POR GERMÁN ACERO E.
Exclusiva para LIBRE
Honduras tiene dos opciones: o gira hacia la democracia o se mantiene en el sistema socialista como lo ha hecho hasta ahora, durante el gobierno de Xiomara Castro, cuyos antecedentes políticos no son muy halagadores, ya que su esposo Manuel Zelaya tuvo pésimas experiencias políticas.
La crisis política hondureña de 2022 comenzó el 23 de enero cuando la presidenta electa, Xiomara Castro, desconoció la legitimidad de la junta directiva del Congreso Nacional, presidida por Jorge Cálix, luego de haber sido elegida por 79 de los 128 diputados electos.
En cuestión, la administración Castro se ha convertido en una excepción al alinearse con las dictaduras de América Latina de Cuba, Nicaragua y Venezuela, lo cual ha mostrado a Xiomara como una aliada de esas dictaduras de suma peligrosidad política en la región.
En particular, la alineación entre Caracas y Tegucigalpa se ha hecho evidente últimamente: el exministro de Defensa, José Manuel Zelaya (sobrino de Xiomara), se codeó con el ministro de Defensa sancionado por Maduro, Vladimir Padrino López, durante una reciente visita a Venezuela.
El presidente Castro también reconoció de inmediato el descarado robo electoral del dictador venezolano Nicolás Maduro. Esto ha puesto de manifiesto el papel histórico de Honduras como un puente aéreo clave para que el régimen criminal de Caracas trafique narcóticos hacia Estados Unidos.
Francisco Turcios, quien se ha hecho como un digno representante político de Honduras en Miami, se pregunta: si Honduras va hacia la izquierda socialista o hacia la democracia ya que esto es una hipótesis un tanto compleja dado las muestras políticas de Castro con dictadores.
“Porque estos dos conceptos no son mutuamente excluyentes, ya que la situación está un tanto matizada. La elección de Xiomara Castro, una representante de la izquierda, en 2021, representó un cambio tras décadas de gobierno de otros partidos.
Turcios no dudó en que la creciente desconfianza en las instituciones de Honduras podría allanar el camino para la violencia electoral en el 2025 cuando los hondureños irán a las urnas en noviembre para cambiar o dejar el mismo tinte político.
“Esto sigue siendo una preocupante tendencia regional de desilusión democrática. La sociedad civil hondureña, sin embargo, aún tiene tiempo para asegurar elecciones creíbles que fortalezcan la democracia”, aseguró Turcios.
Días después de acusar a Estados Unidos de presionar a las fuerzas armadas hondureñas para destituirla de su cargo, la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, dijo a cientos de seguidores a mediados de septiembre que no permitiría “otro golpe de Estado” en Honduras.
“Pese a que su esposo, Manuel Zelaya, fue destituido en un golpe militar en el 2009. En ese entonces sostuvo Xiomara Castro que el tratado de extradición de 112 años entre EE.UU. y Honduras fue el instrumento para coaccionar a los militares en tal complot”, recordó Turcios.
Pero las acusaciones de Castro, en ese entonces, contra el ejército hondureño fueron un ejemplo de la creciente desconfianza en las instituciones que podrían desencadenar la violencia política en el país de cara a las elecciones de noviembre próximo.
“Al acercarse las elecciones del 2025, el estancamiento político y la degradación institucional podrían allanar el camino para el surgimiento de movimientos populistas de tipo socialista y, a la vez, un aumento de la violencia electoral”, presagió el dirigente hondureño.
“Por eso es vital que Honduras, con ayuda de socios internacionales, canalice la energía del ciclo electoral hacia un rumbo pacífico que pueda restaurar la confianza en las instituciones del país y conducir a una democracia fortalecida”, dijo en tono optimista Turcios.
“Porque el gobierno hondureño ha acusado a organizaciones locales —que están rastreando acusaciones de corrupción y nepotismo contra la administración de Castro— de participar en un complot desestabilizador debido a su relación de trabajo con la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional”, trajo a colación.
“Y como si fuera poco Castro también ha atacado a sus oponentes en el Congreso hondureño, los partidos Liberal y Nacional, acusándolos de conspirar contra el gobierno de su esposa Xiomara mediante la instrumentalización de las instituciones electorales para inclinar el balance en contra del actual partido”, recalcó.
“Pero lo más vergonzoso es que las acusaciones de Castro, sobre el golpe, llegaron poco después de que el sitio de investigación InSight Crime publicara un video en el que su cuñado y diputado, Carlos Zelaya, negociaba con narcotraficantes una “donación” de $650,000 para su campaña presidencial de 2013”, recordó Turcios.
“El video parecía confirmar lo que la mayoría de los hondureños sospechaba desde la extradición a EE.UU. del expresidente Juan Orlando Hernández en 2022: el crimen organizado es un elemento central de la política hondureña”, denunció.
“Y como se sabe el escándalo también golpeó al corazón de la administración de Castro, que llegó al poder prometiendo una purga del sistema corrupto y una “refundación” del país, bajo los principios de libertad y justicia social”, recalcó una y otra vez Francisco Turcios.
“Por esto tanto el video como las acusaciones de golpe de la presidenta Xiomara han contribuido a una creciente desconfianza en las instituciones hondureñas y su capacidad para resolver disputas políticas o proporcionar justicia de manera imparcial”, aseguró.
Turcios opinó que la elección de Xiomara Castro en 2021 representó un evento histórico en la política hondureña, marcando un regreso simbólico al proyecto político iniciado por su esposo. Se esperaba que la primera presidenta de Honduras reconstruyera un “Estado socialista y democrático” pero esto no ocurrió”, añadió.
“En fin lo que se vislumbra es que la confrontación política, en aumento desde el 2021, entrará en una nueva etapa en el 2025 cuando Honduras se embarque en un megaciclo electoral, eligiendo a un nuevo presidente, un Congreso, 298 alcaldes y 20 miembros del Parlamento Centroamericano”, enfatizó.
“Honduras, de cara al futuro, deberá enfrentarse a muchos desafíos en su intento de transformar un sistema de gobierno que ha sido devastado durante mucho tiempo por la fortaleza de la élite económica, la obstinada corrupción política y los intereses intervencionistas de Estados Unidos”, recalcó finalmente.
Expertos advierten que el actual Gobierno hondureño ha desfinanciado la Unidad de Financiamiento, Transparencia y Fiscalización a Partidos Políticos y Candidatos, lo que podría abrir la puerta del crimen organizado para financiar a los políticos socialistas de izquierda y a los corruptos en la actual contienda.
A los comicios están convocados 6,3 millones de hondureños.








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