El Problema de las vitaminas

Written by Libre Online

21 de septiembre de 2022

Por el Dr. Phillpp Dally (1941)

La fisiología es la gran disciplina médica de nuestros días. Ha suprimido toda la diferencia entre la salud y la enfermedad, que no se distinguen, en realidad, sino por gradaciones insensibles. Nos ha enseñado a conocer la existencia de una multitud de factores que, en su complejidad, condicionan ese equilibrio que se llama la vida. Nos ha mostrado que esos factores estaban lejos de pertener a tal o cual órgano, a tal o cual función, y que la vida es totalitaria. Nos ha permitido estudiar el origen de las enfermedades nos ha señalado el camino de los descubrimientos que permiten evitarlas, pues el hombre no es inmortal, no debería ser nada más que de vejez.

Un buen ejemplo del enmarañamiento de los órganos y de las funciones nos lo suministran las vitaminas, substancias análogas a los fermentos, que regulan la armonía de nuestras funciones con dosis pequeñísimas, y cuya ausencia o insuficiencia determina graves rupturas de equilibrio. 

Su acción es paralela a la de las glándulas endócrinas, con esta diferencia: las secreciones de las glándulas son fabricadas por el organismo,  mientras que las vitaminas proceden de aportes exteriores.

Para exponer con toda la claridad posible de las vitaminas, estudiaremos antes cada una. Las vitaminas han sido nombradas  con las letras del alfabeto: comencemos por la vitamina A.

Vitamina A

La vitamina A es uno de los factores condicionales del crecimiento. Si alimentamos a un  animal joven con un régimen desprovisto de vitamina A, su crecimiento se detiene: los alimentos que absorbe resultan insuficientes para su desarrollo normal. Si insistimos, los transtornos no tardan en aparecer. 

Al principio el joven animal toma un aspecto semiatrófico; su resistencia a las infecciones disminuye. En la mayor parte de los órganos, el elemento celular se empobrece: los huesos se vuelven  frágiles, los glóbulos sánguineos son menos numerosos cada vez. 

En la boca aparecen ulceraciones debidas al empobrecimiento celular. Es la estomatitis aftosa. Las glándulas internas se atrofian, sobre todo el timo y las glándulas genitales. 

La  sexualidad naciente desaparece. Los pulmones, mal regenerados, no resisten ya a las infecciones que los amenazan. 

La vitamina A es soluble en los cuerpos grasos; la encontramos sobre todo en los aceites y en las grasas. Existe en la cáscara de los gérmenes de cereales, y por consiguiente en el pan fabricado con harinas integrales. El arroz, despojado de su cáscara, no contiene esta vitamina. 

Existe en  la yema de huevo, si el alimento de las gallinas es vegetal; la clara del huevo no la contiene. La hallamos en las legumbres verdes, en las frutas, principalmente en las cáscaras: las frutas peladas no conservan todas sus virtudes nutritivas. 

La zanahoria la contiene en gran cantidad. La encontramos también en la mantequilla pura.

Pero los principales receptáculos de vitamina A son los aceites: el aceite de oliva, por ejemplo, cuando no lo someten a un intenso procedimiento de refinación.

Vitamina B

Esta vitamina constituye la desesperación de los fisiólogos, pues parece ser un conjunto de factores que no están todos individualizados. Consideremos los dos más conocidos; B 1 y B 2.

B 1 es un factor nervino. Los nervios periféricos de los animales que carecen de este factor se atrofian; luego sus miembros inferiores se paralizan. Lo mismo les sucede a los hombres. 

En la obra de Estrabón hay una buena descripción de los estragos causados en las legiones romanas, en Arabia, por la carencia de vitamina B 1; y, durante mucho tiempo, los marinos japoneses, cuyo régimen era deficiente en carne, morían en una proporción de 33 por ciento. 

Los trastornos, en el hombre, comienzan con el cansancio, continúan con la degeneración de los nervios, con anestesia cutánea, enflaquecimiento y edema, y en sus formas más graves; pueden ocasionar la muerte. 

En estos casos, la atrofia de los nervios y de los músculos lisos produce atonía intestinal y después una parálisis fatal del músculo cardíaco.

B 2 es indispensable a la vida de las células; la llaman frecuentemente «factor antipelagroso». La pelagra es una enfermedad que hace estragos en el Piamonte y en algunas regiones de los Estados Unidos donde el maíz descortezado es la única base de la alimentación. 

B 2 es indispensable a la asimilación de los alimentos, y sobre todo de las albúminas y de los glucósidos. Su carencia implica una desnutrición general que origina erupciones cutáneas, una intensa pigmentación de los tegumentos y por último trastornos motores, demencia y caquexia terminal.

La vitamina B, como la A, abunda en las cáscaras de los gérmenes de cereales, en las gramíneas, en las frutas y en las legumbres. Abunda en la levadura y por lo tanto en el pan, si lo hacen con levadura y no con productos químicos.

Vitamina C

Es la vitamina que nos protege contra las infecciones. Es la vitamina antiescorbútica. El escorbuto es una enfermedad muy antigua. Es la enfermedad de los marinos, de los presos, de los exploradores, de todas las personas, que durante mucho tiempo, están sometidas a un régimen deficiente en alimentos frescos; es también la enfermedad de los niños sometidos a un régimen demasiado exclusivo. 

La vitamina C se forma,  en efecto, con la germinación de los granos; es un producto vegetal, y las frutas y las legumbres  verdes la contienen abundantemente. 

Por eso las frutas y las legumbres verdes deben acompañar toda alimentación basada sobre productos en conserva o sometidos a ciertas acciones químicas. 

La  vitamina C puede ser fabricada por el organismo; existe en las glándulas que rodean el riñón. Es un ejemplo de un producto que, además de estar contenido en nuestros tejidos, puede venir del exterior. 

 Sin vitamina C los tejidos, y sobre todo las mucosas, mal protegidas contra los microbios, se hinchan y se ulceran, abriendo la puerta  a nuevas degeneraciones y a peligrosas afecciones de todo el organismo.

Vitamina D

El estudio de la vitamina  D nos conduce al dominio antirraquítico, donde reinan ya rayos ultravioletas, es decir las radiaciones solares. 

El raquitismo se cura exponiendo el organismo a los rayos ultravioletas, que son distribuidos ampliamente por el sol o que pueden obtenerse con las lámparas de cuarzo o de vapor de mercurio; se cura también con la vitamina B, que existe en cantidades ilimitadas, al mismo tiempo que la A, en el aceite de hígado de bacalao. 

La leche, o las legumbres que han perdido su vitamina D a causa de la desecación, la recuperan si las exponen al sol o a los rayos ultravioletas.

Vitamina E

La vitamina E es el factor de la reproducción, el germen de vida. Es un producto sobre todo animal; la encontramos en la carne, en el tocino, en la manteca de puerco; pero existe también en los gérmenes de las legumbres y de los cereales. 

Se ha hecho un curioso experimento: algunas vacas sometidas a un régimen normal, pero deficiente en vitamina E, se han mostrado refractarias a la maternidad. 

Después de haber comprobado su esterilidad volvieron a darle la vitamina, E, y esos animales recuperaron su fecundidad.

Hemos visto las múltiples utilidades de las vitaminas, así como los peligros que implica la carencia de estas substancias en el organismo.

Los niños sobre todo no deben ser sometidos  a un régimen de alimentación demasiado exclusivo. Estos pequeños seres, por motivo de su crecimiento, necesitan vitaminas en cantidades considerables, pues están expuestos a ciertos trastornos graves comprendidos ahora en el término de avitaminosis.

Generalmente, esos trastornos pasan inadvertidos para las madres al principio, pero luego se acentúan y requieren la intervención de los médicos.

Si el factor de crecimiento “A” falta o es insuficiente, sus efectos se observan primeramente en la estatura y el peso. Luego aparecen la diarrea y- los vómitos, síntomas vulgares de la avitaminosis; y por último se presentan signos oculares, característicos: en el nivel del ángulo interno del ojo, la conjuntivitis se inyecta de sangre; la córnea se dobla y se atrofia. Pero ya la enfermedad pertenece al médico. 

La vitamina C es un factor de equilibrio celular. Su ausencia o su insuficiencia son graves en el adulto y producen el escorbuto.

El escorbuto, en formas atenuadas, se presenta a veces en criaturas de seis meses, y la estomatitis es su signo revelador. 

Sus síntomas más vulgares son la falta de apetito, la detención del crecimiento y las hemorragias. 

Estos síntomas son frecuentes en los niños, y pueden tener otras causas aparte de la avitaminosis C; pero, enseguida que aparecen, es preciso estudiar con cuidado el régimen y convencerse de que contiene una cantidad suficiente del factor antiescorbútico. 

La profilaxis es sencilla; consiste en la administración regular de jugo de limón, de naranja o de tomate.

Concluyamos 

De los numerosos trastornos que sufren los adultos y sobre todo los niños, mucho se deben a la ausencia de vitamina en el  régimen alimenticio. Es necesario pensar en eso y establecer contra ellos un régimen equilibrado, donde las vitaminas estén ampliamente representadas. Entre los peligros que amenazan al organismo, la carencia de vitaminas no es uno de los menores.

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