Por Rafael Soto Paz (1947)
Samuel Morse fue un espíritu versátil. Dio sus talentos a la química, a la filosofía, a la fotografía, a la pintura, al electromagnetismo. Pero su nombre ha quedado en la historia como el inventor del telégrafo eléctrico.
Durante algún tiempo se discutió si el verdadero autor de la telegrafía eléctrica era Alfred Vail o era Morse. Investigaciones recientes han demostrado a plenitud que Vail no hizo sino perfeccionar el aparato primitivo que inventara Morse.
Su nombre completo tiene cadencia de verso cuando se escribe: Samuel Finley Breese Morse el 27 de abril de 1791 en Charlestown, Massachussets. Se educa en Yale College, donde estudia química y filosofía. Después se traslada a Inglaterra a recibir clases de pintura y a su regreso a los Estados Unidos, funda en 1826 la Academia Nacional de Pintura, de la que fuera su primer director. Luego Morse se dedica al estudio del electromagnetismo aplicado a la telegrafía y en 1835 experimenta con éxito un aparato usando un hilo de media milla que extendiera en su propia casa. Exhibe al público su invento dos años después y cuando reclama el apoyo oficial para desarrollar su idea, obtiene una negativa por respuesta.
Al cabo de incontables gestiones y esfuerzos, el gobierno federal le concede treinta mil dólares para construir una línea de Washington a Baltimore. Y el 26 de mayo de 1844 se transmite el primer mensaje por la línea mencionada. El texto del mensaje es un himno a la voluntad creadora del hombre y lo redactó Miss Annie Ellsworth. Decía así: –“What hath God wrought?” (¿Qué ha hecho Dios?)
¡Y era nada menos que la telegrafía eléctrica con hilos! ¿Qué podría decirse en nuestros días de la radiodifusión? La frase del mensaje de la graciosa Annie parecerá un poco jactanciosa e impía, pero los hombres son también dioses.
En 1858, Morse introdujo la comunicación por cable en América Latina cuando estableció un sistema telegráfico en Puerto Rico, entonces una colonia española. La línea fue inaugurada el 1 de marzo de 1859, en una ceremonia flanqueada por las banderas española y americana.
Oportuno es agregar que en la vida de este insigne científico hay otros hechos que lo inmortalizan: Morse colocó el primer cable submarino que atravesó la Bahía de New York y construyó el primer daguerrotipo que existió en América.
Al comienzo de sus experimentos, Morse fue objeto de burlas, ridiculizado y escarnecido. Es el calvario de todas las figuras notables de la historia, más hoy su nombre está nimbado de grandeza, y su ingenio es uno de los que mayor influencia han ejercido en nuestra presente civilización. El propio Morse, en los finales de su vida participó de esta aureola. Cuando la muerte le llegó el 2 de abril de 1872, ya hacía un año contaba con estatua de bronce en el Central Park de New York.
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