EL PRESIDENTE, EL ARTE DE LA ESQUIVA Y LOS SUPLICIOS MADE IN CHINA

11 de abril de 2023

Para cuando nuestros lectores lean esta crónica el presidente de Francia, ya habrá regresado del viaje oficial que realizó durante tres jornadas a China comunista y estará esperando un fallo trascendental del Consejo Constitucional. Corresponde a «los sabios», así le dicen al inapelable tribunal validar o no el articulado de la tan cacareada nueva ley modificativa del sistema de jubilaciones. La decisión será anunciada el viernes 14. En el instante en que escribo esta cuartilla se están produciendo otra vez manifestaciones contra esta ley en París y en otras ciudades importantes del país. Que conste: más ruido que nueces. Como se sabe el artículo crítico es el cambio de 62 a 64 años como edad de cese de actividad laboral. Resulta difícilmente cuantificable la magnitud de la parte de la ciudadanía que está opuesta, pero hay gente de sobra para provocar en las calles los desfiles que los noticiarios difunden en medio mundo, cosa a la cual ya me referí en crónica reciente.

Mientras las semanas transcurren la papa caliente la tiene en las manos la jefa de gobierno y su ministro del Interior. A la primera, una tecnócrata muy hábil que hace lo que puede ostentando la falta de carisma que la caracteriza, pudieran sustituirla cual vil fusible si se «atasca la yegüita». El segundo, cuyas tropas están en primera línea enfrentándose a los revoltosos y a los extremistas que pescan en río revuelto, esta aparentemente emboscado para ocupar el puesto que la primera dejaría hipotéticamente vacante y, cualquiera sabe, hasta para entrar en la puja que vendrá a la hora de candidatear para presidente en 2027.

Quiso el calendario que cayera justamente ahora este viaje a China que la comunicación de Palacio presenta como una gestión de paz. No es muy razonable el empeño. Xi Jinping no es un adversario sino un militante enemigo de Francia y de todo lo que huela a Occidente a empezar por los Estados Unidos. Lo mismo en el Medio Oriente que en Ucrania el hombre adopta poses de mediador, pero sus relaciones con Rusia no pueden ser mejores, le aprovechan desde todo punto de vista, le enriquecen y en su lógica ayudan a su gran designio que es imponer un nuevo orden mundial con China como epicentro.

El presidente chino que hasta ahora no ha hablado con Zelensky no tiene una posición neutra y hace todo lo que le es posible para mostrarlo de una manera ostentatoria. La diplomacia de Pekín sigue siendo muy activa y en estos momentos se está viendo con la presión que ejercen en cuanto a Taiwán. Todos los indicadores van en el sentido de mostrar para el país un futuro luminoso, cualquiera que sea el flanco expuesto. Todo gesto por sencillo que sea es presentado como «victoria en aras de la paz en este mundo lleno de turbulencias en el que vivimos». Mientras tanto se han colado en el traspatio africano de Europa y en el sudamericano de Estados Unidos sin cesar de repetir que toda ampliación de esferas de influencias que consiguen son únicamente «establecimiento de nuevas relaciones entre países soberanos que no implican veleidades hegemónicas por parte de China» la cual, sostienen, «jamás ha invadido ni intimidado a nadie».

Que nadie vaya a imaginarse, ni un segundo; que el presidente francés va a osar poner sobre la mesa el tema del respeto a los derechos humanos durante las conversaciones en curso. Afincado en su sitial en un tercer período inédito como presidente, Xi se permite hace mucho ignorar todos los organismos internacionales en la materia. Se ha visto también su manera de actuar a la hora de votar y de vetar en Naciones Unidas.

Aquí en Francia, donde una gran parte de la intelligentsia que hoy peina canas militó ardientemente en las filas maoístas siendo jóvenes, algunos entre ellos estarán atentos a la simbología que encierra la visita que los dos presidentes harán a la ciudad de GuangZhou cercana a Cantón, lugar en el cual estuvo preso XiZhongXun, padre de Xi muy implicado en el entonces abortado intento de modernizar el país. El hombre, fallecido en 2002, fue un disidente que guardó prisión y que sufrió persecución permanente entre 1962 y 1975. Existe una famosa foto en la cual se le ve siendo apaleado por los siniestros Guardias Rojos.

Algo inesperado ocurrió aquí, cerca de donde vivo, con este viaje de Macron. Añadieron a la agenda presidencial un alto camino al aeropuerto militar donde le esperaba el avión presidencial para un encuentro con niños autistas que practican el fútbol dos veces a la semana en un terreno que queda a una milla de mi domicilio. Es un programa social y deportivo en el que participa la esposa de Macron. Enterados, cualquiera sabe cómo, pero se pueden sospechar cosas, una veintena de sindicalistas trataron de acercarse con pancartas en las cuales se leía «no a los 64 años». El despliegue policial impidió que le aguaran la fiesta y junto con el alcalde pudieron permitirse unas fintas con los niños que pateaban el balón. Todo bajo la benevolente mirada de parte de la comitiva que minutos después abordó el avión: 50 grandes patronos y empresarios hicieron el viaje porque de eso también se trataba, de firmar contratos con el gigantesco mercado que representa un país ávido de productos, tecnologías y savoir faire francés.

El futuro dirá que resultará de todo este enredo que nos sirve en bandeja de plata la actualidad de la Semana Santa en curso. Personalmente veo en mi bola de cristal a los chinos apropiándose de más secretos industriales franceses en el campo de la aeronáutica; arreglándoselas para bajear a los proveedores en cuanto a los precios; y preparando para el odiado enemigo el mítico suplicio chino – la muerte de los cien pedazos – que hubiera hecho palidecer de envidia a los romanos que asesinaron al Mártir del Gólgota, un Viernes Santo.

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