funcionarios de la isla, pueda en el futuro tener repercusiones en favor del pueblo y de sus ansias de libertad.
Los isleños no creen en las informaciones de la prensa oficialista, en el sentido de los daños que se han presentado en algunas plantas de electricidad, ya que “todo eso no es más que una trama de l gobierno comunista para disfrazar los apagones provocados por la falta de petróleo”.
DESESPERADOS
“Estamos desesperados. Los alimentos se echan a perder en los refrigeradores. Y en las noches no podemos dormir porque no hay energía para los ventiladores. Esta situación está insoportable. Creo que ahora si no vamos a aguantar más”, dijeron isleños sin identificarse por temor a represalias.
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